Antes de cualquier juego de los Gallos espirituanos, Frederich Cepeda observa las prácticas ofensivas de sus compañeros y corrige diversos aspectos de su swing. Para ellos, no hay mejor maestro que el estelar toletero ambidiestro, uno de los bateadores más puro en la historia del béisbol cubano.
Cepeda fue el último en unirse al selecto club de seis hombres que han pegado más de 700 extrabases desde el surgimiento de la Serie Nacional. Antes, sobrepasaron la mítica marca Orestes Kindelán, Antonio Muñoz, Omar Linares, Antonio Pacheco y Lázaro Junco, pero ninguno de ellos lo hizo bateando exclusivamente con madera.
Por ello, es un privilegio contar con Cepeda como mentor en materia ofensiva, aseguran Geiser Cepeda y Sergio Barthelemy. Ellos son dos de los talentosos jóvenes que confluyen hoy en la alineación espirituana junto a los experimentados Yunier Mendoza, Dayán García y Orlando Acebey.
De conjunto, ellos catapultaron a los Gallos directo a las semifinales de la 58 Serie Nacional, resultado que ha echado por tierra los pronósticos de todos los entendidos y especialistas del béisbol en la Isla.
“Para muchos, Sancti Spíritus no estaba en la Serie”, dice a OnCuba el mentor José Raúl Delgado, quien considera que la mayoría de las personas que tienen incidencia en la opinión pública están parcializados y dejan a un lado a los equipos de menor tradición.
“Desde el principio les dije a los muchachos que se olvidaran de todo lo que escucharan y que se enfocaran en hacer el trabajo. Nuestra meta era estar entre los ocho primeros, mejorar el resultado del pasado año, cuando nos quedamos a las puertas de la clasificación, y lo conseguimos con creces, a pesar de que muchos no creían en nosotros”, afirma el manager.
Voces desde la valla
El mensaje lo confirma Orlando Acebey, quien asegura que todo el tiempo la dirección del equipo ha transmitido la idea de salir al terreno a divertirse. “Desde hace años, esto era lo que le hacía falta a los Gallos”.
Acebey fue líder en jits (139) del campeonato y no se cansó de pegarle a la bola sin piedad. Su línea de 373/415/469/884 lo confirman como uno de los bateadores con mejor tasa de contacto en la lid, un primer madero de lujo.
“Ya tengo 34 años y 15 Series Nacionales, son muchos años jugando pelota, así que no me extraño tanto por lo que he logrado”, precisa a OnCuba el versátil jugador, hijo de Rafael Orlando Acebey, uno de los antesalistas más bravos de la época dorada del béisbol cubano.
Acebey es, junto a Cepeda y a Mendoza, la voz de la experiencia en el clubhouse espirituano, aunque para la segunda ronda se les unió otra figura de mucha carretera en los clásicos domésticos: Alberto Bicet.
“Me he integrado bien al equipo. Al igual que en Santiago, soy uno de los más veteranos, y la idea es ayudar, aconsejar a los más jóvenes y aportar lo más que pueda”, destaca el santiaguero, quien ha sido un efectivo importante en las filas centrales pese a no tener una buena segunda mitad.
“Tuve un gasto físico muy grande para afrontar en perfectas condiciones la primera fase, bajé cerca de 30 libras, pero ya ahora he sentido un poco el agotamiento. De cualquier manera, he intentado ser útil en el equipo.
“He brindado mis consejos a los lanzadores, sobre todo en el tema del control. Siempre les digo que lo mejor es lanzar en prácticas a jugadores a corta distancia, y no hacer tanto bullpen”, apunta Bicet, cuya experiencia puede ser vital en la postemporada, sea cual sea el rol que ocupe dentro del staff espirituano.
El valor de los refuerzos
Otro de los hombres claves en la ofensiva de los Gallos es Dayán García, quien se sumó como refuerzo para la etapa decisiva. El intermedista fue el segundo mayor empujador del elenco en ese tramo, solo superado por Frederich Cepeda.
“Este es un equipo magnífico, donde se mezclan peloteros extraclases con figuras jóvenes de mucha proyección. Hay futuro en aquí, pero creo que también se puede apostar por un resultado inmediato”, dice Dayán, quien llegó procedente de los Cazadores de Artemisa y se ha acoplado a la disciplina central sin grandes dificultades.
“La filosofía de juego de Artemisa y de Sancti Spíritus es muy similar. Nuestros estilos se parecen mucho, por la unión colectiva, porque no hay dependencia de individualidades. Eso nos convierte en un conjunto peligroso, cualquiera puede dar el batazo”, afirma.
Precisamente, los refuerzos han sido importantes en la carrera de los Gallos hasta la semifinal, en particular el derecho camagüeyano Yariel Rodríguez, quien ganó cinco partidos, dejó a los rivales en bajo promedio de 243 (el promedio de la liga está muy cerca de los 300), y ponchó a 63 hombres en igual cantidad de entradas.
“Me tomó de sorpresa que me pidieran de primero porque no me había ido bien en la Serie con Camagüey, pero desde que llegué traté de responder a las expectativas. Me han dado mucha confianza y estoy enfocado en no defraudar a los seguidores de los Gallos”, precisa Yariel, máximo ponchador del campeonato.
José Raúl Delgado se siente muy satisfecho por el aporte de sus refuerzos, y espera que las tres nuevas figuras añadidas de cara a los play off también estén a la altura.
“Los primeros cinco muchachos han rendido, y está por ver qué nos pueden aportar los demás, aunque tengo mucha confianza en todos. Espero por su aporte, eso es lo que verdaderamente determina si pedimos bien o mal. A veces se dice que un mentor no escogió bien, pero sus cinco hombres le responden y entonces todos tienen que cambiar el discurso. Los refuerzos son una caja de sorpresas”, asevera el timonel.
La hora de la verdad para los espirituanos
Los Gallos de Sancti Spíritus afrontan la postemporada sin presión. Todos los focos de la prensa han caído sobre sus rivales villaclareños, favoritos para salir airosos en el cotejo semifinal.
“La idea es luchar al máximo, sin tensión. No vamos a decir que optamos por una cosa o por otra, solo vamos a jugar pelota”, sentencia José Raúl, quien, de ganar, pasaría a integrar un exclusivo grupo de managers que han llevado a los espirituanos a una final del clásico doméstico.
La meta es posible para Orlando Acebey, quien asegura que los espirituanos saldrán a jugar con deseos, garra e ímpetu.
“En los play off, un juego es un campeonato diferente. Lo que pase hoy, no debes dejar que incida en el resultado de mañana, por eso nuestra mentalidad es salir a luchar día a día como si fuera el último partido del año”, precisa.
“Los muchachos quieren ganar, y de verdad ya creen que es posible. Eso no lo teníamos en otras temporadas. Además, siempre se los digo, en la actual Serie Nacional gana cualquiera porque el nivel tan parejo que hay, y más con los refuerzos”, dice Acebey.
De cara a los cotejos decisivos, no cambiará la filosofía en la valla espirituana, que ha llegado lejos gracias a su espíritu colectivo. Así lo asegura el máscara Yunior Ibarra, quien no podrá estar en el diamante al ser operado de apendicitis hace alrededor de un mes.
“Uno de los detalles que nos ha llevado hasta aquí es el pensamiento colectivo. Nos mantenemos unidos en todos los sentidos. La relación entre el receptor y los lanzadores, por ejemplo, ha sido genial, porque nos han hecho interiorizar que el trabajo conjunto nos ayuda a controlar a los corredores rivales.
“Los lanzamientos rápidos, la permanente atención a las señas de viraje, y los cambios de tiempo en las paradas cuando hay hombres en base son algunos de los puntos que trabajamos los catchers con los pitchers. Estoy seguro de que eso no va a cambiar en los play off aunque sea Oscar Valdés quien juegue en la receptoría”, afirma Ibarra.
Igualmente, José Raúl Delgado piensa que cambiar los estilos a mitad de camino puede ser fatal. “Hemos llegado hasta aquí corriendo y fabricando carreras con toques de bola y velocidad. De un día a otro no vamos a buscar anotar carreras con jonrones, básicamente porque no tenemos el material para hacerlo.
“Este es un equipo diferente al de años anteriores. Ya no están Yulieski, Eriel, Monteagudo, Yero… La vida nos ha llevado a cambiar la filosofía y a aplicar un estilo que encaje con el grupo de jugadores que tenemos”, afirma el timonel espirituano.
Delgado ha sido uno de los managers más criticados durante la segunda ronda por sus continuas prácticas del toque de sacrificio –fueron los segundos que más lo practicaron–, jugada en desuso en diversas ligas del mundo.
Pero José Raúl aclara que nuestra pelota no tiene nada que ver con la que se juega en el resto del planeta. “En Estados Unidos o en Japón tienen jugadores para escoger de todo el mundo, y nosotros de un buchito de gente sacamos 16 equipos. Por lo tanto, hay que pensar un poco mejor cuando se critica el toque de bola.
“Además, es muy fácil hablar después que pasan las cosas, pero lo realmente difícil es actuar en el momento. Aquí todo el mundo dice que harían lo contrario a lo que hacemos los mentores después de las jugadas, nunca se atreven a anticiparse, que es lo que marca la diferencia en este deporte. En los play off seguiré jugando como hasta ahora, y veremos hasta dónde llegamos.”