El hecho de competir con una comitiva muy reducida –solo 19 atletas– no impidió a Cuba ubicarse nuevamente entre los punteros de los Juegos Olímpicos de la Juventud, que este jueves cerrarán su tercera edición en Buenos Aires, Argentina.
La última presea para la Isla en territorio sudamericano la ganó el triplista Jordan Díaz, uno de los “seguros” de la delegación. El capitalino de 17 años, campeón mundial Sub-18 (Nairobi 2017) y Sub-20 (Tampere 2018) llegaba con la etiqueta de favorito y no defraudó.
Díaz se estiró hasta los 17.04 metros en su segunda presentación en el Parque Polideportivo Roca, resultado que se sumó a su récord (17.14) para los Juegos computado en la primera fecha de competencias.
Con esos dos saltos totalizó 34.18 metros y lideró la peculiar clasificación establecida en la justa, la cual determinó sus ganadores en las pruebas de saltos y lanzamientos por la sumatoria de los registros en dos jornadas diferentes de acción.
Los más cercanos perseguidores de Jordan fueron el nigeriano Ineh Oritsemeyiwa (31,85) y el indio Praveen Chitravel (31,52), literalmente a años luz del cubano, único en superar la barrera de los 17 metros.
“No estaba seguro de volver a llegar a los 17, pero a mí me gusta salir por todo en cada intento. El primer salto mi entrenador Ricardo Ponce y yo acordamos sería el de la medalla, para luego arriesgar más en los otros”, aseguró Díaz al colega Roberto Méndez, del sitio digital Jit.
Sin embargo, en sus siguientes tres intentos el juvenil cometió tres faltas y no pudo superar sus marcas, aunque es válido aclarar que, debido a su corto proceso de preparación de cara a esta cita (solo cuatro semanas), estaba saltando solo con siete pasos, muy por debajo de su rutina habitual.
Según reporta Jit, Jordan podría llegar hasta los 17.70 o 17.80 en los próximos meses, de acuerdo con su entrenador Ricardo Ponce, quien confía en la posibilidad de que pase por encima de su récord personal (17.41).
Sin representación en el boxeo, el atletismo se erigió en la punta de lanza para Cuba en Buenos Aires, donde además subieron a lo más alto del podio el saltador de longitud Lester Lescay y la discóbola Melany Matheus.
Tanto Lescay como Matheus demostraron la tradición antillana en las especialidades de salto y lanzamiento, en las cuales se han conquistado múltiples cetros olímpicos y mundiales. En la longitud, por ejemplo, el pinareño superó por un centímetro (15.54 metros por 15.53) en la suma de estirones al australiano Joshua Cowley, entrenado por Stacey Taurima, hermano de Jay Taurima, el legendario rival de Iván Pedroso en Sydney 2000.
La competencia en territorio argentino, como ocurrió hace 18 años entre Pedroso y Taurima, fue emocionante. El primer día Cowley (7.71) superó a Lescay (7.65), para dejar todo listo al cachumbambé de la segunda fecha.
En la misma, el caribeño abrió con 7.62 por 7.52 del australiano, tomando ventaja de cuatro centímetros, pero Cowley se sobrepuso y estampó un 7.82 imponente. No obstante, la ventaja le duró bien poco, pues Lescay clavó los pinchos en 7.89, récord de la lid, y puso cifras definitivas a la pugna.
La primera etapa fue en un día frío y estaba afectado por la gripe. Ya en la segunda ronda me encontraba mejor y cumplí lo prometido: ganar el título. Yo me conformaba con eso, pero también salió el récord y ha sido mucho mejor, sentenció Lescay al sitio digital Jit.
El broche dorado del atletismo llegó con la discóbola Melany Matheus, entrenada por la medallista de bronce olímpica en lanzamiento del martillo, Yunaika Crawford. Natural de Mayabeque, la joven superó sus deficiencias técnicas y solo cometió una falta en ocho disparos, con cotas de 53.70 metros en la primera jornada y 54.95 en el cierre.
Este rendimiento mejoró en toda la línea su desempeño de los Mundiales de Nairobi (Sub-18) y Tampere (Sub-20), donde no pudo obtener buenos resultados, precisamente por su tendencia a cometer faltas.
Tenía que hacer el trabajo técnico y dominar mi ansiedad, solo así podía ganar, sin confiarme, aseguró Matheus a la prensa cubana acreditada en Buenos Aires. “Me debía esta medalla y no podía fallar hoy, además siempre tuve toda la inspiración de Yunaika”, añadió.
Cuba sumó una cuarta presea dorada a la cuenta de la luchadora Milaimys de la Caridad Marín, quien viene a confirmar el desarrollo de esta disciplina en la Isla, la cual, en sus inicios, dependía mucho de las captaciones provenientes de otros deportes de combate.
Ya hoy la lucha femenina vive un panorama diferente, con un trabajo serio y especializado desde las categorías inferiores. Así lo demostró Marín, capitalina de 17 años, quien dejó en el camino a rivales de alcurnia como la japonesa Yuka Kagami, campeona mundial de cadetes hace solo unos meses en Zagreb, Croacia.
Esa fue su primera y más importante victoria en Argentina, pues a partir de ese momento despuntó y ganó el resto de sus presentaciones por amplio margen a Julia Fridlund (Suecia), a Anika White (Canadá), Ioana Ludgate (Samoa) y a la anfitriona Linda Marilina Machuca.
Marín confirmó que se preparó para la japonesa junto a su colectivo de entrenadores, representado en los Juegos por el bronce olímpico y mundial Iván Fundora, quien explicó a Jit la estrategia de cara a dicha pelea.
“El objetivo ante Kagami, una atleta muy perseverante y que ataca mucho con tackles, fue pelearle bajito y controlarle las muñecas para que no llegara a las piernas de Milaimys. Ella lo cumplió y así vino la victoria”, sentenció Fundora, quien espera este sea el punto de partida para mejores dividendos de la lucha femenina en el más alto nivel.
A las cuatro coronas, Cuba sumó los bronces de la judoca Nahomys Acosta y de la martillista Alegna Osorio. Tras estos resultados, la Isla superó su actuación de Nanjing 2014, donde se alcanzaron par de cetros, una presea de plata y otra de bronce (lugar 35 del medallero general).
El boxeo, deporte en el que Cuba no se presentó ahora en Buenos Aires, dio tres medallas en la urbe china, las dos coronas de Javier Ibáñez y Yordan Hernández, y el subtítulo de Alain Limonta.
El bronce, por su parte, fue al pecho del judoca Iván Silva, recientemente proclamado subcampeón mundial en Bakú.
Además, esta constituye la segunda mejor actuación de Cuba en las lides olímpicas juveniles, fundadas en el 2010. Hace ocho años, en Singapur, la delegación caribeña logró nueve medallas de oro, tres de plata y dos de bronce, válido para anclar en el quinto lugar general, solo superada por China, Rusia, Sudcorea y Ucrania.
También el boxeo llevó la voz cantante en el 2010, pues obtuvo tres coronas gracias a Robeisy Ramírez, quien ya no representa a Cuba, Irosvani Duvergel y Leinier Peró. En el atletismo, Norge Lara ganó en los 400 con vallas y Radamé Fabar en el triple salto, mientras Alex García reinaba en el judo.
Los otros monarcas cubanos en Singapur fueron Ernesto Vila (gimnasia artística), Leydi Laura Moya (pentatlón moderno), Osvaldo Sacerio (canotaje) y el equipo masculino de voleibol, en el cual se incluían el fenómeno Wilfredo León y el central Dariel Albo, uno de los inicialmente implicados en el caso de violación en Finlandia en el 2016.