Julio César la Cruz ya es campeón olímpico. Implacable, reinó en la capital brasileña hace cuatro años, cuando borró todos los fantasmas de su derrota en Londres 2012. Pero el hecho de tener ya la corona bajo los cinco aros no frena al camagüeyano, quien quiere repetir en la lid estival de Tokio.
Lo que muchos no sabes es que ese sueño estuvo a punto de irse por la borda hace poco más de un mes, justo cuando Julio César debía buscar su boleto a Tokio 2020.
“El 20 de marzo me vi unas ronchas raras. El 22 partíamos a Argentina. Varicela. No iba a poder competir. Me iban a llevar, pero difícilmente podría optar por la clasificación. Me hubiese perdido Tokio”, relató el agramontino a la agencia Prensa Latina.
La Cruz cuenta hoy el suceso con normalidad, aliviado, pero en aquel momento debe haber sentido como todo el mundo se derrumbaba a sus espaldas, pues sus opciones de subir al cuadrilátero en el Preolímpico de Argentina eran muy reducidas.
Sin embargo, la propagación del coronavirus y el aumento radical de casos en todo el mundo forzó la suspensión de la mayoría de los eventos, entre ellos el certamen clasificatorio en tierras sudamericanas, donde la Cruz lideraría a la escuadra antillana.
La posposición del torneo permitió a la Cruz ganar tiempo, no solo para salir de la molesta varicela, sino para asentarse en su nueva división: los 91 kilogramos.
“Así que todo salió para bien. Me recuperé. Además, hice el ciclo completo en los 81 kilogramos. Hace apenas siete meses estoy en 91. Un peso que me hace más fuerte, pero ha sido muy poco el tiempo para prepararme. No me preocupan los rivales en lo absoluto, me siento más fuerte, pero preciso más tiempo”, explicó el agramontino, quien abundó en las ventajas de su nueva categoría.
“Te digo de corazón que no me da por hablar del mañana. Esto es el día a día. En esta división puedo comer mejor, o sea, puedo alimentarme bien. Algo vital. La mayoría de los entendidos me ven con posibilidades de ganar en Japón, entonces yo a lo mío”, precisó Julio César, ya recuperado y de vuelta a los entrenamientos en su tierra para no perder el tono.
En el dialogo con el periodista Fidel Alejandro Manzanares, el boxeador camagüeyano habló sobre su peculiar estilo de pelea, basado en rápidos movimientos de piernas, veloces desplazamientos y una capacidad extrema para esquivar los ataques rivales.
Esas virtudes, criticadas por muchos aficionados y algunos especialistas, lo han llevado a conquistar la gloria en el boxeo amateur y, además, le han permitido llegar en inmejorables condiciones a sus 30 años.
“Casi no me han dado golpes, incluso, podría boxear hasta los 40 si las legislaciones con respecto a la edad de la AIBA lo permite. Además, sueño con ser abanderado de Cuba en unos juegos múltiples tras el retiro de Mijaín López”, reveló el cuatro veces campeón mundial.
La Cruz todavía no sabe si estará en Tokio, de hecho, ni siquiera se sabe si habrá Juegos Olímpicos, pero si hay una oportunidad, por mínima que sea, el camagüeyano saldrá a pelear en pos de subirse otra vez a lo más alto del podio.