Los ecos de la Serie del Caribe de Panamá se van apagando, pero las características de la 61 edición del torneo pueden tener una incidencia determinante en el futuro de una competición que busca, a toda costa, la expansión y un mayor nivel competitivo.
En el estadio Rod Carew, los dos equipos invitados (Cuba y Panamá) se citaron en la final, en detrimento de los miembros de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC). Eso, lejos de representar un problema, es un argumento de peso para considerar la expansión inmediata de la organización y de la propia Serie del Caribe.
De momento, ya Juan Francisco Puello, presidente de la CBPC, ha dejado caer que el próximo año, en Puerto Rico, concursarían nuevamente seis equipos, aunque es muy probable que cambie el formato de competencias, con enfrentamientos entre todas las novenas y partidos de cruce, los cuales, habitualmente, atraen mucha audiencia.
Esto daría continuidad a la tendencia de crecimiento experimentada en los últimos años, tras la reinserción de Cuba en el 2014 y la sorpresiva entrada de Panamá en este 2019. Con el retorno de estos países, se recuperaron a dos fundadores de la lid en 1949.
De cara al 2020, no hay motivos para dar un paso atrás, al contrario, la mirada debe estar dirigida a la expansión. De momento, además de República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y México, miembros de la CBPC, Cuba se mantendría en el certamen en calidad de invitada, y entraría una sexta selección que saldría de la Serie Latinoamericana del próximo año.
Así lo dejó saber la propia Asociación Latinoamericana de Béisbol Profesional (ALBP) en un comunicado a los medios el pasado 28 de enero, justo cuando anunciaron que los Toros de Herrera, reforzados por peloteros de la organización, jugaría en la Serie del Caribe del 2019.
La CBPC y la ALBP están cerca de concretar un acuerdo conjunto que haga oficial las anteriores pautas, las cuales le darían un sabor especial a la venidera Serie Latinoamericana, pues sería un evento clasificatorio al clásico caribeño, el punto cumbre del béisbol en la región.
Para llegar a considerar la expansión, ha sido vital el paso que dio Panamá al acoger la 61 edición de la Serie del Caribe, la cual, de la noche a la mañana, quedó en peligro por la tensa situación política de Venezuela y el llamado de MLB para que sus jugadores no viajaran al país sudamericano, sede original del certamen en este 2019.
El cambio de plaza dio a Panamá la oportunidad de demostrar su capacidad organizativa y la calidad de su béisbol, que lucha por subir el nivel y acercarse a las grandes potencias de la región.
La actuación de los canaleros demuestra que los equipos de la ALBP pueden aportar rivalidad y competitividad al torneo caribeño, y ellos ni siquiera llegaron a la final de la Serie Latinoamericana, ganada en sus tres últimas ediciones por elencos nicaragüenses.
Justamente, los nicas y Colombia también podrían sumarse a Panamá como parte de una probable expansión. Sus ligas van en ascenso y tienen margen de crecimiento, sin obviar que cuentan con plazas de nivel (el estadio Denis Martínez de Managua y el Edgar Rentería de Barranquilla) para acoger el torneo sin dificultad.
La entrada de estas selecciones significaría una bocanada de aire para la CBPC, que se ha planteado diferentes fórmulas en los últimos años para no dejar caer la audiencia.
Primero, incluyeron los juegos finales en el 2013, y un año más tarde aceptaron la entrada de Cuba al evento como invitada. Estos movimientos han representado una ligera tabla de salvación, pero todavía no es suficiente.
La CBPC aspira a tener una competencia con más de seis equipos, en la cual todos los países puedan presentarse en calidad de miembros y no como invitados, pues esta última condición limita a las selecciones de recibir premios en metálico.
Eso ya lo ha sufrido Cuba en pasadas ediciones, tanto por sus éxitos colectivos como individuales. Recientemente, Panamá tampoco pudo cobrar un céntimo por su victoria.
Erick Almonte, presidente de la Federación de Peloteros Profesionales del Caribe, dijo que la voluntad de la CBPC es terminar con estas disposiciones, pero es fundamental llegar a acuerdos con los respectivos países para integrarlas definitivamente a la organización.
No hay claridad si todo esto puede suceder en el futuro cercano –Puello dijo que el tema de Cuba, por ejemplo, dependía de licencias políticas–, aunque, por el bien de la Serie del Caribe, la CBPC debería trabajar a fondo y apostar abiertamente por la expansión. Es un buen momento para crecer.