Escuchar las voces de los jugadores en un partido de postemporada es perturbador. En juego de play off que se respete, uno no puede ni hablar con quien se sienta a su lado, mucho menos soñar con enterarse de los cruces de palabras o los vítores de los protagonistas en el diamante. Pero todo eso, en cuestión de meses, ha cambiado de manera radical.
Un virus ha silenciado las gradas del béisbol cubano, que por primera vez en la historia vive unos play off a puertas cerradas, sin la corneta pinareña, ni la conga santiaguera, ni los coros –a veces creativos, a veces ridículos– de las fanaticadas nacionales. Para seguir marcando pautas, jamás se había jugado regularmente la postemporada en horas de la mañana, aunque eso ya es normal en la pelota antillana, en permanente apagón.
A pesar del panorama desolador y de la distancia, no se puede decir que la postemporada de la 60 Serie Nacional de Béisbol haya comenzado con el pie izquierdo. En 24 horas, Industriales, Santiago de Cuba y Pinar del Río, tres de los cuatro equipos con más de 100 éxitos en estas instancias, consiguieron sendas victorias y rompieron una larga racha de 14 años.
Sí, desde finales de la 46 Serie, en el 2007, estos tres conjuntos no ganaban al menos un partido en una misma postemporada, lo cual habla claramente de lo mucho que ha cambiado el mapa y el reparto de poderes en el béisbol cubano durante la última década. Por tradición y brillo en sus vitrinas, Vegueros, Avispas y Leones siguen siendo grandes, pero sus resultados muestran una realidad diferente… al menos hasta ahora.
Los tres históricos han dado un primer paso de recuperación, tras salir delante en el play off de cuartos de final frente a tres conjuntos que, en teoría, los superan en fuerza y profundidad. Quizás esto sea solo un espejismo, pero por el momento las barras bravas del Guillermón, el San Luis y el Latino se frotan las manos ante la posibilidad del retorno de los reyes.
Lo más sorprendente es que pinareños, santiagueros e industrialistas ganaron su primer duelo de la presente postemporada con respectivas remontadas, aguantando la presión y sacando la casta que algún día los encumbró como dominadores absolutos de la pelota cubana.
De todos, los más impresionantes han sido los Vegueros, al menos para mi gusto. Basta con mirar su alineación ofensiva. Del primero al noveno hay un sinfín de agujeros, –salvo por el imperturbable William Saavedra–, pero se las han ingeniado para sacar el bate pronto en situaciones de máxima tensión.
Contra los Gallos espirituanos, líderes de la clasificación, lograron borrar dos desventajas en par chasquidos. Que si boletos, que si errores, que si suerte, que si oportunidad. Pinar produce de la nada, se inventa carreras en el aire y ahora, para mayor preocupación de los rivales, Saavedra ha vuelto a la escena tras un largo período de inactividad por lesión.
Con el inicialista en forma, los Vegueros aumentan sus prestaciones considerablemente. Él solo le remolcó cuatro de las nueve anotaciones del duelo al mejor pitcheo del campeonato. Eso, unido a la intensidad de Juan Carlos Arencibia, Luis Pablo Acosta y Lázaro Emilio Blanco, debería ser una clara señal para tomar en serio las pretensiones de los más occidentales…
Por otro lado, entonces, aparecen Liván Moinelo y Raidel Martínez como taponeros. Su presencia intimida, no solo por la velocidad (más de la mitad de los lanzamientos de Raidel superaron las 95 millas), sino porque manejan registros que la liga desconoce, incluidos los árbitros, todavía anclados a una zona de strike ficticia, fantasma, inventada en su propio libro de reglas.
A eso deben sobreponerse Moinelo y Raidel, y buscar alternativas. Por suerte para ellos, arsenal tienen de sobra. Su superioridad es abismal, y solo serán más terrenales en la medida que reciban cargas de trabajo superiores a las que están habituados en Japón.
Entonces, tenemos a Pinar del Río delante en los cuartos de final. Los Gallos, recordados siempre por su inestabilidad en postemporada, tienen que venir de atrás, remontar, borrar la historia de un plumazo. En play off, se han medido cuatro veces a los Vegueros y solo ganaron una vez, en el 2002, cuando llegaron a la final.
Algo similar sucede con Las Tunas y Granma, que saldrán este jueves a buscar su primera victoria en postemporada contra Santiago de Cuba e Industriales, por ese orden. Ojo, no su primera victoria en esta postemporada, sino en todos sus enfrentamientos históricos contra Avispas y Leones en instancias decisivas.
Los Azules llevan nueve triunfos en fila contra los Alazanes en play off desde que chocaron por primera vez en la discusión del bronce en 1990. Por su parte, los indómitos no han perdido en cuatro salidas ante los Leñadores, sumando la barrida en cuartos de final de la 47 Serie.
Mucho peso de la historia, pero el curso de esta puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.