Los tigres de Ciego de Ávila volvieron al trono. Son los nuevos monarcas de la Serie Nacional. Acaban de desbancar finalmente a los aguerridos piratas de la Isla de la Juventud en siete trepidantes juegos. Una final que se extendió hasta donde pudo, hasta el máximo, y que proclama por segunda vez en menos de un lustro a la generación más exitosa de la tierra de la piña: la manada de Roger Machado.
Junto a sus discípulos, Machado suma su segunda corona, mérito absoluto de él, que ha logrado sacarle sustancia a unos jugadores que estaban hastiados de llegar, acercarse, rozar las mieles del triunfo y fracasar. Roger borró el pasado tempestuoso e hizo del presente un oleó fenomenal. En el calendario de la pelota cubana se comenzará a recordar los años 2011 y 2015 como el año del tigre.
La final fue una pugna hasta su último out, una batalla campal entre dos escuadras que no dieron tregua, siete pleitos de los que lamentablemente tenía que salir un ganador. La Isla, finalista por primera vez en su historia, se puede despedir sin complejos, se marcha de esta Serie Nacional con la vista en alto, sabiéndose, que en la grama, no pudieron dar más, ni una gota de sudor más. Los de Pantoja, vilipendiados hasta la saciedad, contra todos los pronósticos y presagios que los mandaban bajo tierra desde la etapa de clasificación, fueron lo mejor y la gran revelación de la temporada. No hay dudas.
Pero en este tramo final, en el momento definitorio, se toparon con unos contrincantes superiores, unos tigres que se treparon a la nave filibustera para arrebatarles todas las ilusiones. Mención especial para la dupla de ases Ismel-Guevara que desde el box dieron los triunfos necesarios, los oportunos para sacarles las castañas del fuego a Machado. Mención especial para los refuerzos villaclareños o los que es lo mismo la acertada decisión de Roger de hacerse con los servicios de Zamora, Borrero, Yeniet Pérez, que a la postre fueron determinantes.
A minutos de encasquetarse la corona nacional, el mentor de los nuevos campeones expresó: “El mérito es de todos, no hay individualidades, la victoria es del equipo”. Cuatro años antes había repetido una frase similar, quizás, un dejavú a esta imagen.
Creo que este equipo se lo merece. Al igual que lo merecia el equipo de los Piratas. tuve el privilegio de estar en Ciego cuando triunfaron y fue un espectaculo bien lindo, como hermanos, como cubanos dignos. ejemplos a seguir por otros.
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