Los jefes de algunas federaciones deportivas internacionales se quejaron este mes de que los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio estaban recortando demasiados fondos para ahorrar dinero.
Una de las federaciones sostuvo que la reducción de costos pudiera hacer que las instalaciones se vean baratas, lo que hizo recordar los profundos recortes de última hora en los juegos de Río de Janeiro 2016.
John Coates, el miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) que encabeza el equipo de inspectores que recorrió las instalaciones construidas para Tokio 2020, dijo el martes que estaba confiado en que los problemas serían resueltos.
“Hubo algunos problemas identificados recientemente”, dijo Coates, hablando al inaugurar tres días de reuniones. “Nosotros pensamos que ustedes han estado trabajando para resolverlos. Estamos confiados en que ustedes conseguirán resolverlos. Serán discutidos nuevamente”.
Los organizadores locales y el COI enfrentan una agenda repleta que incluye asuntos laborales, aumento de costos, preocupaciones sobre el calor del verano y transportación, con los Juegos dentro de 15 meses, aparte de las quejas sobre los recortes de costos.
Un reporte emitido la semana pasada y titulado “El Lado Oscuro de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020” se centró en acusaciones de abusos laborales en el nuevo Estadio Nacional y la Villa Olímpica, las dos instalaciones centrales.
Con una población que envejece, Japón tiene escasez de mano de obra en muchas industrias. El gobierno ha proveído más visas de trabajo para obreros de construcción vinculados con los Juegos, y en abril comenzó a permitirles a más trabajadores extranjeros residir en el país.
Ambet Yuson, secretario general de la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, basada en Ginebra, dijo que el reporte fue enviado al presidente del COI Thomas Bach.
“El COI nos informó que está en contacto directo con Tokio 2020 para encontrar remedios”, dijo Yuson en un mensaje electrónico a The Associated Press.
Yuson dijo que no había recibido una respuesta del gobierno metropolitano de Tokio, que construye la Villa, ni el Consejo de Deportes de Japón, un organismo nacional que construye el estadio. El gobierno municipal y el consejo deportivo le dijeron a la AP que estaban estudiando el reporte, pero no ofrecieron detalles.
El reporte asegura que los trabajadores entrevistados se quejaron de “una persistente cultura de miedo” que desalentaba expresarse. Indicó que casi la mitad de los trabajadores entrevistados no tenían contratos formales y encontró “patrones peligrosos de trabajo excesivo” en ambas instalaciones. Añadió que algunos trabajadores en la Villa reportaron haber trabajado 28 días seguidos y en el Estadio Nacional hasta 26 días.
Yuson dijo que algunos problemas son exacerbados por los plazos olímpicos y las presiones para finalizar a tiempo.
“La situación es peor con los llamados pasantes o trabajadores migrantes con problemas de idioma, contratos y asuntos de inmigración”, dijo Yuson. “Las excesivas horas extra son realmente un problema en la construcción en Japón”.
La federación laboral comenzó a monitorear las Olimpiadas de Tokio en 2016 y entrevistó a trabajadores por última vez en febrero.
El reporte apuntó que dos trabajadores han muerto en proyectos para los Juegos. Las muertes por trabajo excesivo, un fenómeno conocido en Japón como “karoshi”, es un problema persistente pese a las medidas del gobierno para prevenirlo.
Los Juegos de Tokio parecen estar bien financiados, al contar con el doble del presupuesto de la anterior edición estival, en Río de Janeiro.
Aun así, el gobierno nacional, las ciudades y prefecturas están contribuyendo al menos con 15 000 millones más para actualizar infraestructura, construir instalaciones y preparar el país. Los costos son más altos en Japón que en Brasil, con el gobierno pagando alrededor de 70%.