Yulieski Gurriel, como pocos, despierta sentimientos encontrados. Podríamos pensar que es un fenómeno visible exclusivamente entre la fanaticada cubana, pero en realidad trasciende fronteras. En Estados Unidos, por ejemplo, el prestigioso analista de The Athletic, Keith Law, dijo que el espirituano era un mal primera base, pero Mike Petriello, en el sitio oficial de MLB, aseguró hace un par de semanas que muchos aficionados no cercanos a los Astros podrían sorprenderse de cuán bueno era el inicialista de 37 años.
Esos dos puntos de vista, defendidos por expertos con suficientes argumentos y conocimientos para probar sus tesis, son una evidencia más de que no podemos quedar indiferentes ante el “fenómeno Gurriel”, el pelotero cubano que más expectación mediática ha generado durante los últimos 20 años. En ese lapso, nadie ha estado sometido tan insistentemente al agudo escrutinio popular, tan benévolo como cortante, según los tiempos que corran.
Un capítulo más de esa novela hemos vivido en las últimas horas, tras conocerse la victoria de Yulieski Gurriel en la carrera por el Guante de Oro como mejor primera base de la Liga Americana. El premio, con un valor histórico impresionante, ha merecido elogios de múltiples especialistas y de la comunidad beisbolera, pero también algunos han llegado a calificar de “robo” este reconocimiento, lo cual nos ha invitado a profundizar en el asunto.
¿Merecía o no Yulieski Gurriel el Guante de Oro? Agárrese, que hay turbulencias a la vista.
De entrada, podemos decir que el espirituano no era el principal candidato para ganar el Guante de Oro de este 2021. Si bien había sido nominado finalista por tercer año consecutivo, todo el favoritismo recaía en Matt Olson, el primera base de Oakland que se llevó el premio en 2018 y 2019.
Por ejemplo, en sus predicciones de los ganadores del Guante de Oro, el reputado sitio Bleacher Report se inclinaba por Olson, quien lideró a los inicialistas de la Liga Americana en Carreras salvadas a la defensiva (6), y sobresalió por su fluidez de movimientos y limpieza a la hora de fildear.
En un careo particular con Yulieski, Olson sacó ventaja en estadísticas clásicas como jugadas de doble play (98 por 95), total de lances (1235 por 1149), outs realizados (1156 por 1057) e innings al campo (1338 por 1222), mientras quedaron igualados en errores (seis) y promedio defensivo (.995). No obstante, el chico de Oakland adelantó al cubano en dos importantes métricas modernas como Ultimate Zone Rating (UZR) y Outs Above Average (OAA).
La primera de ellas mide el rendimiento defensivo de un jugador en función de los errores, el rango de alcance y la habilidad para el doble play. Por su parte, el OAA —herramienta creada gracias a la tecnología de Statcast— permite saber cuántos outs ha ahorrado el defensor, basado la distancia recorrida y el tiempo empleado para fildear una bola, así como la velocidad de los corredores en turno.
Con la ventaja en estos dos departamentos, la balanza podía inclinarse a Olson, pero Gurriel también tenía puntos a favor. Por ejemplo, con 100 innings menos que su contrario, el cubano lo superó en asistencias (86 por 73) —apartado que lideró entre todos los inicialistas de la Liga Americana— y en Factor de Rango por cada nueve entradas (8.42 por 8.26), estadística que mide el alcance de cada fildeador.
En otro orden, Gurriel lideró a todos los inicialistas de la Liga Americana en Out of zone plays made (OOZ por sus siglas en inglés), métrica que refleja el número de jugadas realizadas por un fildeador fuera de su zona. Esto no extraña demasiado, dada la tendencia de los Astros de acudir a los Shifts (formaciones especiales a la defensiva), lo cual forzó al cubano a moverse más de lo común lejos de su terreno de influencia. En total, Yulieski contabilizó 37 jugadas fuera de su zona, superando por amplio margen a Olson (27) y Walsh (22), los otros dos finalistas al Guante de Oro.
Si esto no fuera suficiente, hay otros puntos a favor del espirituano en la carrera por el premio como mejor defensor de la primera base en la Liga Americana, como su liderazgo entre todos los inicialistas del joven circuito en dos métricas avanzadas:
Total Zone Runs: estadística que mide el número de carreras por encima —o por debajo— del promedio que valió un defensor en función del número de jugadas realizadas. (Yulieski ha liderado este apartado entre todos los inicialistas de MLB en cada una de las tres últimas temporadas).
Revised Zone Ratings (RZR): estadística que mide la proporción de las conexiones bateadas hacia la zona del fildeador que finalmente fueron convertidas en out. (Yulieski lideró la Liga Americana con un RZR de .820, mientras Olson terminó con .770 en la séptima posición)
Además, Gurriel fue puntero en el Índice defensivo de SABR (Society for American Baseball Research), el cual representa aproximadamente el 25 % del proceso de selección de los Guantes de Oro, dejando el 75 % restante a los votos de gerentes y entrenadores.
En este último aspecto, se tienen en consideración todas las estadísticas mencionadas anteriormente, pero el voto está condicionado también por la apreciación personal de los ejecutivos y los coaches, y, contrario a lo que dice Keith Law, muchos piensan que Yulieski es un gran primera base.
Esa idea viene dando vueltas desde hace bastante tiempo, concretamente durante los últimos tres años, en los cuales Gurriel ha sido finalista al Guante de Oro. Aunque muchos se empeñen en decir lo contrario, nadie adquiere ese estatus por casualidad, y menos en el caso del espirituano, quien ha tenido que reinventarse luego de 15 años de trabajo en tercera base y ni un solo minuto empleado en la defensa de la inicial.
Desde su llegada a Grandes Ligas, Yulieski ha sabido aprovechar la experiencia acumulada en la antesala y, en menor medida, en la intermedia y el campo corto para que su transición hacia el primer cojín no fuera tan brusca. En el proceso, ha impresionado por sus manos, su desplazamiento natural y su espectacular capacidad para salvar tiros erráticos (enterrados o desviados) de los otros jugadores de cuadro.
Deberíamos cuestionarnos cuál es su clave, pero esta pregunta es demasiado ingenua. Si Yulieski Gurriel se ha convertido en un defensor calibre Guante de Oro en una posición que no conocía hace cuatro años, se debe única y exclusivamente al trabajo constante, al afán de superación y, por supuesto, al talento.
Hace cuatro años, cuando estaba dando sus primeros pasos en la inicial, a sus entrenadores A.J. Hinch, Don Kelly y Joe Espada les llamaron mucho la atención sus sesiones diarias de entrenamiento, en las cuales Yulieski recibía cientos de tiros enterrados desde todas las posiciones.
“Trabaja en ello todos los días. Lo tiene como parte de su rutina. Comenzó con eso hace un par de años y lo hace todos los días. La repetición ayuda. La coordinación mano-ojo ayuda. Nunca entra en pánico. Tiene manos suaves”, dijo Hinch en el 2017, la primera temporada completa de Yulieski en las Mayores.
El tiempo ha pasado y en este 2021 Yulieski ha pasado a la historia como el segundo inicialista en la historia de los Astros con un Guante de Oro, algo que antes solo había conseguido en 1994 el legendario Jeff Bagwell, exaltado al Salón de la Fama.
Además, ha conseguido el premio a la excelencia defensiva justo en la misma temporada que ha ganado el título de bateo de la Liga Americana, algo que solo habían logrado 18 jugadores desde 1957, cuando comenzaron a entregarse los Guantes de Oro.
El primero en conseguir este particular doblete fue Hank Aaron en 1959, y después le siguieron Roberto Clemente, Carl Yastrzemski, Pete Rose, Dave Parker, Fred Lynn, Keith Hernández, Tony Gwynn, Willie McGee, Kirby Puckett, Bernie Williams, Larry Walker, Ichiro Suzuki, Derrek Lee, Joe Mauer, Carlos González, Dee Gordon y finalmente Mookie Betts. La lista, como podemos apreciar, está repleta de nombres ilustres, incluidos seis inmortales de Cooperstown.
Pero lo más impresionante es que ninguno de ellos logró ser campeón de bateo y Guante de Oro en una misma temporada con más de 35 años de edad, y solo tres (Clemente, Walker e Ichiro) lo materializaron después de cumplir los 30 años. Yulieski se ha apuntado este doblete con 37 primaveras.
Nunca un inicialista tan longevo había conseguido un Guante de Oro, de hecho, hay que remontarse a 1964 para encontrar a otro primera base (Vic Power) con más de 36 años de edad con este galardón.
El último inicialista de la Liga Americana ganador del Guante de Oro con más de 35 años de edad fue John Olerud en el 2003, cuando había jugado más de 15.700 entradas como primera base en su carrera. Gurriel, con 37 años, no llega ni a 5000 episodios como defensor del primer cojín.
Todos estos detalles han provocado la admiración de una parte considerable de la comunidad beisbolera cubana, de los especialistas de las dos orillas y, sobre todo, de los compañeros de Gurriel en el diamante, como el boricua Carlos Correa, rendido a sus pies: “Tener a Yuli en primera nos hace el trabajo mucho más fácil a los infielders. Como torpedero, yo solo lanzo la bola y sé que él la va capturar de alguna forma. Ha pasado mucho tiempo para él. Estoy tan feliz y orgulloso de él. Nadie lo merece más.”