Cynthia González emigró de Cuba con 17 años, cuando sus padres decidieron trasladarse a una isla anglófona del Caribe. Jamaica fue entonces su primera morada más allá del morro, pero no sería la única.
Atrás había dejado sus años escolares en Marianao, donde su madre la inscribió en Taekwondo cuando tenía 11 años.
Un año más tarde ganaría el cinturón amarillo claro en el primer combate de su vida. Fue en 2002, tenía 12 años.
En 2008 es cuando se van a España. En Jamaica Cynthia no había podido crecer como deportista todo lo que su potencial brindaba. De hecho, dejó de practicar estilo de la Federación Mundial en la cual se había iniciado como deportista en La Habana, pues en Kingston no era demasiado común encontrar un club para esto.
Pasaporte cubano en mano siguió compitiendo, pero solo en eventos Open, como en los Abiertos de Madrid y de España, pues su nacionalidad de origen le impedía presentarse en las competencias de la Federación española. Su viaje no había terminado. Cuatro años después haría nido en tierras galas.
Llegó a Francia a “buscarse la vida”, como ella misma dice. El hecho de haberse convertido en entrenadora de Zumba le abrió una vez más la puerta. Estudió. Se graduó.
Habiendo adquirido el pasaporte español, pudo practicar Kick boxing y K1, en representación de su país de acogida. En ambas modalidades se usan manos y piernas y en el K1 se pega además con las rodillas. En el kick boxing ha hecho solo peleas profesionales.
Se adaptó muy bien al boxeo francés. Para que ella que procedía del Taekwondo, iniciarse en estas otras disciplinas implicaba tan sólo incorporar el golpeo de puños y coordinar estos con los pies, donde tiene dominio de un repertorio amplio.
Cynthia llegó a la cima del boxeo francés. Dos años consecutivos ganó en la categoría de 61 kilos; primero quedó subcampeona de Francia Espoir 2013, luego se llevó el máximo título del Francia Élite A 201.
Nuevamente su condición de cubana le impidió ir al Campeonato Europeo, por lo que siendo campeona de Francia tuvo que dar su plaza a quien había quedado subcampeona. Sumó experiencia y deseó seguir en busca del trofeo mayor.
El año 2015 le daría esa posibilidad, cuando decidió, luego de tres años de entrenamiento, competir representando su país de origen. Fue autorizada por la Asociación cubana de Artes Marciales de Cuba.
Para llegar a esos resultados tuvo que combatir en tres oportunidades antes de llegar a la final. Rusia, Bélgica y Ucrania. La medalla de oro la disputó contra Francia. La ganó llevando cuatro letras en la espalda.