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Cuba regresará al Borinquén para disputar la sexta edición del Clásico Mundial de Béisbol en el parque Hiram Bithorn. Allí se consumó, hace casi dos décadas, un histórico e improbable pase a semifinales en la inauguración del evento, luego de que los cubanos eliminaran a los anfitriones.
Las circunstancias, obviamente, no son las mismas de hace 20 años. En su vuelta a San Juan en 2026, probablemente la selección nacional se presente con mayoría de peloteros profesionales, ya sean contratados por su cuenta y residentes fuera de la isla, o firmados en circuitos rentados mediante la gestión de la Federación Cubana de Béisbol (FCB). En cambio, muy pequeña debe ser la muestra de jugadores que se desempeñen exclusivamente en los campeonatos domésticos.
Este era un escenario impensado para el movimiento deportivo cubano en 2006, cuando todavía se defendía a capa y espada el amateurismo con la consigna de “pelota libre sobre pelota esclava” como bandera. Hoy las visiones ya no son las mismas, pues Cuba no solo apostó por un radical giro de política con la contratación de sus peloteros en ligas profesionales, sino que en los últimos tiempos también ha dado entrada en equipos nacionales —aunque todavía de manera muy selectiva— a quienes decidieron emigrar.
Lo que sí no parece haber cambiado es la parsimonia de las autoridades competentes para definir con tiempo un mánager y su cuerpo de dirección de cara a un certamen de tan alto calibre. A finales de febrero, Armando Johnson terminó su ciclo como mentor de la escuadra y la FCB anunció que, en el plazo de una semana, presentarían al Inder nuevas opciones para el cargo.
“Podemos decir que vamos a tener un nuevo director, incluso otros cargos en esa estructura, después de las evaluaciones que hemos realizado. No solo será para el venidero Clásico, sino también en pos de enfrentar un nuevo ciclo (…) Estaremos listos el siguiente martes para hacerle una propuesta a la presidencia del Inder. Es un trabajo que aún lleva varios análisis; solo después lo haríamos público”, precisó en aquel momento Juan Reinaldo Pérez Pardo, presidente de la FCB.
Fin de ciclo: béisbol cubano busca mánager para equipo nacional
Sin embargo, ha pasado mes y medio y todavía no tenemos noticias de quién será el nuevo director. De hecho, ni siquiera se han conocido las propuestas de las autoridades. Por el momento, solo han circulado rumores sin una base sólida más allá del deseo popular.
Este no es un detalle menor. La decisión del nuevo mánager marcará los destinos de la selección nacional en los próximos tiempos. No obstante, más allá de quién sea designado, será crucial su cuerpo técnico, los recursos tecnológicos de los que dispondrá, las estrategias de preparación y la mentalidad para enfrentar desde el puesto de mando un deporte que ha evolucionado a pasos acelerados.
El grupo de la muerte: lo que viene en San Juan
Luego de tres ediciones con aventuras asiáticas en las primeras rondas del Clásico, Cuba regresará al calor del Caribe para iniciar su camino en el evento el próximo año. El movimiento, lejos de beneficiar a los antillanos, los coloca ante un panorama más exigente, pues se tendrán que enfrentar a cuatro novenas de nuestro continente con notable potencial en sus equipos.
Del 6 al 11 de marzo, en la llave A, Cuba chocará contra Puerto Rico, Canadá, Panamá y Colombia, los otros integrantes del ya reconocido como “el grupo de la muerte”. Los boricuas, al margen de ser locales, cuentan con varios peloteros de máximo nivel en Grandes Ligas que podrían unirse al roster, al igual que los norteños. Canaleros (Panamá) y cafeteros (Colombia) quizás estén un escalón por debajo en cuanto a material de MLB disponible, pero han experimentado un ascenso notable en la arena internacional.
Colombia ya enseñó las uñas en ediciones anteriores con victorias sobre México y Canadá, y también puso a sudar la gota gorda a Estados Unidos, aunque finalmente cayeron 2-3 en la edición de 2017. Por si fuera poco, un equipo de su tierra (Caimanes de Barranquilla) ganó la Serie del Caribe en 2022, en condición de invitados.
Panamá, por su parte, también conquistó la corona en el clásico caribeño de 2019 con los Toros de Herrera, que derrotaron justamente a los Leñadores de Las Tunas en la final. Además, en la más reciente edición del Premier 12 estuvieron a punto de eliminar a Estados Unidos y lograron vencer a otras naciones más fuertes como Venezuela, México y Puerto Rico.
Para Cuba, enfrentar a estos cuatro países implicará un calendario sin respiro, con muy escaso margen de error. La aventura comenzará el 6 de marzo y se extenderá hasta el día 11 en el Hiram Bithorn de San Juan. Los dos primeros de este grupo avanzarán a la siguiente ronda en el antiguo Minute Maid de Houston, ahora el Daikin Park, la casa de los Astros, donde se medirán a los ganadores del apartado que conforman Estados Unidos, México, Italia, Gran Bretaña y Brasil.
En los otros dos grupos también habrá rivalidad extrema. En Japón, los samuráis recibirán a Australia, República Checa, Corea del Sur y Taipéi de China, mientras que en Miami se verán las caras Venezuela, República Dominicana, Países Bajos, Israel y Nicaragua, en la que para muchos es la llave más desbalanceada del torneo.
Con la historia de 2006 en la memoria
Probablemente no existan recuerdos más dulces para el fanático beisbolero cubano que los del primer Clásico Mundial en San Juan, hace ya 20 años. Los batazos de Garlobo, Cepeda, Urrutia, Yulieski y compañía, la cátedra de Pestano con los arreos, las lágrimas de Maya, el dominio de Lazo y Yadel Martí son algunos de los instantes más memorables de aquel debut en tierras boricuas.
El primer episodio fue un duelo de alto voltaje contra Panamá, decidido en extra innings, con pizarra de 7-6. Un jonrón de Yulieski Gurriel puso delante a Cuba en el noveno, aunque los canaleros reaccionaron y estuvieron a punto de dejar en el campo a los antillanos. Pero el jardinero Rubén Rivera esquivó un lanzamiento pegado de Yunieski Maya que habría finiquitado las acciones.
Aquel choque dio alas a los cubanos; superaron de manera contundente a los holandeses, que todavía no eran verdugos. En el cierre de esa primera ronda, Puerto Rico nos puso los pies en la tierra con un aplastante marcador de 12-2, pero la historia no había terminado. En la siguiente fase, también en San Juan, los discípulos de Higinio Vélez desbancaron a la poderosa Venezuela, perdieron con República Dominicana y se desquitaron frente a los boricuas.
“Creo que fue el momento de mayor complejidad en toda mi carrera. Durante el partido se dieron jugadas de todo tipo y el escenario se complicó mucho más para los gráficos por la lluvia y por las tensiones extra que teníamos al estar casi junto al público. A medida que pasaban los innings, el sueño cubano de avanzar a las finales se sentía más cerca de convertirse en realidad. En el diamante, los jugadores dibujaban una noche insuperable en emociones, con dos puntos cumbres: el out en home de Ariel Pestano sobre Iván Rodríguez y el ponche al propio jugador para cerrar el partido de Vichoandry Odelín”, relató en 2023 el fotorreportero Ricardo López Hevia sobre aquel duelo que dio el pase a semifinales a Cuba.
Con ese partido terminó la historia de los caribeños en San Juan. Desde allí partieron a San Diego para vengarse de los quisqueyanos en un partido de vida o muerte que les permitiría acceder a la final con enormes faenas monticulares de Yadel Martí y Pedro Luis Lazo.
En la discusión de la corona, lamentablemente, se perdió contra los veloces japoneses.