El astro de la garrocha Sergei Bubka estuvo, compitió y perdió en Cuba. Sí, es exactamente como se lee y admito que también quedé boquiabierta cuando un amigo (a quien le agradezco la mayor parte de la estadística que colecciona esta publicación) me advirtió sobre el sui generis acontecimiento.
Sucedió en Santiago de Cuba, en el verano de 1980 cuando se celebró una competencia denominada “Esperanzas Olímpicas” a la que acudieron jóvenes menores de 18 años de los países que componían el campo socialista.
Obviamente, Sergey en ese entonces no era el Bubka de los años siguientes. Cuando contendió en la “Ciudad del Moncada” apenas vivía su décimo séptimo año de vida y ni siquiera alcanzó una mención de la prensa que reseñó el evento porque saltó 5 metros y perdió ante el alemán Detlef Pilz que alcanzó elevarse sobre los 5.10m.
Tras los sucesos acaecidos en la pista José “Pepe” del Cabo, los titulares correspondieron a los ganadores, con destaque especial para la alemana Heike Daute-Drechsler y la cubana Silvia Costa, vencedoras en la longitud (6.70m) y de la altura (1.81m), respectivamente. La germana también se impuso en el pentalón. Otras que se convirtieron en estelares como Ana Fidelia Quirot (séptima en los 200m), Maritza Marten (quinta en Lanzamiento del disco) y Stefka Kostadinova (tercera con 1.78 en el Salto de altura) tampoco merecieron mención en esa ocasión.
Tres años más tarde Bubka entró en la historia al erigirse como campeón mundial. Lo logró con 5.70 en la primera edición de estos torneos celebrada en la ciudad de Helsinski, capital de Finlandia. Este fue su primer paso, y fue discreto si se mira la gloriosa carrera que alcanzó a eslabonar el saltador. En resumen, consiguió seis títulos en estas pruebas del orbe, además de un oro olímpico y 35 récords mundiales.
La primera plusmarca absoluta firmada por el zar -en escenario descubierto- fue de 5.85m, en Brastislava el 26 de mayo de 1984. A principios de ese mismo año, el bisoño ucraniano, había establecido otras tres (5.81, 5.82 y 5.83) bajo techo. Precisamente este escenario parecía ser cuna de sus mejores actuaciones; en pista cubierta consiguió el 6.15 (Donetsk, Ucrania, 21 de febrero de 1993) por el cual aun se rige el universo. Al aire libre, la cota también le pertenece y es un centímetro inferior, 6.14m (Sestriere, Italia, 31 Julio de 1994). Pautas finales para una carrera que se hizo acompañar de 35 registros planetarios: 18 en indoor (bajo techo) y 17 a cielo descubierto.
Su dominio incluyó 44 saltos por encima de los seis metros. Credencial suficiente para merecer reconocimientos de todo tipo de rango entre los que resalta el Príncipe de Asturias de los Deportes, el Laureaus y la denominación de Mejor Atleta del año de la IAAF. Su trayectoria es un canto a la estabilidad y un símbolo ineludible de hegemonía; por once años dominó el mundo y alcanzó el cielo a placer. Su nombre se inscribe entre los de mayores méritos en el campo y pista universal y su poderío dentro de esta difícil especialidad es cosa de otro mundo, únicamente equiparable con lo hecho por la rusa Yelena Isinbayeva.
Así, el considerado –con sobradas razones- mejor pertiguista de la historia también saboreó el competir en esta isla del Caribe y aunque salió derrotado es una lástima que los seres humanos no contemos con la divina capacidad de avizorar el futuro y fabricar el destino a conveniencia pues de ser así, el discípulo de Vitaly Petrov habría acaparado los titulares y quien escribe se habría adelantado en su nacimiento para asistir al concurso de este excepcional saltador.
Todos los récords de Sergey Bubka
Aire libre (17): 1984 (4) – 5.85, 5.88, 5.90 y 5.94; 1985 (1) – 6.00; 1986 (1) – 6.01; 1987 (1) – 6.03; 1988 (2) – 6.05 y 6.06; 1991 (4) – 6.07, 6.08, 6.09 y 6.10; 1992 (3) – 6.11, 6.12 y 6.13; 1994 (1) – 6.14.
Bajo techo (18): 1984 (3) – 5.81, 5.82 y 5.83; 1986 (4) – 5.87, 5.92, 5.94 y 5.95; 1987 (2) – 5.96 y 5.97; 1989 (1) – 6.03; 1990 (1) – 6.05; 1991 (4) – 6.08, 6.10, 6.11 y 6.12; 1992 (1) – 6.13; 1993 (2) – 6.14 y 6.15.