El escenario más anticipado y probable para Michel Báez es que arribará a Grandes Ligas y triunfará como abridor número dos o tres en la organización de los Padres de San Diego. Hace dos días fue subido al nivel Doble-A con la sucursal San Antonio Missions, lo que le reporta la satisfacción de recorrer más de la mitad del camino en sus dos primeros años como profesional.
El natural de Mayabeque era casi un desconocido cuando partió de Cuba en 2015. El manager de Pinar del Río por aquel entonces, Alfonso Urquiola, lo solicitó como refuerzo y se aprestaba a ser el primer abridor de su provincia en el Campeonato Nacional Sub-23.
“Salí de Cuba y nadie me conocía, pero yo sabía que podía hacer grandes cosas”, le dijo el joven de 22 años a OnCuba.
Báez, como casi todos, llegó a la República Dominicana sin nada que perder. Y en menos de un año entre preparación, búsqueda de la agencia libre, showcases ante scouts y lejanía de su familia, firmó un contrato de tres millones con los Padres, cuyos ojeadores quedaron impresionados por la velocidad del espigado lanzador de 6,8 y 220 libras.
“En Dominicana tuve una preparación especial que me llevó a subir mucho la velocidad y con el control que tenía, eso fue lo que me hizo mejorar tan rápido”, aseguró
Sin complejos ante el debut en ligas menores, el antillano estuvo a la altura de confirmar su promesa. Posteó 7-2, 2.54 de efectividad en 2017 en liga Rookie y Clase-A media, dos de los niveles más elementales de las menores, donde quien falla tiene pocas esperanzas de ascender.
Su recta de 97 a 99 millas y la rompiente slider le llevaron a ser considerado entre los 100 mejores prospectos, según revistas especializadas en los Estados Unidos como Baseball America o la página de MLB Pipeline.
“Me siento orgulloso de ser el número 28 en la clasificación de Baseball America”, dijo Báez en abril pasado con la nobleza característica de su personalidad.
“Si mejoro mi slider a que salga a mayor velocidad, creo que subiré a Grandes Ligas muy pronto”, agregó.
En sus primeras aperturas de 2018, Báez no contó con la misma consistencia del año anterior. No pasó mucho tiempo para que hiciera los ajustes pertinentes en el montículo y volviera a su estado natural. Dejó marca de 4-7, 2.91 de efectividad en Clase-A avanzada, Lake Elsinore Storm, donde quebró a 92 rivales en 86.2 innings por la vía del ponche.
“Mi preparación ha sido excelente, empecé a prepararme desde muy temprano, pienso que, si empiezo como el pasado año o mejor puedan subirme a final de temporada, pero eso no lo controlo yo, solo saldré a hacer mi trabajo”, explicó.
Báez siempre tiene presente a su país en el pensamiento. De igual manera se considera un adaptado a cualquier ambiente, nada lo aleja de objetivo ni lo puede disociar de su enfoque.
Casi seguramente tocará el sueño de las Grandes Ligas en 2019. Una franquicia en reconstrucción le abrirá las puertas.
“De Cuba lo extraño todo, mi pueblo de San Felipe y en especial a mi familia. Espero verlos pronto”, añadió.
Nunca se sabe,pero con esa velocidad y si no logra incorporar otros lanzamientos corre el riesgo de acabar como Raisel Iglesias,de televisora.