César Rubio es un cubano que ha tenido en el deporte la posibilidad de sobreponerse a los obstáculos que impone la vida. Con solo 13 años sufrió una mielitis transversa que le impidió caminar, y al cabo del tiempo apareció el levantamiento de pesas como una opción viable para darle mayor sentido a la vida. Fue elegido en 2015 como el mejor atleta discapacitado masculino en Villa Clara.
Le cuenta a OnCuba desde su centro de entrenamiento, el Combinado Deportivo Fidel Arredondo de Sagua la Grande, cómo es la vida de un atleta de alto rendimiento del deporte para discapacitados, un reto doble, en muchos sentidos. Lo que más le golpea es la ausencia de su entrenador en las bases de entrenamiento y en las competencias; pero no lo único.
“Llegué al levantamiento de pesas por pura casualidad. Había pensado en la natación como rehabilitación pero un fisiatra que me trataba en 1999 me sugirió por mi fuerza que practicara el levantamiento de pesas. A partir de ese momento, mi abuelo comenzó conmigo. Participé en el nacional de 1999 y quedamos empatados los dos primeros lugares pero yo pese más y terminé en plata. Del 2000 hasta la fecha he sido campeón nacional en 48, 52 y 54 kilogramos, con récords nacionales en las tres divisiones.”
¿Cuándo deciden que puedes participar en competencias internacionales?
En 2004. Los Juegos Paralímpicos de Atenas fueron mi primera competencia internacional. Allí terminé en octavo lugar. En Beijing 2008 terminé décimo porque competí enfermo con una fístula y en Londres 2012 fui noveno. El año próximo en Río de Janeiro participaré en mis cuartos juegos paralímpicos.
Sin embargo, en el área panamericana tus resultados han sido muy buenos.
En Juegos Parapanamericanos tengo dos medallas de oro en Río de Janeiro 2007 y en Guadalajara 2011 con record para las Américas en esta última justa al levantar 151 kgs en la división de 52 kgs. En los juegos de Toronto obtuve medalla de plata.
¿Qué sucedió en Toronto?
“El arbitraje fue muy tenso con nosotros. Pensábamos que los intentos eran buenos y dos árbitros no lo daban válidos. Fíjate sin en el área panamericana el arbitraje es exigente que hay un pesista de Matanzas, Danilo Rodríguez, que en tres Parapanamericanos solo le han dado un intento válido, ahora en Toronto, que le sirvió para la medalla de oro.”
La vida deportiva de César es intensa. Seis días de entrenamiento de lunes a sábado, dos horas diarias, en dependencia de alguna afectación en el Combinado Fidel Arredondo. Cerca de competencias aumenta la intensidad de las cargas.
Su entrenador más cercano, Ezequiel Rivero González, me explica que en Sagua la Grande entrena con un banco que no es oficial, porque la provincia no posee un banco especializado para la práctica de este deporte. Los tres bancos oficiales están en Granma, que es donde radica la base nacional.
“Y para que veas, mi entrenador Ezequiel nunca ha podido asistir ni a un concentrado nacional conmigo”, apunta César
Pero, ¿por qué no puede asistir contigo?…
“No tengo en nada en contra del entrenador del equipo nacional nuestro que es magnífico, excelente, pero me gustaría que Ezequiel estuviera al lado mío porque él me conoce y es el que me entrena de lunes a sábado. Nadie me ha dado una explicación. La provincia, el departamento de deporte para discapacitados no ha dado nunca una explicación sobre por qué mi entrenador no puede estar ni en la base de entrenamientos.”
César tiene 35 años, pero la longevidad en este deporte paralímpico es célebre. Por ejemplo el matancero Danilo Rodríguez tiene 49 años y sigue en el máximo nivel.
“Todo depende de las lesiones pero sí creo que puedo durar bastante”, asegura César. “Recibo muy buenas atenciones del equipo médico en Granma con el equipo nacional.”
¿Te ha ayudado el deporte en tu rehabilitación?
“Yo no podía sentarme, era casi un vegetal y con el apoyo de mi familia y de mis padres que ha sido fundamental he logrado recuperarme bastante. El entrenador del equipo nacional Ramón Martínez Martínez me ha ayudado mucho con ejercicios que nunca había hecho que han favorecido mi rehabilitación. Un entrenador muy preocupado y muy bueno.”
Allí, sobre un aparato especialmente creado en Sagua para que el atleta realice abdominales de pie, César continúa su rutina. Su voluntad pesa más que los implementos.