Oswaldo José Guillén Barrios (Ocumare del Tuy, 1964) es un personaje algo estrafalario. Su manera de proyectarse ha generado siempre mucha polémica, pero nadie le puede quitar el mérito de ser el hombre que, en funciones de manager, ha acabado con tres maldiciones beisboleras a distintos niveles.
En 2005, solo cinco años después de terminar una carrera de 16 temporadas en Grandes Ligas, Ozzie llevó a los Chicago White Sox hasta la corona de la Serie Mundial, título que la franquicia no ganaba desde 1917. El venezolano puso fin a la llamada “maldición de los Black Sox”, originada en 1919 cuando varios jugadores del equipo conspiraron para perder el Clásico de Otoño ante Cincinnati a cambio de dinero.
Es cierto que después de esa sonada victoria la carrera de Guillén no ha sido un camino de rosas, pero en los últimos meses ha vivido un resurgir: primero acabó con la racha de 38 años sin ganar un campeonato doméstico de los Tiburones de La Guaira, y luego cortó la seguidilla de 14 Series del Caribe sin títulos para Venezuela.
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A la tercera fue la vencida
Ha sido un viaje eléctrico para el mentor morocho, que este viernes terminó la noche levantando el trofeo del clásico caribeño al cielo de Miami tras superar 3-0 en una cerrada final a los dominicanos Tigres del Licey. El ímpetu y la garra de los Tiburones de La Guaira, monarcas por primera vez, fueron más fuerte que la tradición de los quisqueyanos, cuyo cartel de máximos ganadores de la lid quedó en un segundo plano.
En un cambio de guion respecto a las últimas definiciones frente a novenas dominicanas (perdieron las finales de 2020 y 2023), los venezolanos consiguieron la victoria en el LoanDepot Park de Miami, que estuvo lleno de esquina a esquina (la mayor concurrencia en la historia del evento), como si fuera el estadio Quisqueya Juan Marichal o el Fórum de La Guaira, a orillas del Mar Caribe.
Los Tiburones contaron con otra gran faena monticular del derecho Ricardo Antonio Pinto, quien completó 5.2 innings en blanco, con solo cuatro jits permitidos y media docena de oponentes retirados por la vía de los strikes. Después, los relevistas Jorgan Cavanerio, Silvino Bracho, Anthony Vizcaya y Arnaldo José Hernández preservaron una ventaja de tres anotaciones a ritmo de cinco ponches 3.1 episodios de labor.
Los chicos del Licey fueron totalmente anulados, al punto que se tomaron 11 ponches, su peor cifra de todo el torneo. En total, conectaron seis imparables, pero cinco de ellos quedaron entre Robinson Canó (tres) y Kelvin Gutiérrez (dos). La jornada resultó particularmente aciaga para el cubano Yadiel Hernández, quien falló cuatro veces, tres de ellas por la amarga vía de los strikes.
El matancero tuvo un turno importante y la oportunidad de cambiar el rumbo del partido en la sexta entrada, con bases llenas y dos outs, pero fue dominado en conteo máximo con roletazo al campo corto y sentenció definitivamente a los Tigres, que ya no lograron colocar a ningún otro corredor en posición anotadora del séptimo capítulo en adelante.
Yadiel venía de dos buenos choques, con cifras múltiples de jits, pero en la final cayó en un bache, como toda la tanda dominicana, que sumó su quinto partido –de ocho– con dos o menos carreras anotadas en la presente edición de la Serie del Caribe.
Los Tiburones de La Guaira, en cambio, aprovecharon sus oportunidades y llegaron a la mitad del encuentro con margen de tres anotaciones en la pizarra. Un elevado de sacrificio de Alcides Escobar abrió la cuenta para los venezolanos en el cuarto; una entrada más tarde Hernán Pérez conectó triple con un compañero a bordo y remolcó la segunda, y luego anotó por un roletazo al cuadro de Odubel Herrera.
El impacto de Yasiel Puig
En el relato del partido no podemos excluir el trabajo del cubano Yasiel Puig, quien, pese a retirarse lesionado (tendón de la corva) a mitad del choque, dejó su huella para el plantel venezolano. El cienfueguero realizó una gran atrapada en el jardín izquierdo sobre una línea de Dawel Luugo en el mismo episodio de apertura, cuando los dominicanos tenían hombre en segunda base. Después, encendió la mecha en la quinta entrada con imparable al central, pero sintió molestias y tuvo que ser sustituido por Odubel Herrera, que anotó carrera en ese mismo inning.
Aunque no pudo terminar el duelo, no se puede negar el impacto de Puig en la presente temporada invernal con los Tiburones de La Guaira, que lo firmaron a mediados de noviembre tras un inicio lento en República Dominicana. En Venezuela cambió el chip y vivió un renacer que ha multiplicado sus opciones de regresar a Grandes Ligas, adonde llegaría con el cartel de campeón del circuito profesional morocho y de la Serie del Caribe.
También ostentan esos dos gallardetes los lanzadores Miguel Romero y Ariel Miranda. Ninguno de los dos trabajó en la final contra los Tigres del Licey, pero aportaron a la causa de los Tiburones en duelos anteriores. En total, seis cubanos llegaron a la discusión de la corona en la presente Serie del Caribe, pues Yadiel Hernández, Raúl Valdés y Jorge Martínez estuvieron con el cuadro dominicano.
Yasiel Puig salva una carrera en la alta del 1ro sobre línea de Dawel Lugo. #SerieDelCaribe2024 pic.twitter.com/vOQwrcKZYA
— Francys Romero (@francysromeroFR) February 10, 2024
Conteo histórico: Venezuela alcanza a Cuba
Con la victoria de los Tiburones, Venezuela llegó a ocho coronas en Series del Caribe e igualó a Cuba en el palmarés histórico por naciones, por detrás de República Dominicana (22 títulos), Puerto Rico (16) y México (9).
La Guaira es la quinta organización del país morocho que logra el título del clásico caribeño tras Navegantes de Magallanes (1970 y 1979), Leones del Caracas (1982 y 2006), Águilas de Zulia (1984 y 1989) y Tigres de Aragua (2009).
Los Tigres del Licey, por su parte, se quedaron con las ganas de alzar su duodécima corona y de convertirse en el segundo equipo con dos títulos consecutivos en el evento en el presente siglo. Los únicos que habían logrado dos cetros seguidos en este lapso son los Criollos de Caguas (2017 y 2018).