No quedan dudas: Aroldis Chapman es tan duro como las rectas que lanza, esas que aterrorizan a todos los bateadores de las Grandes Ligas. El serpentinero cubano, quien recibió un pelotazo en el rostro la semana pasada, ha sido dado de alta médica y ya camina con sus habituales aires de grandeza, como si nada hubiera ocurrido, como si no hubiera pasado por el quirófano el jueves último para reparar una fractura en el arco superciliar izquierdo.
El zurdo de los Rojos de Cincinnati es de hierro, pudiéramos decir, porque, incluso cuando recibió el bolazo el miércoles en la noche y tuvo una conmoción cerebral moderada, no perdió el conocimiento en ningún instante, a pesar de que la línea salida del bate de Salvador Pérez, receptor de Kansas City Royals, viajó a más de cien millas por hora, según el criterio de varios scouts presentes en el desafío pretemporada en Surprise, Arizona.
Dolor sintió, como es lógico, afortunadamente aliviado por una avalancha de calmantes suministrados por los médicos en un hospital de Phoenix, los cuales le permitieron bromear con los amigos que lo visitaron antes y después de la intervención quirúrgica.
El periodista de Sports Illustrated, Jonh Fay, expresó en su cuenta de Twitter que Brayan Peña, receptor de los Rojos y uno de los primeros en auxiliar a Chapman tras el pelotazo, le había contado que el veloz lanzador estaba diciendo chistes cubanos, por lo que su memoria se mantenía en perfectas condiciones.
Igualmente, Bryan Price, mentor de Cincinnati, y Salvador Pérez, quien lo golpeó con el batazo, confirmaron el buen humor de Chapman, pues ambos se presentaron el hospital para mantenerse al tanto de su estado.
Dedicado a todos ellos, el mismo jueves Chapman posteó en su perfil de Facebook: “Salí de cirugía, todo fue un éxito y en poco tiempo estaré entrenado, y luego en los juegos, para hacer lo que dije que voy hacer este año. Daré un excelente espectáculo como el que se merecen todos ustedes. Les doy las gracias otra vez. Dios los bendiga a todos”.
Posterior a la operación, tan pronto como el sábado, Chapman ya estaba en la calle, con sus extravagantes atuendos y celular en mano, desatando una avalancha de fotos en Instagram y Facebook, las cuales colgó luego de atender a la prensa y almorzar con su padre, quien lo acompañó desde que estaba tendido tras el pelotazo, pues se encontraba en las gradas observando el desempeño de su hijo en el partido pretemporada.
En las propias redes sociales el zurdo holguinero escribió: “Les quiero decir que hoy fue el primer día en que hablo con la prensa. Explique cómo está mi recuperación y en lo personal quiero comunicarles a ustedes que estoy bien, gracias a Dios, recuperándome muy bien. Quiero agradecer a todos mis seguidores de Facebook, Instagram y amigos, por estar pendiente de mí, por sus oraciones, sus buenas vibraciones, que es algo muy importante en estos momentos. Gracias a ustedes y al Señor, que está ahí arriba, todo está marchando bien y teniendo buena recuperación.”
Otra prueba de su favorable evolución llegó el domingo, cuando el hombre de Cayo Mambí visitó a sus compañeros de los Rojos en Arizona, donde el plantel se entrena de cara al inicio de la temporada regular el próximo lunes. Allí, según reporte de AP, Chapman apareció con dos ojos morados, pero con una sonrisa de oreja a oreja, muy entusiasta.
DOS MESES Y A LA CARGA
Después de este proceso bien delicado, Tim Kremchek, médico de los Rojos de Cincinnati, declaró que el lanzador tardará alrededor de dos meses en incorporarse a la máxima competición, y que en primera instancia realizará un programa de ejercicios cardiovasculares y lanzamientos desde terreno fijo, lo cual debe abarcar entre ocho y 10 días
Además, señaló que se debe proceder con mucha cautela y sin apresurarse, porque no fue un episodio sencillo. “Se le insertó una placa de metal en el cráneo, la cual quedará incrustada allí de manera permanente, un modo efectivo de reparar la fractura craneal.”
De igual forma, Kremchek consideró que esas lesiones no dejaron secuelas mayores, por lo que Chapman debe sentirse afortunado. “Si te da en un costado de la cabeza, puede ser desastroso, mucho peor, con más lesiones, lesiones permanentes. Tuvo mucha suerte”, comentó el galeno a Ken Rosenthal, reportero de la cadena FOX.
El doctor, por supuesto, toma como referencia los terribles antecedentes de lanzadores golpeados por batazos, pues algunos de esos serpentineros jamás lograron volver a trabajar al más alto nivel. Esos son los casos de Herb Score y Bryce Florie, quienes, en épocas diferentes, recibieron sendos pelotazos que torcieron por completo el rumbo de sus carreras profesionales.
Más recientemente, otros como el zurdo de Toronto J.A. Happ (agosto 2013) y el pitcher de los Atléticos Brandon McCarthy (septiembre 2013) sufrieron fracturas de cráneo, el segundo con complicaciones adicionales (hemorragia epidural y conmoción cerebral) que forzaron una cirugía y seis días en el hospital. También Alex Cobb, una de las jóvenes perlas de Tampa Bay, terminó hospitalizado el año anterior al ser alcanzado por una línea a 102 millas por hora.
Estos casos y la última tragedia de Chapman han sembrado el pánico en las Mayores, donde ya los lanzadores pueden utilizar gorras especiales con protección para evitar, en cierta medida, lesiones con riesgo para la vida. Solo que para quienes se suben en la lomita el temor no se quita por el hecho de colocarse una gorra o un casco de fútbol americano, eso no hace la diferencia, pues los batazos cada vez son más salvajes dado el poder de los lanzamientos y de buena parte de los toleteros.