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Justo 11 días después de cumplir 22 años, el receptor cubano Edgar Yoel Quero debutó en Grandes Ligas el pasado 17 de abril y cumplió el sueño de cualquier pelotero. En el Guaranteed Rate Field de Chicago, el cienfueguero apareció con arreos, peto, careta y el uniforme de los White Sox para convertirse en el cátcher antillano número 23 que juega en MLB.
Poco antes, llorando, el joven no encontraba las palabras para expresar la emoción del llamando a Las Mayores. “No way, no way”, decía en el clubhouse de los Charlotte Knights, sucursal de Tiple-A de las Medias Blancas donde comenzó la presente temporada. Justo desde esa urbe tomó un vuelo directo a la Ciudad de los Vientos y en cuestión de horas ya estaba dando de qué hablar detrás del plato.
Elegante, sobrio y con mucha confianza, Quero materializó su estreno en la derrota 8-0 de su equipo frente a los Athletics. Madero en ristre falló en tres oportunidades, con ponche incluido, y recibió un pelotazo. “Es solo un partido, el primero. Intenté divertirme y jugar duro. Ha sido realmente una buena experiencia”, aseguró el cubano tras acabar el encuentro.
Bateador ambidiestro con buena capacidad de contacto y notable disciplina, los White Sox han depositado muchas esperanzas en él, aunque también esperan explotar su inteligencia en la conducción de los lanzadores. Justo en esa parcela defensa enfocó su trabajo en la temporada baja: “Es muy importante para mí, quiero ayudar a los pitchers a ganar juegos. Por eso estoy aquí”, señaló.
Para Quero, el viaje rumbo a Las Mayores ha sido una bendita aventura, en la que siempre ha estado muy bien acompañado por su familia. Su madre, Miladys, se encontraba en Arizona cuando su hijo la llamó para comunicarle la noticia: “Has las maletas que vienes a Chicago”, le dijo y la dejó sin palabras.
Solo unas horas después, ella junto al resto de la familia estaban sentados en las gradas del Guaranteed Rate Field viendo a Edgar en acción. “Quería que amaneciera pronto para estar aquí con mi niño y disfrutar de este momento. Estoy muy orgullosa, porque el camino ha sido largo. La parte más difícil ha sido la de él, nosotros lo hemos estado apoyando como familia, pero es él quien pone los números y hace las cosas en el terreno”, aseguró MIladys.
El debut de Quero tiene una trascendencia capital para la armada cubana en MLB. Para tener una idea, en la centenaria historia de los peloteros de la isla en el mejor béisbol del mundo, la receptoría ha sido la posición con menos exponentes (23), muy por debajo del resto de los puestos del campo.
Además, con su estreno ya son dos los catchers cubanos que han visto acción en la presente campaña, algo que no sucedía desde 2016, cuando coincidieron Yasmani Grandal y Brayan Peña. Ahora la dupla la conforman dos novatos, pues JC Escarra también vive sus primeras experiencias en Grandes Ligas con los New York Yankees.
¿De dónde viene Edgar Quero?
Nacido en el municipio cienfueguero de Santa Isabel de las Lajas, Edgar Quero se formó como receptor en la cercana provincia de Villa Clara, tierra prolífica si de receptores hablamos, como son los casos de Lázaro Pérez, Alberto Martínez, Ángel López y Ariel Pestano.
Con esa influencia, Quero integró las selecciones nacionales de categorías menores y en su hoja de servicios llegó a registrar dos eventos internacionales con el equipo Cuba.
En primer lugar, participó en la Copa Mundial Sub-12 celebrada en Taipei de China, en el 2015. Allí promedió para .267 con cuatro imparables en 15 turnos (tres de ellos dobletes) y se ponchó en tres ocasiones. A la defensiva, cinco errores, un passed ball y capturó a dos rivales en las almohadillas de diez que corrieron, algo que se ajusta a las características propias del robo de bases en la categoría.
Luego, en 2018 participó en la Copa Mundial sub-15 celebrada en Panamá, donde se vio ya a otro Edgar Yoel. En la tierra istmeña, promedió para .400 (15-6, un doble, cuatro anotadas y seis empujadas, cinco boletos, tres pelotazos y jamás se fue a la banca por la vía de los strikes). A la defensiva no cometió errores, dos le robaron y tres pagaron caro el precio de querer ganar una base extra. Integró el Todos Estrellas del torneo.

En 2019, Quero salió de Cuba en busca del sueño de jugar en el mejor béisbol del mundo. Por un tiempo se le perdió el rastro mientras buscaba el desarrollo en las academias de béisbol del Caribe, pero en febrero del 2021 pactó con Los Angeles Angels por una suma de 200 mil dólares durante el periodo de firmas internacionales.
Edgar basa su valor ofensivo en el contacto, aunque la combinación de velocidad y ángulo de salida de sus batazos le proporciona excelentes probabilidades para consistentemente producir con fuerza. Además, batea a las dos manos, una ventaja en el juego moderno para evitar las formaciones especiales a la defensiva.
Viéndolo desde el lado defensivo, su brazo es fuerte. Le hemos visto tirar a la inicial de rodillas con fortaleza y sin un esfuerzo significativo. En su paso por las Menores, capturó a 110 de los 449 hombres que le salieron al robo, para un 25 % de efectividad, por lo que aún hay espacio por allí para crecer.
En su tránsito por estos niveles inferiores, ha sumado más de 300 partidos en los que ha anotado y remolcado más de 200 carreras, con OPS de .849. A los White Sox llegó en 2023 como parte de un canje con los Angelinos. Justamente, el hecho de pertenecer a una franquicia en plena reconstrucción aumentó sus posibilidades de ser llamado a Las Mayores, aunque avalado por su excelente proyección en los niveles inferiores.
En 2024 fue el mejor receptor de la Southern League, fruto de 16 jonrones, 70 empujadas y 32 extrabases. En Doble-A, vistiendo la franela de los Birmingham Barons, dejó excelentes promedios para la liga de .275/.360/.463 y un OPS de .849, con 12 cuadrangulares y 53 impulsadas. Cuando ascendió a Triple-A no fue menos, pues dejó línea ofensiva de .295/.382/.463 con cuatro tubeyes, cuatro vuelacercas y 17 impulsadas en 95 turnos al bate.
Gracias a ese desempeño, en la última semana de la pasada campaña Quero estuvo en el taxi squad de la franquicia del sur de Chicago, a un pequeño paso de jugar en la Gran Carpa. Ese salto se ha dado este 2025, contienda en la que se mantiene como uno de los 100 prospectos mejor valorados de MLB.
La historia cubana detrás del plato
El 28 de setiembre de 1912, hace más de un siglo, por primera vez un cubano calzó los arreos en un partido de Ligas Mayores. El protagonista del histórico hecho fue el joven reglano Miguel Ángel González, quien justamente ese día debutó en MLB con el uniforme de los Boston Braves en un duelo contra los New York Giants.
Con solo 22 años, “Mike”, como se le conoció siempre en el universo beisbolero, vivió su única experiencia con el uniforme de Boston, pues después se movería a Cincinnati para la temporada de 1914. No obstante, los principales éxitos de su carrera en Estados Unidos los cosechó con los St. Louis Cardinals, los New York Giants y los Chicago Cubs entre 1915 y 1932, período en el que se coronó dos veces campeón de la Serie Mundial (1921 y 1931).
Un total de 946 desafíos y 2955 comparecencias al plato acumuló el habanero con estas tres franquicias, desempeñándose fundamentalmente como receptor. En toda su trayectoria por Grandes Ligas, calzó los arreos en 867 encuentros, la tercera mayor cantidad para un cátcher cubano en MLB, y dejó un promedio de defensivo de .980 luego de 6464 innings de labor en la posición.
González siempre fue reconocido por su gran capacidad para sacar corredores de circulación. Para tener una idea, en sus 17 años de carrera, le salieron al robo 997 hombres y capturó a 463, para un elevado 46.4 % de efectividad, por encima del promedio de la liga en esa época. De 1924 a 1928, el máscara brilló en este sentido, pues puso out a 126 de los 229 estafadores que lo retaron, para un 55 % de efectividad.
Tras él, otros 22 antillanos han actuado como receptores al menos una vez en un partido de MLB. La lista la lidera Yasmani Grandal, quien suma 1114 choques detrás del plato. Esta pudiera aumentar la presente campaña si recibe el llamado al roster principal de los Boston Red Sox, con quienes firmó un acuerdo de Liga Menor hace solo unas semanas.
Grandal, dos veces All Star, ha jugado con los Dodgers, los White Sox, los Padres, los Brewers y los Pirates, dejando habitualmente huella por su gran trabajo en la conducción de los lanzadores. Además, ha sido reconocido por su capacidad para enmarcar picheos, sin obviar sus habilidades con el madero (977 imparables y 194 jonrones).
Otros cubanos que también hicieron carrera detrás del plato son Joe Azue (868 juegos como receptor) y Paul Casanova (811), quienes sumaron muchas experiencias en los diamantes de Grandes Ligas en las décadas del 60 y 70 del siglo pasado. Los otros que sumaron más de un centenar de partidos en la posición son Mike Guerra (484), Brayan Peña (437), Eli Marrero (346) y Nelson Santovenia (263).
De todos los peloteros de la isla que han visto acción con los arreos, llaman la atención los casos de Bert Campaneris, Giraldo “Chico” Ruiz, Octavio “Cookie” Rojas, Orlando “Marty” Martínez y Manuel Cueto, quienes se desempeñaron mayormente en otras posiciones.
Campaneris, por ejemplo, fue siempre torpedero, pero el 8 de septiembre de 1965, en un duelo entre California y Kansas, se convirtió en el primer jugador de la historia de MLB en cubrir las nueve posiciones en un mismo desafío. Su experiencia como receptor, sin embargo, no acabó de la mejor manera, pues se lesionó el hombro en una colisión en el plato.