No importa cuando leas esto, Cuba volvió a perder con el Reino de los Países Bajos, Netherlands, Holanda o como quiera llamársele a la nación europea. En béisbol, realmente hace más de diez años que no importa cuando leas esa sentencia; los tulipanes siempre derrotan a los antillanos con una tranquilidad y una facilidad tan pasmosa que asusta.
La película de terror, contrario a lo que muchos puedan pensar, no arrancó en el Clásico Mundial de 2013. Aquellas dos traumáticas derrotas de la novena que dirigía Víctor Mesa y que tenía en sus filas a una decena de futuros ligamayoristas, solo dio continuidad a la maldición que había comenzado par de años antes en Santiago de Veraguas y Ciudad Panamá, durante la última edición de la Copa Mundial, sustituida en 2015 por el Premier 12.
Esas urbes, castigadas por constantes aguaceros en octubre de 2011, fueron testigo de las primeras derrotas cubanas en escenarios de máximo nivel contra los europeos, que después se han dado gusto cada vez que enfrentan al equipo de las cuatro letras. En aquella oportunidad, la Naranja Mecánica beisbolera le quitó a Cuba un título mundial, y en los siguientes duelos se han enfocado en robarle el orgullo y destruirle la autoestima.
En los Clásicos, particularmente, van cuatro tropiezos en fila luego del más reciente insomnio en Taichung, Taipéi de China, donde este 8 de marzo se descorrieron las cortinas de la quinta edición del magno evento. Con unos cuantos imparables a bate quemado que cayeron en tierra de nadie y un picheo de pura maña, Países Bajos dejó en la cuneta a Cuba, que por primera vez en la historia alineó con jugadores de MLB en un torneo oficial, aunque eso no bastó para sacarnos el sambenito de los últimos años contra los tulipanes.
Lo mejor
Tras la derrota contra Países Bajos en la apertura del Clásico, Cuba no tiene mucho que celebrar, salvo la actuación del abridor agramontino Yariel Rodríguez, quien por primera vez en mucho tiempo nos transmitió la seguridad de un auténtico as.
El derecho de los Dragones de Chunichi, incluido entre los diez mejores talentos del Clásico por MLB Network, estuvo literalmente tirando fuego, al punto de que realizó los siete lanzamientos más rápidos del partido, con velocidad máxima de 98.4 millas.
El 35.4 % de sus picheos (23) superaron las 95 millas, y el 55.4 % (36) fueron de más de 90 millas. Yariel se apoyó en esa arma para caminar cuatro entradas a ritmo de una limpia y tres jits permitidos, con 65 envíos, de los cuales 42 fueron strike.
“Me sentía bien, cómodo, a pesar de que son excelentes bateadores. Planifiqué estar encima de ellos. Me hicieron una carrera con dos jits inofensivos, pero tenía que seguir y me mantuve en la misma línea trabajando con la velocidad y el slider”, comentó el serpentinero al periodista Francys Romero, a quien le aseguró que saldrán con más fuerza en los partidos que vienen.
Yariel dijo a Yordano Carmona (Pelota Cubana) que fue un poco complicado el proceso de trabajar nuevamente de abridor tras una temporada completa como relevista en Japón, pero su experiencia en este rol y la preparación realizada en los entrenamientos le ayudó a cumplir en esa función.
Frente a Países Bajos, el camagüeyano tuvo un dominio absoluto de su repertorio y combinó picheos de pura potencia (recta de cuatro costuras, cutter y sinker) con una slider devastadora que sacó de paso a los europeos. En términos generales, utilizó 23 veces este último lanzamiento y 16 de ellos cayeron en zona buena. Solo Roger Bernardina pudo conectarle un sencillo contra su rompimiento deslizante.
Aunque dejó el duelo empatado, Yariel igualó a Norge Luis Vera (2009 vs. Sudáfrica) e Ismel Jiménez (2013 vs. Brasil) con la tercera mejor marca de ponches (6) para un abridor cubano en Clásicos Mundiales, solo por detrás del santiaguero Danny Betancourt (8 vs. China en el 2013) y el holguinero Aroldis Chapman (7 vs. Australia en el 2009).
De las pocas conclusiones positivas que podemos sacar de este partido contra Países Bajos es que, si Cuba finalmente avanza a la segunda ronda, tendría un abridor de garantías en ese choque de vida o muerte.
Lo peor
Aunque el día estaba soleado y había 25 grados Celsius en el Taichung Intercontinental Baseball Stadium, los bates cubanos se congelaron frente a seis lanzadores de Países Bajos, quienes completaron nueve entradas con solo tres jits permitidos, todos dobles.
Los tiradores europeos regalaron seis boletos, pero encontraron siempre la vía para sacar los outs en situaciones complicadas, en las cuales los cubanos se vieron imprecisos y desajustados. En total, fallaron siete turnos con hombres en posición de anotar y solo Yadil Mujica pudo conectar con corredores en los senderos.
Los peores presagios se confirmaron en el mismo episodio de apertura, cuando la novena caribeña embasó a tres hombres por boletos del abridor Tom de Blok, pero Lorenzo Quintana falló en un rodado para doble play. Con esa jugada, Cuba perdió la oportunidad de marcar territorio desde temprano y dio un respiro a los holandeses, que tomaron el control absoluto del juego.
La más clara muestra es que, en los siguientes ocho capítulos, Yoelkis Guibert fue el único efectivo de la armada antillana que logró pasar por tercera base. El santiaguero, muy ajustado al bate, dio un jit, negoció un boleto y anotó las dos carreras de la isla, en ambas ocasiones remolcado por Mujica.
El resto de la tanda cubana, que no tuvo ni un solo cambio en el partido a pesar de la sequía ofensiva, naufragó en toda la línea. El estelar patrullero de los Chicago White Sox, Luis Robert Jr., se tomó tres ponches, mientras los otros profesionales (Roel Santos, Yoan Moncada, Yoenis Céspedes, Lorenzo Quintana, Yadir Drake y Erisbel Arruebarrena) se iban en blanco en 18 turnos oficiales.
Para este partido Cuba no pudo contar con los servicios de Alfredo Despaigne y Andy Ibáñez, ambos con molestias físicas, pero el mentor Armando Johnson no movió fichas. Pese a verse debajo en la pizarra y sin dinamita con el madero, el alto mando no apeló a los revulsivos de la banca, como Dayán García, Ariel Martínez o Yurisbel Gracial. Ese inmovilismo también pasó factura.
La clave
Muchos se preguntan por qué nos ganan los holandeses y las respuestas siempre se basan en los errores cubanos o en la diferencia cualitativa que existe entre los jugadores de las dos naciones. Si bien esos aspectos no pueden negarse, hay un factor determinante en los triunfos de Países Bajos sobre Cuba en Clásicos Mundiales.
Hablamos de la oportunidad ofensiva y de la facilidad para producir carreras cuando parece que no tienen manera de hacerlo. Contra el combinado de la isla en Clásicos Mundiales, los europeos han sido letales con corredores en posición anotadora desde 2013 hasta la fecha, lapso en el que le promedian .381 (16 jits en 42 turnos) con hombres en segunda y tercera.
Por si fuera poco, son muy resolutivos en situaciones límites. La más clara muestra es que, de las 31 carreras que han remolcado contra Cuba en los últimos cuatro desafíos efectuados, 16 las han impulsado con dos outs en la pizarra.
A two out, two run single for Chadwick Tromp 🇳🇱
The Dutch lead 4-1!
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— FOX Sports: MLB (@MLBONFOX) March 8, 2023
En el partido de apertura en Taichung este miércoles, lograron tres propulsadas con dos outs y batearon tres jits en nueve turnos con hombres en posición anotadora. Primero, Didi Gregorius logró el empate contra Yariel Rodríguez con un sencillo al central y después Chadwick Tromp remolcó dos anotaciones que abrieron el marcador en la sexta entrada. En ambos casos, los europeos produjeron con dos outs en la pizarra.
No podemos pensar que esto es casualidad o enseñamientos de Países Bajos con Cuba. Nada más lejos de la realidad. El equipo europeo es el tercero con más carreras impulsadas (53) con dos outs en la historia de los Clásicos Mundiales, solo superados por Estados Unidos (64) y Japón (60).
Limitar la entrada en circulación de hombres en posición de anotar y dominar cuando los innings estaban a punto de mate eran algunas de las claves más importantes para Cuba contra los tulipanes, pero no se pudieron cumplir en dos momentos puntuales.
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