El viernes 28 de julio en la noche, mientras observaba el quinto partido de la semifinal entre Industriales y Santiago de Cuba, me surgió una de esas dudas que tienes que despejar si quieres conciliar el sueño. Incapaz de resolver la incógnita por mi cuenta, llamé al periodista Aliet Arzola para buscar ayuda; pero su respuesta fue un jarro de agua fría.
“Ese dato no lo tengo a mano y buscarlo me va a tomar un tiempo. Deja ver qué se puede hacer”, me dijo.
Resignado, me fui a dormir, aunque en mi cabeza no dejaba de dar vueltas la pregunta: ¿Cuántos peloteros han jugado con la camiseta de Industriales y de Santiago de Cuba? A memoria, recordaba a Alberto Bicet y Danny Betancourt, lanzadores indómitos todavía activos que vistieron la camiseta azul de los Leones como refuerzos en la edición 54 del clásico doméstico, cuando Lázaro Vargas cumplía su última campaña como mentor de los capitalinos.
Más allá de esos ejemplos, sospechaba que el artemiseño Dayán García, participante en el quinto Clásico Mundial, había jugado con Industriales y Santiago, pero no podía recordarlo con precisión. Por mucho que me exprimí la memoria, no recordé ningún otro pelotero que haya defendido los colores de los dos rivales acérrimos del concierto beisbolero nacional. Solo me quedaba la opción de esperar. Hasta que el domingo, después del mediodía, Aliet Arzola me devolvió la llamada.
“Apunta”, me dijo casi sin saludar, consciente de que estaba ansioso por resolver el misterio. “Al final no encontré nada, tuve que preguntarle a Daquinta”, añadió en referencia al estelar estadístico Benigno Daquinta, conocido por muchos como el Mister Chip cubano.
Efectivamente, Bicet, Betancourt y Dayán cayeron en el saco, pero otros 4 atletas aparecieron para mi sorpresa. Con los nombres en la mano, me puse a buscar más información y me salió esta guía de los 7 extraños casos de peloteros que han jugado con Leones y Avispas.
Wilber de Armas lo hizo primero
El primer pelotero del que tenemos constancia que jugó con Santiago de Cuba e Industriales es el habanero Wilber de Armas, muy recordado por la afición de la capital. Lo curioso es que el infielder llevó primero la camiseta indómita antes de defender los colores azules.
En la 35 Serie Nacional (temporada 1995-1996), la segunda en la carrera de Wilber, tuvo un gran desempeño con Metropolitanos. Jugando mayormente como tercera base y torpedero, el pequeño de La Lisa dejó una línea ofensiva (Average/Promedio de embasado/Slugging) de .351/.429/.521, con 22 extrabases (17 dobles y 5 jonrones), 31 impulsadas y 41 anotadas. A la defensa, cometió 6 errores en 300 lances.
Este rendimiento estable, una constante en su trayectoria por los clásicos beisboleros cubanos, le abrió la puerta para jugar como refuerzo de Santiago de Cuba en la primera Copa Revolución; evento que, se suponía, sería reemplazo de las memorables Selectivas. Como sabemos, el experimento no captó demasiada atención y casi no duró.
Pero en la edición inaugural Wilber logró codearse con un plantel lleno de estrellas: Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Gabriel Pierre, Evenecer Godínez, Fausto Álvarez, Manuel Benavides o Ariel Cutiño. Como es de suponer, no tuvo muchas oportunidades de jugar y solo consumió 17 comparecencias al plato, en las que pegó un indiscutible (doble), tomó par de boletos y un ponche.
Tras esa experiencia en 1996, Wilber de Armas regresó a Metropolitanos y no fue hasta 1999 que se convirtió en el primer pelotero que jugó con Santiago de Cuba e Industriales. En la 39 Serie Nacional, el capitalino recibió la oportunidad con los azules, en aquel momento dirigidos por Guillermo Carmona. Sus opciones en el cuadro eran reducidas, porque estaban Juan Padilla, Germán Mesa, Lázaro Vargas y Ever Bastida como los más habituales.
Sin embargo, demostró ser un jugador útil para tapar cualquier hueco y hasta tuvo su momento de gloria en postemporada, en específico en el play off de cuartos de final contra los Metros, su ex equipo. En ese duelo, Industriales perdió los dos primeros partidos y quedó al borde del abismo; pero después tejió una remontada espectacular con Wilber como protagonista en el quinto y decisivo encuentro.
El 25 de abril del año 2000, ante un Latinoamericano abarrotado, despachó par de cuadrangulares de 3 carreras y remolcó 6 anotaciones en la victoria 12-7 de los Leones, que resurgieron de sus cenizas para colarse entre los 4 grandes de aquella Serie Nacional.
De Armas estuvo dos campañas con Industriales en las que promedió .292 (99 imparables en 339 turnos oficiales), con 12 dobles, un triple y 8 vuelacercas. Tras la temporada de 2001, volvió a los Metros con una profunda sensación de decepción, justo como describió en una entrevista con Swing Completo.
“Después de haber jugado dos años en los azules, de sustituir a grandes jugadores, de tener buena temporada y buen playoff contra los Metros, pienso que mejor no lo pude hacer, hubo un cambio de dirección, entró Anglada y sencillamente no me quiso, el motivo nunca lo supe”.
Tres santiagueros de un tirón
En la 54 Serie Nacional, Santiago de Cuba no quedó entre los 8 clasificados a la segunda ronda, algo que ya se había vuelto habitual. Desde la edición 49 del clásico beisbolero, los indómitos no avanzaban a la postemporada y estaban muy lejos del equipo que ganó 6 campeonatos entre finales de los años 90 y la primera década del presente siglo.
Los malos resultados colectivos y el cambio de estructura implantado dos años antes empujaban a los peloteros santiagueros a la bolsa de refuerzos, desde donde el mentor capitalino Lázaro Vargas reclamó a tres de un tirón.
Los experimentados Danny Betancourt y Alberto Bicet, y el relevista zurdo Giorgis Cuevas fueron las selecciones indómitas de Vargas, quien además pidió al receptor guantanamero Félix Carbonell, al lanzador villaclareño Ronny Valdés y a los camagüeyanos Dairon Blanco (jardinero) y Vicyohandri Odelín (pitcher).
El llamado a Danny y a Bicet no sorprendió, a fin de cuentas, eran dos brazos veteranos y muy conocedores de la liga, algo de lo que adolecía el cuerpo de lanzadores industrialista. En cambio, la selección de Cuevas causó mucho revuelo, porque se trataba de un serpentinero prácticamente desconocido y sin demasiada carretera en los torneos de primera categoría.
Sin embargo, una reducida muestra (11 juegos lanzados y 15.1 innings) avalaba al relevista zurdo, quien tuvo efectividad de 0.59 y WHIP (Promedio de corredores embasados por entrada) de 0.98, con 8 ponches y 4 boletos durante la primera fase de la 54 Serie, vistiendo la franela de Santiago de Cuba.
Pero las cosas con Industriales no le fueron igual. Cuevas solo realizó 4 salidas con los azules, en las que dejó un altísimo promedio de carreras limpias de 10.80. En cuanto a Danny Betancourt, tampoco corrió con mucha fortuna y apenas tuvo 5 aperturas, en las que le batearon .309, con balance de una victoria y un fracaso. La excepción del trío santiaguero fue Alberto Bicet, que se metió a la afición capitalina en el bolsillo con 7 triunfos en 12 presentaciones y aceptable efectividad de 3.63.
Un todoterreno y un fantasma
Ya hemos visto que no son muchos los casos de peloteros que hayan estado con Industriales y Santiago de Cuba, pero hay otro club mucho más exclusivo al que solo pertenece Michael González, actual mentor de los Huracanes. El utility mayabequense, además de vestir la casaca de Leones y Avispas, también estuvo con Pinar del Río y Villa Clara, por lo que es el único que ha jugado con los 4 grandes de la pelota cubana.
Michael estuvo con Santiago de Cuba en la Serie 53, cuando fue seleccionado como refuerzo de los indómitos junto a Yunier Mendoza, Alfredo Despaigne, Yander Guevara, Yadir Rabí y Alberto Soto. En la primera ronda de aquel campeonato, con Mayabeque, el infielder dejó una línea ofensiva de .300/.376/.371 y los santiagueros lo llamaron, pero no destacó mucho en la tierra caliente (solo 5 remolques y average de .266 en 124 viajes al plato).
Cinco campañas más tarde, Michael completó su particular periplo por los 4 grandes del béisbol cubano cuando fue llamado como refuerzo de Industriales. En el regreso de Rey Vicente Anglada al puente de mando de los azules, el mayabequense fue una de las demandas del experimentado timonel, que también convocó a Erlis Casanova, Frank Luis Medina, Pedro León (no se incorporó al equipo por una lesión), Vladimir Baños, Rangel Ramos, Raidel Martínez, Denis Laza y Miguel Ángel Lastra.
Con Industriales a Michael le fue mucho mejor que con Santiago de Cuba. En 131 comparecencias al bate pegó 7 dobles y un jonrón, remolcó 16 carreras, anotó 12 y dejó una línea ofensiva de .316/.400/.404.
Y si Michael fue un todoterreno, tenemos el caso de un jugador que pasó por Industriales y Santiago casi de incógnito, como si de un fantasma se tratara. Hablamos del lanzador Lesnier Polanc, quien estuvo en la Serie 55 con los Leones y en la campaña siguiente con las Avispas.
Su rendimiento en esos dos cursos fue muy pobre: efectividad de 11.85 en 8 salidas, 18 carreras permitidas en 13.2 innings de labor, 2 ponches, 3 boletos y WHIP de 1.85.
León y Avispa en un mismo año
Los 6 primeros casos de peloteros que jugaron con Industriales y Santiago de Cuba lo hicieron en temporadas diferentes, pero Dayán García tuvo el honor de vestir las dos camisetas en una misma campaña. ¿Acaso eso es posible? Pues sí. En el último capítulo de la furia de refuerzos en la Serie 59, el artemiseño fue seleccionado primero por los indómitos y luego por los capitalinos de cara a los play off.
Esto, obviamente, no sucede con cualquier pelotero. Dayán es el clásico bateador que siempre se come la liga con un equipo habitualmente perdedor como los Cazadores. En tiempos de refuerzos, es normal que despertara el interés de los demás conjuntos, deseosos de contar con un madero que aporte producción estable en el lineup.
Durante la primera ronda de la Serie 59, Dayán fue justamente eso, una espada bien afilada en el rectángulo ofensivo con Artemisa. Sus promedios (.338/.423/.430) fueron de notables, y Santiago no dudó en pedirlo como primer refuerzo. Con las Avispas su OPS descendió ligeramente (de .853 a .828), pero cumplió con average de .341, 14 extrabases, 24 remolques y 26 anotadas.
Sin embargo, Santiago de Cuba no clasificó a la postemporada y su nombre quedó otra vez disponible en la bolsa de refuerzo y Rey Vicente Anglada le tiró el ojo. En la segunda ronda de selecciones, el mentor azul apostó por Dayán, quien jugó —sin grandes resultados— como antesalista de los Leones en las semifinales ante Camagüey.
Con Dayán García cierra una lista reducida de jugadores que han estado con Industriales y Santiago de Cuba, la cual quizás podría ampliarse a corto o mediano plazo, teniendo en cuenta que los movimientos de peloteros en la Serie Nacional son mucho más comunes ahora, incluso, entre dos rivales acérrimos.