Cuando hablo con seguidores del béisbol de mi generación (nacidos en los años 60) es difícil encontrar a alguno que no sea fanático de los Yankees. Puedo pecar de absoluto, pero los Bombarderos del Bronx son el equipo de la gente que en Cuba hemos visto pasar más de 60 almanaques. No es obra de la casualidad.
Aunque después de 1959 el consumo del béisbol profesional de Estados Unidos en la isla prácticamente desapareció, nuestros padres y abuelos tuvieron la oportunidad de seguir las Grandes Ligas al dedillo. A través de la radio, la televisión y los diarios, ellos vivieron las emociones de una época en la que los Yankees eran demoledores.
Para tener una idea, entre 1921 (cuando disputaron por primera vez la Serie Mundial) y 1962, la franquicia neoyorquina se quedó con 20 de los 42 títulos que se disputaron en Las Mayores. Además, en ese lapso fueron la novena con mejor promedio de ganados y perdidos (.618 en 6492 partidos) y la que más triunfos logró (3994). Sus más cercanos perseguidores quedaron a años luz:
* Cardinals: 3602 victorias, promedio de .557 y 8 títulos de Serie Mundial
* Dodgers: 3486 victorias, promedio de .539 y 2 títulos de Serie Mundial
* Giants: 3485 victorias, promedio de .540 y 4 títulos de Serie Mundial
* Indians: 3450 victorias, promedio de .534 y un título de Serie Mundial
Lo curioso es que la pasión que creció en Cuba por los Yankees no estuvo relacionada con la presencia de jugadores antillanos en la organización. De hecho, durante esas 4 décadas de tantos éxitos, solo 3 peloteros de la isla vistieron la camiseta a rayas de los Bombarderos y lo hicieron por plazos de tiempo muy cortos.
Sin embargo, el poderío de Babe Ruth, Lou Gehrig y Roger Maris, la magia de Mickey Mantle y Joe DiMaggio, la oportunidad de Yogi Berra, la clase de Phil Rizzuto y Bill Dickey y la personalidad de los managers Joe McCarthy y Casey Stengel cautivaron a los fanáticos cubanos, que quedaron para siempre enganchados con los Yankees y lograron transmitir esa afición a las siguientes generaciones.
No quiere decir que la historia cubana en los Bombarderos del Bronx sea pobre. Precisamente, para descubrir un poco más sobre las aventuras de los antillanos en esta escuadra, “El primero y el último” hoy se acerca a las hazañas, los triunfos, las derrotas, los sinsabores, las decepciones, los récords, las marcas y las curiosidades de los 21 jugadores que han militado en los New York Yankees.
El primero
La primera vez que un cubano salió al diamante con la camiseta de los Yankees fue el 20 de agosto de 1914. En el Polo Grounds y contra los Cleveland Naps, el habanero Ángel Aragón apareció como emergente y conectó un sencillo al jardín central que abrió la historia de los jugadores caribeños en la franquicia neoyorquina.
Aragón tuvo una presencia testimonial en esa campaña, pues solo participó en 6 desafíos, la mayoría de ellos como suplente. La única vez que alineó de titular fue contra Boston el 8 de septiembre, cuando se embasó en par de ocasiones por boleto y pelotazo, además de anotar una carrera y apuntarse un toque de sacrificio.
Los Yankees también contaron con los servicios de Aragón en las temporadas de 1916 y 1917, en las que acumuló 26 partidos, 77 comparecencias al plato, 8 jits y pobre promedio ofensivo de .116. No obstante, sitios prestigiosos reconocen a Ángel Aragón como el primer jugador hispano en la historia de los Bombarderos del Bronx.
Willy Miranda, Ramos, Tiant, Chapman y otros cubanos en los Yankees
Si revisamos la historia de los cubanos en los Yankees encontraremos varios nombres relevantes, como Armando Marsans, Willy Miranda, Pedro Ramos, Bert Campaneris, José Canseco, José Ariel Contreras o Kendrys Morales. Sin embargo, todos ellos pasaron períodos cortos y, en líneas generales, no lograron números sobresalientes en la Gran Manzana.
Marsans, por ejemplo, fue de los pioneros cubanos en MLB, pero en New York tuvo un recorrido discreto entre 1917 y 1918. En esas 2 campañas jugó 62 partidos y promedió .231, con 10 extrabases y 23 empujadas.
También corto fue el paso de Willy Miranda, un torpedero de manos mágicas que llegó a los Bombarderos del Bronx por petición de Casey Stengel. El mentor quería al cubano como respaldo del veterano Phill Rizzuto y por eso compraron su pase de Miranda desde los Browns a mitad de junio de 1953. De esta forma, el chico de 20 años nacido en la localidad holguinera de Velasco cumplía un sueño.
“Le dije a mi padre: ‘Mira papá, me puse el uniforme de los Yankees de Nueva York y estoy en la Serie Mundial. Esta es la cima. No puedes subir más, así que no pidas más’. Mi padre murió unos años después”, contó Willy Miranda al periodista Milton Richman en una entrevista concedida en 1977, ya retirado.
Y en efecto, Miranda estuvo en el roster de la Serie Mundial de 1953, en la que los Yankees derrotaron a los Brooklyn Dodgers. Ese fue el primer título de un cubano con la franquicia neoyorkina, en la que permaneció hasta finales de 1954. En total, jugó 140 encuentros con el plantel y dejó promedio ofensivo de .241, con solo 8 extrabases y 17 impulsadas en casi 200 viajes al rectángulo ofensivo.
Después hubo que esperar una década para que otro cubano firmara por los Yankees. El honor correspondió a Pedro Ramos, un lanzador que ya tenía años de experiencia en Washington, Minnesota y Cleveland. Su primera imagen en New York durante el cierre de la temporada de 1964 no pudo ser mejor: trabajó en 21.2 innings y 13 juegos de relevo, solo permitió 3 carreras, no concedió boletos y retiró a 21 rivales por la vía de los strikes.
Sin embargo, como los Yankees lo adquirieron en septiembre, no era elegible para jugar en la postemporada, en la que el equipo perdió la Serie Mundial con los Cardinals en 7 choques. Probablemente, con Ramos en plan estelar la suerte del duelo hubiera sido diferente.
Al año siguiente continuó como apagafuegos, pero con una mayor carga y tampoco lo hizo mal. Efectividad de 2.95 en 65 salidas (92.1 entradas), con 5 triunfos y 18 salvados fueron el saldo de Ramos, que se despidió de la organización en 1966 con récord perdedor de 3-9, 13 rescates y promedio de 3.61 limpias por cada 9 episodios.
Otro estelar lanzador cubano que defendió la camisa a rayas de los Yankees fue Luis Tiant, el antillano con más victorias (229) en la MLB. “El Tiante” llegó a los Bombarderos en 1979, ya con 38 años, y logró 21 victorias en 55 aperturas a lo largo de 2 temporadas, en las que dejó efectividad de 4.31 en 332 episodios de labor.
Y siguiendo la estela de los serpentineros antillanos en el Bronx hay un nombre que no puede faltar: Aroldis Chapman. El relevista holguinero marcó una época entre 2016 y 2022, con 2 llegadas triunfales a New York. Los Yankees primero lo adquirieron en un canje en diciembre de 2015 para posteriormente traspasarlo a los Cubs en julio de 2016, cuando el zurdo ganó la Serie Mundial en Chicago.
Pero al final de esa contienda, los Bombarderos volvieron sobre la pista del veloz caribeño al firmarlo con un contrato de 5 años y 86 millones de dólares, el más grande jamás firmado por un apagafuegos hasta ese momento. A partir de ahí Chapman escribió su historia en el uniforme de rayas, con 153 juegos salvados en 171 oportunidades, para un 89.4 % de efectividad.
Chapman se ubica en la tercera posición histórica de la organización entre los lanzadores con más rescates, justo por delante de un inmortal de Cooperstown como Rich Gossage (151). Los únicos que superan al cubano son el legendario Mariano Rivera (652) y Dave Righetti (224)
Además, en su etapa como Yankee consiguió 24 victorias y dejó un promedio de limpias de 2.94 en 315 salidas. En tanto, retiró a 453 bateadores por la vía de los strikes en 294.1 episodios de actuación, para una tasa de 13.9 estrucados por cada 9 entradas. Ningún lanzador de la franquicia ha logrado tantos ponches en tan pocos innings de trabajo.
Teniendo todo esto en consideración, muchos aseguran que Chapman es el mejor pelotero cubano en la historia de los Yankees, equipo que, como ya decíamos, recibió a varios antillanos por muy cortos períodos de tiempo y con actuaciones testimoniales. Veamos la lista completa:
* Bobby Ramos: 1 temporada en 1982/4 partidos jugados
* Bert Campaneris: 1 temporada en 1983/60 partidos jugados
* Orestes Destrade: 1 temporada en 1987/9 partidos jugados
* Tony Fossas: 1 temporada en 1999/5 partidos jugados
* José Canseco: 1 temporada en el 2000/37 partidos jugados (ganó la Serie Mundial)
* Adrián Hernández: 2 temporadas (2001-2002)/8 partidos jugados
* Michel Hernández: 1 temporada en 2003/5 partidos jugados
* José Ariel Contreras: 2 temporadas (2003-2004)/36 partidos jugados
* Juan Miguel Miranda: 3 temporadas (2008-2010)/46 partidos jugados
* Raúl Valdés: 1 temporada en 2011/6 partidos jugados
* Amaury Sanit: 1 temporada en 2011/4 partidos jugados
* Adeiny Hechevarría: 1 temporada en 2018/18 partidos jugados
* Kendrys Morales: 1 temporada en 2019/19 partidos jugados
La estrella
Seguramente muchos se decantarán en este apartado por el impacto reciente de un cerrador de calibre mundial como Aroldis Chapman, pero soy un poco más nostálgico y le doy mucho valor a lo conseguido por Orlando “El Duque” Hernández, quien arribó a los Yankees con 32 años y logró 3 anillos consecutivos de Serie Mundial con roles protagónicos.
La historia de “El Duque” es muy peculiar. Hablamos de un lanzador que había hecho llegado a planos estelares en Cuba, al punto de integrar en repetidas ocasiones la selección nacional en una época de muchas estrellas en el concierto doméstico. Hernández era uno de los ases antillanos, una leyenda de los Industriales y los equipos capitalinos, pero su historia idílica se derrumbó cuando su hermano Liván decidió abandonar una delegación en 1995.
A partir de ahí, “El Duque” fue marginado en su propio país, suspendido de las Series Nacional y condenado al ostracismo. Ante este panorama, no le quedó otra opción que salir de Cuba por vía marítima en diciembre de 1997. La travesía fue agónica, pasó varios sobresaltos y estuvo a punto de ser deportado, pero recibió asilo en Costa Rica y pudo comenzar su camino a Las Mayores.
En cuestión de meses, el experimentado serpentinero consiguió un contrato con los Yankees y debutó en Grandes Ligas el 7 de junio de 1998. Su inicio fue mágico: se convirtió en el tercer abridor en la historia de la franquicia que retira 7 entradas, con 7 ponches y una carrera permitida en su primera apertura. Antes solo lo habían conseguido Bill Hogg en 1905 y Rich Beck en 1965.
“El Duque” ganó 12 de sus primeros 21 partidos, perdió 4 y dejó notable efectividad de 3.13 en 141 entradas de labor, con 131 estrucados. Pero su leyenda comenzó verdaderamente en el cuarto partido de la Serie de Campeonato contra Cleveland, al que los Yankees llegaron después de perder 2 choques en línea. Casi al borde del abismo, el manager Joe Torre recurrió a su carta cubana, que respondió como una auténtica estrella.
En el Jacobs Field, con más de 40 mil fanáticos en contra, Hernández retiró 7 episodios en blanco, con solo 3 jits y 6 ponches en su cuenta. Ese fue la base de una blanqueada que luego completaron Mike Stanton y Mariano Rivera. Después de ese choque los Yankees fueron imparables, pues ganaron 6 duelos de forma consecutiva a Cleveland y San Diego para coronarse campeones de la Serie Mundial.
El antillano también tuvo protagonismo en la definición, pues abrió el segundo enfrentamiento de la Serie Mundial ante los Padres, a quienes aceptó solo una carrera en 7 innings, con 7 estrucados.
Al año siguiente recibió todavía más carga de trabajo. Completó 214.1 episodios en la temporada regular, realizó 33 aperturas y ganó 17 encuentros, la mayor cantidad en una rotación que reunía a verdaderas estrellas como David Cone, Andy Pettite y Roger Clemens. Su rol de estrella era una realidad y así se demostró en los playoff, instancia en la que ganó 3 de sus 4 salidas, con efectividad de 1.20 y 27 ponches en 30 entradas. La guinda del pastel de ese año, de nuevo coronado con el título de MLB, fue su premio de Jugador Más Valioso en la Serie de Campeonato contra los Boston Red Sox.
“El Duque” logró otras 3 victorias y un hold en la postemporada del 2000, cuando consiguió su tercer anillo en línea. Bendecido por los dioses del béisbol, logró algo que ningún otro pelotero cubano ha conseguido en la historia de Grandes Ligas.
La historia de Hernández en los Yankees parecía terminar en enero de 2003, cuando fue canjeado a los Expos de Montreal. Sin embargo, una lesión no le permitió lanzar ese año y en 2004 regresó a Nueva York, donde tuvo otra temporada ganadora (8-2 con efectividad de 3.30 en 15 aperturas). Ahí sí se cerró el ciclo de los Bombarderos para “El Duque”, que logró 61 victorias en 139 juegos y promedio de limpias de 3.96 en 876.1 entradas de labor.
Su mística en postemporada, su sangre fría para afrontar y rendir como una estrella en partidos de vida o muerte, lo convirtieron en una leyenda de la organización, que todavía hoy lo venera.
Para tener una idea de su impacto, en sus primeras 9 salidas en playoff consiguió 7 victorias y un hold y no perdió ningún partido. En ese lapso, trabajó 59.1 entradas, propinó 52 ponches, solo permitió 9 carreras y los rivales le batearon para apenas .169. Hasta hoy, Orlando “El Duque” Hernández tiene la mejor efectividad (1.21) de un lanzador en la historia de Yankees con al menos 55 entradas de labor en sus primeros 9 juegos de postemporada. ¡Leyenda absoluta!
El último
A mediados de 1995, la familia Cortés ganó la lotería de visas y viajó desde el Surgidero de Batabanó hasta Hialeah, en el sur de la Florida. Allí creció Néstor Jr., quien nació en 1994 y emprendió el viaje a Estados Unidos con su familia cuando solo tenía 7 meses de vida. Se desarrolló en el mundo del béisbol en los colegios de Miami, fue seleccionado por los Yankees en el draft de 2013, pero tuvo que esperar 5 años para debutar en Grandes Ligas y no lo hizo con la camiseta de los Bombarderos.
La historia de Néstor Cortés Jr. en MLB arrancó con los Orioles, con quienes lanzó 4 partidos en 2018 sin grandes resultados. Al año siguiente regresó a los Yankees y, aunque ganó 5 encuentros, dejó efectividad de 5.66 y la sensación de que era un serpentinero de la media. Sin convencer siguió peregrinando tras ser canjeado en noviembre de 2019 a Seattle, donde le fue todavía peor (promedio de limpias de 15.26).
Ligas Menores. Comenzó el curso en Triple-A y en mayo subió a Las Mayores ya de manera definitiva, porque en sus primeras presentaciones logró efectividad de 1.02, con 25 ponches en 17.2 entradas. Así se ganó un puesto en la rotación de los Yankees y realizó 14 aperturas al cierre de 2021, en las que los rivales le batearon .226.
Si consagración llegó en 2022, campaña en la que fue seleccionado al Juego de Estrellas. Ganó 12 partidos y perdió 4 en 28 salidas, dejó una efectividad de 2.44 en 158.1 entradas, con 163 ponches. Desde entonces, Cortés Jr. se ha mantenido como uno de los principales lanzadores de los Yankees, aunque en 2023 estuvo bastante tiempo alejado de los diamantes por una lesión que disminuyó su rendimiento.
En la presente campaña ha regresado saludable y hemos vuelto a ver su mejor versión. De momento, ha sumado 3 victorias a su cuenta y ya es el segundo lanzador cubano con más triunfos (27) en la historia de los Yankees, únicamente superado por “El Duque” Hernández.