Que el equipo cubano dominara en calidad de invicto la II Copa Panamericana Sub-23 celebrada la pasada semana en La Habana, no fue sorpresa para nadie; especialmente porque apenas seis elencos acudieron a la cita, ninguno de ellos perteneciente a la cúpula continental del voleibol.
Mas, si bien en la capital cubana hubo grandes ausentes, tampoco es menos cierto que los jugadores locales, bajo la tutela de Rodolfo Sánchez, se mostraron intratables y muy por encima del resto de sus contrarios de turno. Todos los partidos solventados con idénticos tres sets por cero son el mejor de los argumentos para confirmar dicha afirmación.
Los jóvenes jugadores cubanos pasearon las distancias: 18 sets a favor, ninguno en contra; seis victorias al hilo que aseguraron la presea dorada y el pase directo al mundial de la categoría que deberá celebrarse en 2015. Un botín apetecible, incluso para un certamen carente de brillo y asistencia de público; y que se suma a los boletos obtenidos por las categorías sub-19 y sub-21 en meses pasados.
Mucho antes de salir a la cancha todas las apuestas apuntaban a los anfitriones como elección más segura, avalada por una plantilla repleta de talento y en la cual repiten varios de los voleibolistas que en la última etapa se han visto obligados a asumir responsabilidades entre las filas del equipo de mayores de Cuba.
Tanto en la Liga Mundial (allí ganaron la tercera división) como en el Mundial de la disciplina (donde anclaron oncenos) los nombres de Osmany Uriarte, Félix Emilio Chapman, Inovel Romero y Abraham Alfonso fueron recurrentes para hablar de una generación prometedora —como lo han sido sus antecesoras— y en la cual el voleibol antillano deposita hoy sus esperanzas, como ya tantas otras veces lo hizo con sus antecesoras.
En resumen, seis de los jugadores que se alzaron con el oro en esta segunda edición de la Copa “Panamericana” habían estado presentes hace solo un mes el Mundial de Polonia como figuras de peso, y nueve de sus jugadores habían integrado la nómina cubana que se alzó con el cetro en la tercera división liguera.
Con semejantes credenciales, seamos francos, poco pudieron hacer los planteles visitantes, quienes se limitaron a ver desde las bancas cómo los fogueados cubanitos dominaban a su antojo sobre la cancha del Coliseo de la Ciudad Deportiva, sin que nadie pusiera coto a sus andanzas.
También sin muchas complicaciones Cuba se quedó con cuatro plazas del equipo Todos Estrellas del certamen panamericano. El más valioso del torneo resultó el adolescente Osniel Rendón: un cubano de 2.02 metros que el próximo 26 de octubre cumplirá 18 años y quien también ostentó la mejor efectividad en el servicio durante toda la competencia. Mientras, sus compañeros Liván Osoria, Ricardo Calvo y Yonder García redondeaban la excelente actuación de los anfitriones. También destacó el capitán del conjunto Lázaro Fundora, segundo entre los atacadores y superado únicamente por el dominicano Luis David Adames.
Al interior del conjunto cubano la concentración en el partido sigue siendo una asignatura pendiente, y aún no parece posible vislumbrar con plena certeza el líder natural de este grupo, un hombre capaz de imponer orden y tranquilidad en momentos de tensión.
Además, el cúmulo de errores de los cubanos se mantiene como signo de nuestras selecciones que, sin importar el nivel o los adversarios, no consiguen eliminar esas pifias que una y otra vez les complican los resultados.
El oro de esta Copa no cambia nada, ni el descenso en la cita mundialista, ni la tercera categoría de Cuba hoy en la Liga Mundial. Sin embargo, deja claro que estos muchachos están muy por encima de este nivel, acostumbrados ya a medirse con elencos maduros en certámenes exigentes.
Repito, el nuevo trofeo nada cambia y falta mucho por andar, pero esta generación de niños apresurados, de jugadores a marcha forzada, carga con el sello de los elegidos y consigue despertar sueños cuando se les ve.
Haciendo números
Individualmente los cubanos se llevaron la mayor parte de los lauros del certamen y repitieron esa actuación en los guarismos colectivos, al dominar en ataques, bloqueos, servicios y pases, cediendo ante los dominicanos solo en defensa y recibo.
Rendón fue el máximo artillero cubano con 56 unidades (43 ataques, 3 bloqueos y diez aces), cifras que llevaron a este jovencito a coronarse líder individual en el ataque con promedio de 58.9% de efectividad en 73 remates, y a comandar el servicio con 0.56 aces por set. Otros dos destacados a la ofensiva por Cuba fueron Osoria y Fundora, ambos con acumulado total de 48 cartones.
Por su parte, Osoria culminó a la cabeza de los bloqueadores (0.83 por set) al conseguir 15 puntos por esta vía y levantar 22 rebotes en 52 intentos. Ricardo Calvo evidenció su calidad al encabezar a los pasadores del torneo y completar 7.61 pases por set jugado. Mientras, Yonder García lideraba el recibo con aceptable 56.72% de recepciones excelentes.
Como conjunto Cuba no tuvo rival y mandó cómodamente en los renglones ofensivos del juego: 57.21 % de efectividad en ataque, 3.22 bloqueos por set, ocho pases completos y 1.56 servicios en cada parcial. Sin dudas una verdadera maquinaria de anotaciones.
En el caso particular del saque los discípulos de Sánchez consiguieron 28 tantos por directo, mientras cometían 66 faltas en 441 comparecencias a la línea de saque, cifra solo superada por República Dominicana y México con 73 y 82 faltas, respectivamente. Algo normal si se comprende que estamos en presencia de los tres conjuntos con mayor potencia ofensiva en este departamento.