“No broken bones I’m a savage!”
Cuando traducimos esta frase (“Sin huesos rotos, soy un salvaje”), nos queda la sensación de que su autor es una especie de súper héroe, un ser indestructible, lo cual reafirmamos al saber que el sujeto en cuestión, solo días antes de escribirla, sufrió un crudo accidente automovilístico.
Viajando en un Ferrari, a alta velocidad por una autopista tejana, el conductor, sin cinturón de seguridad según la policía de Dallas, salió disparado luego de que el auto se volcara varias veces. Vistas cada una de esas variables, es milagroso que la historia no haya tenido un final trágico, aunque, si nos fijamos en el protagonista de misma, el desenlace guarda mucho más sentido.
Hablamos de Errol Spence Jr., boxeador de raíces jamaicanas que, según los registros de múltiples plataformas especializadas, no pierde un combate desde el 2012, cuando sucumbió en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Londres frente al ruso Andrey Zamkovoy, a la postre medallista de bronce.
En este lapso, Spence Jr. ha sido literalmente indestructible. De hecho, su accidente del 10 de octubre del 2019 se produjo solo 12 días después de superar en el cuadrilátero al estelar Shawn Porter, en una disputa por los cinturones de los pesos welters del Consejo Mundial de Boxeo y la Federación Internacional de Boxeo.
De eso se trata la vida del pugilista norteño: visualiza un objetivo y lo cumple. “Su determinación es espectacular. Él ya era un gran atleta. Yo solo le he enseñado hacia dónde dirigirse, él acata y busca llegar a la meta a su manera”, dice su entrenador Derrick James, probablemente la persona que mejor lo conozca en el mundo.
James recuerda haber visto por primera vez a Spence Jr. en un gimnasio al sur de Dallas cuando era un joven amateur. “Hacía lo mismo una y otra vez en el ring”, asegura el preparador, quien entonces se acercó a su padre para alertarlo de aquellas “manías” y recibió como respuesta una invitación para trabajar con el chico.
Ahí comenzó a gestarse una alianza dorada. Spence Jr., un chico nacido Long Island, New York, y criado en DeSoto, un suburbio al sur de Dallas, se convirtió en uno de los peleadores más implacables del profesionalismo contemporáneo (récord invicto en 27 combates con 21 KOs), todo bajo la tutela de James, quien pasó de ser entrenador en un gimnasio a moldear a uno de los boxeadores más exitosos de la historia reciente.
Yordenis Ugás y las peleas de su vida
Yordenis Ugás “arrolla” al ritmo de la Conga de Los Hoyos; es su naturaleza. Allí, en ese barrio santiaguero, creció y apuntó rápido a la cima, rumbo a la cual sigue escalando casi tres décadas después de dar sus primeros pasos en el deporte de los puños.
Ambición, talento, humildad y seriedad han sido las claves en la carrera del peleador indómito, campeón mundial amateur en Mianyang 2005 –cuando solo tenía 19 años–, medallista de bronce olímpico en Beijing 2008 y, actualmente, monarca de la Asociación Mundial de Boxeo en el circuito profesional.
Entre su primer gran título en el 2005 y el último, logrado en el 2021 tras vencer sin objeciones al legendario Manny Pacquiao, hay un espacio de 16 años, pero dentro de ese período, a su vez, hay dos vacíos puntuales que confirman algo: la vida de Yordenis Ugás no ha sido tan fácil como lo puede pintar su palmarés.
En el 2010, 11 meses después de alejarse del equipo nacional cubano con la idea de emigrar y pelear profesional, finalmente Ugás se fue en una lancha rumbo a México y cruzó la frontera para establecerse en Estados Unidos. Detrás quedó todo, su prominente carrera amateur, su tierra y su familia, a la cual no volvió a ver en más de ocho años.
“Como emigrante he sufrido lo mismo que todos los que se van: la separación. Es un gran dolor, uno se va de Cuba, pero Cuba no se va de ti. El lugar de dónde venimos nunca se olvida, no importa el éxito o el dinero y no ha sido fácil la vida de uno por nacer en un país dirigido por gente que piensa que los ciudadanos son sus esclavos y una decisión profesional puede ser tomada como traición”, dijo Ugás en una entrevista a Play Off Magazine sobre los retos que ha enfrentado tras irse de Cuba hace ya más de una década.
Otro bache significativo en la carrera de Ugás, este de 27 meses sin competencias entre mayo del 2014 y agosto del 2016. Dos derrotas consecutivas ante los norteños Emmanuel Robles y Amir Iman derrumbaron sus planes y mellaron su confianza, al punto de que decidió colgar los guantes.
“Mi medidor era mediocre, 15-3, no estaba bien para la historia que tenía como boxeador a nivel mundial y olímpico. Entonces me fui del boxeo completo, aunque siempre supe que podía volver porque todavía estaba entero y solo había perdido peleas supercerradas”, aseguró Ugás, quien, en efecto, regresó a librar algunas de las peleas más duras de su vida.
De vuelta al AT&T Stadium
El AT&T Stadium es el feudo de los Dallas Cowboys, uno de los equipos más laureados en la historia de la NFL. Pero el recinto, además de ser una de las plazas sagradas del fútbol americano en los últimos 13 años, ha servido también de escenario para algunas de las más importantes peleas de boxeo profesional en la anterior década.
Por allí han pasado Manny Pacquiao, “Canelo” Álvarez, Antonio Margarito o el hijo pródigo de DeSoto: Errol Spence Jr., quien justamente en ese escenario –frente a casi 17 000 espectadores– retuvo los cinturones de los pesos welters del Consejo Mundial de Boxeo y la Federación Internacional de Boxeo hace ya 14 meses, tras derrotar a Danny García.
Esa fue la primera pelea de Spence Jr. después de volar por los aires en el mencionado accidente con su Ferrari a finales del 2019, y la última hasta la fecha, porque su único combate pactado para el 2021 (contra Pacquiao) se frustró por un desagarro en la retina de su ojo izquierdo que lo mandó al quirófano.
Quien no ha peleado nunca en el AT&T Stadium es Yordenis Ugás, pero lo hará, y pronto. El próximo 16 de abril, el santiaguero chocará ante Spence Jr. en un histórico combate por la unificación de los títulos del Consejo Mundial de Boxeo y la Federación Internacional de Boxeo, en poder del estadounidense, y el de la Asociación Mundial de Boxeo, perteneciente al antillano.
La fecha trae grandes recuerdos para Spence Jr., quien precisamente el 16 de abril del 2016, hace ya seis años, se convirtió en el primer hombre que noqueaba a Chris Algieri. Aquella victoria, además, fue el empujón definitivo en sus aspiraciones de pelear por títulos profesionales.
Pero Ugás no piensa ahora ni en fechas, ni en escenarios, ni en casualidades. Si Spence Jr. permanece invicto en 27 peleas, el cubano solo ha perdido un combate desde agosto del 2016, y en esa derrota los jueces terminaron abucheados porque la inmensa mayoría de los presentes en el Dignity Health Sports Park de California vieron ganar al cubano.
El santiaguero llegará, además, con las pilas cargadas y la motivación por las nubes. Nunca antes un boxeador cubano ha peleado por tres cinturones en una misma cartelera, lo cual le confiere un carácter histórico y trascendental a este pleito, independientemente del resultado.