No se suponía que Joseph Anthony “Trey” Mancini volviera a jugar béisbol. En marzo del 2020, cuando comenzaron los entrenamientos de primavera, el inicialista y jardinero de los Baltimore Orioles salía de los diamantes para tratarse un tumor maligno a causa de un cáncer de colon. Tenía solo 28 años.
Sin embargo, luego de un extenuante y prolongado turno ofensivo de quimioterapia, Trey resurgió, mostró su poder y en marzo del 2021 estaba de vuelta a la acción de Grandes Ligas. Contra todo pronóstico, se reinsertó, rindió y ganó el galardón de Regreso del Año en la Liga Americana, premio a su constancia, sacrificio y voluntad.
Ya en el 2022, no se suponía que Joseph Anthony “Trey” Mancini tuviera la posibilidad de jugar en la Serie Mundial, pero un canje el pasado 1 agosto le abrió un espacio en el casillero de los Houston Astros, que ese mismo día encargaron un fildeo decisivo y una victoria en el Clásico de Otoño.
El pedido, solicitado con casi tres meses de antelación, fue entregado este jueves en el Citizens Bank Park de Philadelphia, donde los siderales rompieron el abrazo (2-2) frente a los Phillies y se colocaron a una victoria de ganar el título de MLB por segunda vez en su historia. Mancini, a pesar de entrar al juego en el octavo capítulo por Yulieski Gurriel (lesionado), tuvo mucho que ver en el triunfo.
Precisamente, en el octavo rollo, con el empate de los Phillies en tercera y dos outs, Trey capturó de short bound un roletazo incómodo de Kyle Schwarber pegado a la raya, sacó en la inicial y liquidó la entrada. Esa, probablemente, haya sido la jugada más importante del duelo, porque puso a los Astros a tres outs de la victoria y redujo a mínimos los niveles de euforia en las tribunas.
No obstante, entiendo que muchos se decantarán por el fildeo de Chas McCormick en el cierre del noveno como el momento cumbre del partido. El patrullero devoró un larguísimo batazo de J.T. Realmuto contra las cercas del jardín central que parecía irse más allá de los límites.
“Pensé que tenía una muy buena oportunidad de salir del parque. Cuando (Chas) saltó, estaba conteniendo la respiración”, dijo Mancini, quien observó la jugada desde la distancia. Todos quedaron impactados por el fildeo, desde Justin Verlander, que celebró en el dugout de los Astros su primera victoria en Series Mundiales, hasta el relevista Ryan Pressly, quien se llevó las manos a la cabeza en el montículo.
“Sigo reproduciendo la imagen de Chas saltando contra la pared en mi mente. Creo que le debo una cerveza, o una cena, o algo así”, bromeó Pressly, quien ha demostrado ser el principal brazo del bullpen de Houston. Él ha sacado los outs que han colocado a los Astros a un triunfo de la Serie Mundial, y quizás tenga la oportunidad en los próximos días de coronar a Houston en el Minute Maid Park.
Lo mejor
El lanzador de más alta efectividad en la historia de las Series Mundiales entre todos los tiradores que al menos han completado 30 episodios, le dio la victoria a los Astros este jueves en Philadelphia. Cinco entradas, seis ponches, una limpia y cuatro jits en su cuenta fue el saldo de Justin Verlander, quien consiguió su primera victoria en el Clásico de Otoño 16 años después de su estreno en esta instancia.
Desde que debutará en postemporada con los Tigers en el 2006, el estelar derecho no había logrado hacer la cruz en la gran final del béisbol norteño, territorio maldito para él. Seis derrotas, 32 carreras permitidas y efectividad de 6.07 era el rendimiento de Verlander en Series Mundiales, absolutamente impropio para un hombre que ha ganado la Triple Corona, dos Cy Young y un premio de Jugador Más Valioso en la temporada regular.
Este jueves, con todos esos fantasmas dando vueltas, el as de Houston subió a la lomita y logró dominar a los Phillies. La aventura, sin embargo, no empezó la mejor manera, pues ese mismo equipo que no logró conectar jits el miércoles en la noche, abrió con jonrón frente a Verlander…
Kyle Schwarber le desapareció la pelota al derecho con un bombazo que salió disparado a 110.6 millas, tras cazar una recta alta en la zona exterior. Esa fue el primer aviso para Verlander, quien no podía abusar de sus envíos rápidos si quería sobrevivir al examen, sobre todo porque no tenía comando sobre ellos. La más clara evidencia es que regaló cuatro boletos, igualando la peor marca de su carrera en postemporada.
No obstante, en el cierre del segundo episodio el diestro verdaderamente entendió que debía explotar su arsenal para salir a flote. Tras dos outs, permitió sencillo de Jean Segura, concedió pasaportes consecutivos a Brandon Marsh y Schwarber, colocándose a las puertas de un abismo contra Rhys Hoskins. Pero justo ahí activó la slider, subió las prestaciones y retiró por la vía de los strikes al inicialista de los Phillies.
Ese ponche dio alas a Verlander y le devolvió la confianza en su pitcheo deslizante, el cual había marginado por completo en su primera apertura de la Serie Mundial hace una semana. En aquella oportunidad, solo el 13.3 % de sus envíos fueron sliders, porciento que subió al 29.8 en la salida de este jueves.
Si bien no se vio muy convencido de que esta arma podía aportarle resultados al inicio (solo utilizó la slider en el 10.3 % de los pitcheos en la primera vuelta de la alineación de los Phillies), después comprendió que si la tiraba más podría combinar mejor con su recta y su curva, justo lo que sucedió tras ese segundo episodio.
Apegado a este plan, Verlander se reivindicó y entregó el juego a los relevistas con ventaja y muchas dudas pasando por la cabeza de los rivales, que no habían podido castigar a uno de los hombres con peor rendimiento en la historia de las Series Mundiales. Los taponeros aprovecharon este factor y continuaron dominando hasta sellar la victoria con gran cierre de Ryan Pressly.
El cerrador de los Astros se apuntó su quinto rescate de la actual postemporada, en la cual no ha permitido carreras limpias en diez entradas de labor. A Pressly le batean .091 y se le embasan un promedio de 0.60 contrarios por entrada, prueba muy clara de su dominio abrumador.
Lo peor
El día después que toleraron el segundo no hitter en la historia de las Series Mundiales, los bateadores de los Phillies tampoco pudieron brillar ofensivamente, sobre todo porque su bateo oportuno no respondió en seis de las siete oportunidades que tuvieron con corredores en posición anotadora.
Después que Kyle Schwarber abrió el choque con un jonrón, marcando la primera ocasión que un jugador de Philadelphia conectaba un cuadrangular de apertura en un Clásico de Otoño, la ofensiva no pudo aprovechar los llamados “big innings”.
Rhys Hoskins se ponchó y dejó las bases llenas en el segundo episodio; Bryan Stott falló en el tercero con elevado al derecho y corredores en segunda y primera; Nick Castellanos fue liquidado en el quinto con un compañero en segunda pese a luchar en un turno de diez pitcheos contra Verlander; mientras Schwarber dio un roletazo a la intermedia para terminar el sexto con dos hombres a bordo.
Para completar el calvario, Schwarber también fue dominado en el octavo cuando tenía el empate en tercera y dos outs, poco después de que Jean Segura quebrara una racha de 20 turnos consecutivos sin pegar jits con hombres en posición anotadora de los Phillies.
La esperanza fue lo último que perdieron los aficionados del Citizens Bank Park, incluso, luego de que Chas McCormick consiguiera una de las atrapadas más asombrosas en Series Mundiales. Tras ese fildeo, Bryce Harper recibió boleto con dos outs y abrió la última oportunidad de la noche para Castellanos, quien terminó fallando en rodado al campo corto luego de llegar al conteo máximo.
De esa manera, la ofensiva de los Phillies cerró otra noche gris en su estadio, algo impensable a inicios de semana. Los chicos de Rob Thomson estaban on fire jugando en casa, pero en los tres choques que disputaron frente a su público solo pudieron anotar dos carreras limpias en 18.1 innings contra el mejor bullpen del negocio. En general, batearon para .128 ante los relevistas de Dusty Baker.
En estos últimos tres juegos, ocho de las nueve carreras que anotaron los Phillies fueron por la vía del jonrón. Contra el pitcheo de Houston no te dará resultado apostar por el bateo de largometraje, a pesar de la lluvia de jonrones que cayó sobre Lance McCullers en el juego tres.
Ahora los Phillies se marchan a Houston con urgencias, porque están contra la pared. La mala noticia es que el sábado tendrán que enfrentarse al zurdo Framber Valdez, el hombre que ya los dominó hace una semana.
La clave
“Sonó bien. Pensé que (Realmuto) había logrado pegarle para sacarla, pero fui sin que nada importara, me estiré y pensé que era una jugada de baloncesto. Antes yo era capaz de clavar una pelota de baloncesto, subía como un alley oop, así que ahora hice lo mismo.”
Esas fueron las palabras de Chas McCormick para explicar la bendita locura que se inventó en el cierre del noveno para asegurar con su guante la victoria de los Astros. El jardinero fue el protagonista con un fildeo especial, de los que pasan a la historia y se repiten año tras año en los resúmenes de las mejores jugadas de la postemporada.
McCormick selló una noche brutal para la defensa de Houston, que sacó de paso a fanáticos y jugadores de los Phillies, frustrados al ver que sus oponentes no dejaban que ninguna pelota pasara. “Esa es la belleza de nuestra defensa. Si cometes un error, pueden rescatarte”, dijo el relevista Ryan Pressly, consciente de que su equipo ganó el duelo con el guante.
El recital empezó temprano, con un gran salto de Jeremy Peña para dilapidar una línea sólida de Nick Castellanos con corredor en la inicial. El dominicano, recientemente nombrado ganador del Guante de Oro como el mejor torpedero de la Liga Americana, fue el mejor aliado de Justin Verlander, a quien evitó males mayores con su buen desplazamiento y potente brazo.
Esas dos virtudes salieron a relucir al inicio del cuarto inning, cuando también sacó a Jean Segura en una jugada difícil, un roletazo lento hacia adelante que fildeó limpiamente para después sacar la bola del guante en medio segundo y liquidar en primera con un misil.
Las jugadas de Peña fueron solo el comienzo del show, porque después llegaron los fildeos de Trey Mancini y Chas McCormick en el octavo y el noveno episodios, respectivamente, para helar la sangre y silenciar a los casi 46 000 fanáticos presentes en el Citizens Bank Park.
El héroe
Nunca un torpedero novato había conectado un jonrón en Series Mundiales, ni siquiera el inmortal Derek Jeter en su año de debut (1996) con los Yankees. Pero en el béisbol siempre hay espacio para una primera vez, tal y como demostró este jueves el dominicano Jeremy Peña, quien parece destinado a romper barreras.
Si hace solo unas horas fue nombrado el primer torpedero que gana el Guante de Oro en su temporada de novato, Peña no quiso quedarse atrás con su bate y despachó un largo cuadrangular que dio ventaja a los Astros en el cuarto episodio. El paracortos enganchó una curva (76.7 millas) que se le quedó colgada a Noah Syndergaard en el medio de la zona y la mandó a las gradas del bosque izquierdo.
La pelota salió disparada a 102.1 millas y recorrió 350 pies hasta perderse en la marea roja que inundó cada rincón del Citizens Bank Park. Ese fue el segundo imparable y la segunda impulsada de Peña en el partido, pues en el mismo episodio de apertura ya había remolcado a José Altuve desde la antesala con un cohete al central.
Nombrado Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, Jeremy Peña ya hace méritos para luchar por este mismo premio en el Clásico de Otoño, instancia en la que lidera a todos los bateadores involucrados en jits (ocho), promedio ofensivo (.381), slugging (.619) y OPS (1.028).
El villano
Pueden ser varios los villanos, pero me iré por el cubanoamericano Nick Castellanos, quien no pudo batear en tres ocasiones con corredores en base, dos contra Justin Verlander (tercer y quinto inning) y una ante Pressly.
Castellanos ha sido ubicado como quinto madero de los Phillies en los cinco choques de la Serie Mundial, sin embargo, se ha ido de 20-3 con ocho ponches. En ese lapso, negoció un boleto y remolcó una carrera. Nick ha estado de 4-1 con corredores en posición anotadora y se ha ido de 7-0 con el juego empatado.
Toda la culpa no puede ser para el patrullero, pues realmente tras de la victoria del viernes pocos han logrado batear. En general, los Phillies promedian .172 con corredores en posición anotadora y cuando el marcador está igualado lo hacen para .098.
Es difícil que Thomson haga ajustes en su alineación con sus primeros seis bateadores, pero debería replantearse mover algunos que no están respondiendo para restarles presión.
La polémica
En la columna de hoy traemos dos propuestas para que usted saque conclusiones.
Rob Thomson no había permitido que Noah Syndergaard trabajara a más de diez bateadores en esta postemporada, incluso, jamás intentó que sacara un out por encima de los nueve que le pidió en su única apertura. Sin embargo, eso cambió en la noche de este jueves.
En tres entradas, “Thor” llevaba buen ritmo de pitcheos por inning (38) y había retirado a ocho bateadores en fila después que permitió la primera anotación del choque con cuatro lanzamientos: doble de Altuve y sencillo de Jeremy Peña.
No obstante, Thomson quiso que abriera el cuarto episodio y enfrentara a Jeremy Peña por segunda vez, lo cual fue un error fatal. Después de seis pitcheos, el dominicano sacó la Rawlings por el jardín izquierdo y puso el juego 2-1, suficiente para que entonces le aplicaran la grúa a Syndergaard.
No sabemos si Rob lo dejó con la idea de enfrentar a un bateador más o para que retirara la entrada, lo cierto es que las dos veces que Noah le lanzó a Jeremy cedió carreras. En la segunda, pesó la ubicación de la curva, colgada en el corazón de la zona.
La otra polémica viene del banco de los Astros, donde una vez más Dusty Baker mostró mucha tolerancia con Rafael Montero. El día anterior, el dominicano había sido parte del no hitter utilizando diez pitcheos para retirar a tres bateadores en el octavo episodio.
Este jueves, Baker, con el juego 3-1, lo volvió a traer en el octavo y Montero caminó a dos de los tres primeros bateadores que enfrentó. Dusty apostó por él y dejó que se enfrentara con Segura, un bateador de mucho contacto que logró pegarle un sencillo remolcador.
Como escribimos después del segundo juego, donde Montero lanzó más de 30 envíos y sumó 28 en el octavo episodio, si Baker no tuviese profundidad en el bullpen aceptaríamos estas decisiones arriesgadas, pero dispone del mejor cuerpo de relevistas del negocio.
Para su fortuna, Ryan Pressly salió al rescate y se convirtió en el segundo relevista de los Astros (tras Brad Peacok) con un salvamento con al menos cinco outs en un choque de Serie Mundial.