La tarde-noche de este 12 de noviembre fue algo salvaje. Tras conocerse el veredicto del MVP, José Abreu comenzó a llorar y golpeó fuerte su frente con el puño cerrado. Fue un momento emocionante, visceral, que presenciaron en directo su padrino de religión, su abogado, su madre, su esposa y su pequeño hijo… y millones de personas del otro lado de la pantalla.
“Pito” recibió la noticia de manera virtual en una habitación nada glamorosa y sin orden aparente. Desde allí mostró un pedacito de su vida tal cual es, sin lujos, sin brillos excesivos, arropado por su mayor tesoro, la familia, y rodeado por objetos de mucho valor sentimental.
Por un lado se podían apreciar los Bates de Plata que ha ganado en su carrera, en la pared un cuadro que muestra su camiseta enmarcada de la selección nacional cubana –la cual vistió por última vez en el 2013– con el ya mítico dorsal 79, además de otros trofeos e imágenes.
En medio de todo aquello, sobresale una foto de su abuela; nadie tenía una presencia más fuerte que ella en esa sala. “Es mi vida, qué más podemos decir de mami”, sentenció Abreu, quebrado, con las palabras entrecortadas por el llanto.
It doesn’t get more real than this.
— Chicago White Sox (@whitesox) November 12, 2020
José Abreu is a remarkable person and player. pic.twitter.com/9rw5vMWzy1
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Apenas pudo hablar luego de convertirse en el tercer MVP cubano en la historia de las Mayores, luego de Zoilo Versalles y José Canseco, y tan solo en el cuarto jugador de los White Sox que gana el premio, siguiendo la estela de Nellie Fox, Dick Allen y Frank Thomas.
La emoción destrozó cualquier guion o planificación de los conductores de MLB Network, aunque en dos o tres sentencias mostró los valores que todo el mundo elogia. “Pito” habló de trabajo y de entrega, pero sobre todo de agradecimiento, de gratitud a sus compañeros, los de ahora y los antes; gratitud a los White Sox, los coaches, la gerencia, que confiaron en él y le abrieron las puertas de Grandes Ligas; gratitud a la familia y los fans; gratitud a Dios, por todas las bendiciones.
Después, más calmado, dijo a Inside the White Sox (blog de MLB) que es muy especial ganar este premio en un año con tantas adversidades y retos. “Me siento muy honrado y humilde. He trabajado duro para esto, aunque no me concentro en ganar premios. Se siente como un reconocimiento a todo el esfuerzo de mi carrera. Ahora mi mamá realmente puede decir que tiene un MVP como hijo”.
Toda la presentación tuvo un halo mágico. El ganador lo anunció el antesalista Josh Donaldson, MVP en la temporada del 2015, cuando también pasó por encima de subestimaciones y se impuso en los conteos, dando sentido a la verdadera esencia del premio.
Más allá de los números, uno espera que un Jugador Más Valioso pueda arrastrar a un equipo, dotarlo de una energía poderosa que permita a todos dar el máximo por el objetivo colectivo. Donaldson lo hizo en el 2015 con Toronto, y ahora Abreu ha repetido la historia con los White Sox.
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Lo mismo se aplica para Freddie Freeman, el triunfador de la Liga Nacional, quien lideró a Atlanta a pesar de las adversidades. El zurdo cayó enfermo de coronavirus justo antes de iniciar la temporada, pero regresó a tiempo para comandar a los Braves hasta la Serie de Campeonato con un rendimiento fantástico.
“Mi padre y yo estamos tomando algunas prácticas de bateo y divirtiéndonos cuando yo era un chico, y mira donde estamos ahora”, aseguró Freeman luego de unirse a nombres ilustres como Chipper Jones, Terry Pendleton, Dale Murphy, Hank Aaron y Bob Elliott, los otros MVP de los Braves desde que Baseball Writers’ Association of America comenzó a entregar el premio en 1931.
Solo cuatro veces en la historia de Grandes Ligas dos inicialistas han ganado el MVP en ambos circuitos durante la misma campaña. Los nombres de Abreu y Freeman ya son parte de esa exclusiva lista.
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Desde hace casi dos meses estamos hablando de la sólida candidatura de José Abreu al premio de Jugador Más Valioso. Su temporada fue más que consistente, tanto que terminó como puntero de la Liga Americana en jits (76), impulsadas (60), slugging (.617), extrabases (34) y bases recorridas (148).
En la historia del joven circuito, solo Carl Yastrzemski (1967) y Jim Rice (1978) habían cazado este quíntuple liderato, y lo hicieron en temporadas monstruosas, justo como la que acaba de tener Abreu, quien, además de los reinados, terminó segundo en jonrones (19), cuarto en average (.317), quinto OPS (.987).
Contra Reloj: La historia de los MVP cubanos, de Zoilo Versalles a ¿José Abreu? (+podcast)
A pesar de todo esto, un grupo importante de especialistas y fanáticos no tenía plena confianza en las opciones de Abreu como aspirante al MVP. ¿Los motivos? La figura del cubano ha pasado un tanto por debajo del radar durante el último lustro en Grandes Ligas, algo que no comprenden muy bien desde el propio seno de su franquicia.
“Es uno de los tipos más subestimados de Chicago, y no debería serlo. Se ha ganado todo lo contrario”, aseguró el ex manager del plantel, Rick Rentería. En la misma cuerda, Joe McEwing, coach de banca de los White Sox, dice que Abreu ha sido un tipo muy consistente a través de toda su carrera en MLB.
“Es un verdadero profesional, maravilloso en el clubhouse y siempre efectivo en momentos decisivos. Con lo que significa para el vestuario y lo que produce en el campo día a día, creo que debería ganar –tal vez yo sea parcial– el MVP y el Guante de Oro”, precisa McEwing.
Y justamente aquí llega un punto que puede sorprender: su trabajo con el guante. “Pito” terminó empatado con Matt Olson y Carlos Santana como los segundos inicialistas con más carreras salvadas a la defensiva en las Mayores en el 2020, solo por detrás del ganador del Guante de Oro, Evan White.
“Algo que pasa por alto, dada su producción ofensiva, es lo fuerte que ha sido a la defensa (…) Sabía que podía mejorar en esa área y llegó a los campamentos enfocado en lograrlo”, precisó el gerente general Rick Hahn, quien considera que este aspecto ha sido crucial en las valoraciones para su nombramiento como MVP.
“La gente dice que no soy un buen defensor, pero ese no es el caso. Me esfuerzo mucho, intento mejorar cada día en ese aspecto de juego, y lo he conseguido por el trabajo con Súper Joe (McEwing). Ha sido sobresaliente y hay que darle todo el crédito por lo que ha logrado conmigo”, sentenció Abreu, agradecido.
Cuando uno observa esta mentalidad solo puede pensar en tres cosas: respeto, reconocimiento y voluntad de superación, valores imprescindibles con los que debe moldearse un genuino MVP. Para José Abreu, esta tarea la ha superado de manera sobresaliente.
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El receptor James McCann siempre es uno de los últimos en marcharse del estadio tras cada partido de los White Sox. Un día de esta temporada, cuando se estaba vistiendo cerca de la medianoche para irse a casa, sintió como alguien golpeaba pelotas en la caja.
“Salí para ver quién era y allí estaba Abreu. Él había tenido algunos problemas para sus estándares en el inicio de la temporada, y me dijo después que necesitaba batear, pegarle a la bola. Tras esa noche, ya nadie podía sacarlo out”, relató McCann a MLB Network.
Explorando las estadísticas, quizás ese momento haya sucedido exactamente a mediados de agosto. Hasta esa fecha, “Pito” se había comportado como un bateador terrenal, con discreta línea ofensiva de .247/.289/.412, tres jonrones y 12 impulsadas en 21 juegos. Pero algo cambió…
El fenómeno de Mal Tiempo prendió las turbinas y consiguió una estruendosa racha de 22 partidos consecutivos pegando de jit, la más larga de cualquier jugador de Grandes Ligas durante el 2020.
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Desde el 16 de agosto –el día exacto que comenzó la cadena– hasta el final de la campaña, Abreu promedió .355/.413/.729, con 16 vuelacercas, 26 extrabases y 48 remolques. En ese lapso, los White Sox ganaron 25 partidos de 39 y aseguraron su primer boleto a la postemporada en 12 años.
¡Modo MVP on!
¿Qué nos dice esta historia? Volvemos al mismo punto, voluntad de superación, factor que ha sido una constante para “Pito” desde que debutó en Grandes Ligas en el 2014.
Quizás muchos no lo consideren así porque Abreu entró por la puerta grande en las Mayores. Después de su amarga travesía marítima para llegar de Cuba a Haití, y las posteriores tensiones en el proceso de firma, el cienfueguero comenzó con el pie derecho en su primera temporada, en la cual ganó el Novato del Año.
Sin embargo, un arranque eléctrico no necesariamente garantiza una carrera prolífera en MLB. Hay cientos de ejemplos de chicos con enorme talento que impactaron en su estreno y luego se diluyeron por las más disimiles razones, a veces ahogados por el altísimo nivel, las exigencias diarias y la necesidad de reinventarse constantemente.
#MVPito: las razones de una tendencia
Abreu comprendió esa máxima como nadie y se convirtió en un ejemplo de consistencia. La prueba es que durante sus primeras cuatro temporadas pegó al menos 25 jonrones y remolcó siempre 100 carreras o más, algo que en cientos de años de historia solo habían conseguido otros dos hombres: Joe DiMaggio y Albert Pujols. Un inmortal y otro con billete en el bolsillo rumbo a Cooperstown.
Ahora “Pito” ha escalado al siguiente nivel, si tal cosa es posible para un hombre asentado en la cúspide desde hace buen tiempo. Ha logrado traducir la estabilidad en excelencia, luego de convertirse en el vigesimosexto jugador (de 144) que gana el Novato del Año y luego el MVP.
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José Dariel Abreu, alias “Pito”, Cienfuegos, Cuba.
¿Hacen falta más cartas de presentación? Solo con esas señas ya estamos parados frente al gigante sureño que siempre agradece a Dios por las bendiciones, frente al nuevo MVP de la Liga Americana, the Most Valuable Player, el Jugador Más Valioso, el animal, el mejor bateador cubano del presente siglo…
Solo con esas señas estamos frente al líder que hincó la rodilla en el suelo durante el himno nacional, junto a su compañero Tim Anderson, para protestar por los asesinatos policiales a afroamericanos. “Simplemente vino a mí antes del juego y me apoyó. Dice mucho una persona cuando muestra tanto amor en un momento como ese”, afirmó Anderson sobre el gesto de “Pito”.
José Abreu is an MVP on and off the field.
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Abreu’s Amigos from @EastersealsChi have a special message for our #MVPito: pic.twitter.com/f6mQ7x2UX2
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Solo con esas señas ya estamos frente a un hombre que tiene tantas fotos con niños y autógrafos firmados (yo guardo el mío) como jonrones o carreras impulsadas.
Solo con estas señas ya estamos frente al guajiro de Mal Tiempo que, nada más llegar a Estados Unidos, lanzó Abreu’s Amigos, un programa que brinda oportunidades para que estudiantes con necesidades especiales desarrollen habilidades sociales en la comunidad de Chicago. No es difícil imaginar que allí lo vean como un superhéroe de carne y hueso.
“Me alegra escuchar todas las cosas buenas que la gente dice de mí, pero no hago nada para que la gente hable de mí. Todo lo que hago es de forma natural”, aseguraba José Abreu hace un tiempo, reafirmado algo que ya sabemos: él entiende que los principios básicos de la vida son sacrificarse, hacer el bien, tender la mano y ayudar a que todos a su alrededor sean mejores.
Solo esas señas deberían bastarnos para agradecer a Dios –seamos creyentes o no–, por tener a un hombre como José Abreu, MVP en el diamante y en la vida.
Genial! Pito, grande entre los grandes! Muy merecido galardón, Felicidades!