El bronce se definió en el electrizante “rompecorazones”, como bautizó el narrador René Navarro al quinto capítulo del voleibol. El público apoyó con todo al conjunto local en el Arena Armeets de Sofía, Bulgaria. Parecía que el tercer lugar se quedaba en la nación europea, pero Cuba ganó el cuarto episodio 25-23, se envalentonó y remató con un 15-12.
Siete años habían pasado desde la última vez que los de la Isla asaltaron el podio de premiaciones en una Liga Mundial (LM). En 2005, la ciudad serbia de Belgrado fue testigo de este acontecimiento, los cubanos terminaron detrás de Brasil y los anfitriones, en aquel entonces como Serbia y Montenegro.
¿Un buen resultado el del pasado domingo 8 de julio? Pues claro, máxime cuando la renovada (una vez más) escuadra se tuteó con elencos de una probada calidad, dígase Rusia, Serbia, Brasil, Polonia, Bulgaria, Estados Unidos… Pero magnificar la actuación en la LM puede sepultar urgencias que se vivieron este 2012 en el deporte de la malla alta.
En primer lugar, clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres era el objetivo fundamental del año. La tropa de Orlando Samuels desaprovechó el torneo de Norte, Centroamérica y el Caribe disputado en Long Beach, EE.UU., donde era esperada una derrota frente a los estadounidenses pero no ante el elenco de Canadá.
Además, después del primer fin de semana liguero acudieron con muchas opciones al repechage mundial en Alemania. En tierras germanas, los teutones ganaron un tie break y la posibilidad de estar en el torneo bajo los cinco aros.
En fin, creo que el deporte colectivo con mayor posibilidad de estar en Londres era precisamente el voleibol masculino, amén de que no llegaron en buena forma a los clasificatorios mencionados, que faltaron los vilipendiados topes, y que causaron baja varios puntales del equipo.
Puede parecer inexplicable que unos días después Cuba haya campeado por su respeto en el grupo A de la LM, llave compartida con Rusia (campeón defensor del certamen), Serbia (uno de las escuadras más estables de la última década) y Japón. Pero -y otra vez el jodido pero- creo que es entendible porque los muchachos fueron in crescendo en la liga, acomodándose a rivales de exigencia, modelando situaciones competitivas en vivo y en directo, creyendo en su potencial, mirando a los contrarios como lo que son: jugadores de carne y hueso.
En la ronda final el triunfo en tres sets ante Brasil supuso un rayo de esperanza, motivó ilusiones de más y aceleró el ritmo cardiaco de los amantes de este deporte en Cuba, pero deslices consecutivos frente a Polonia y Estados Unidos terminaron con la quimera.
Frente a Polonia, la dirección antillana optó por mover sus piezas una vez que se definía solo la posición dentro del grupo. Craso error. Ese juego fue vital en las aspiraciones cubanas. Primó –creo- la confianza tonta, un irrespetuoso ego extraño. Había que ir con todo a ese choque, lo digo sin reparos.
Entiéndase que solo faltaban dos partidos para el fin de temporada, y en la banca de Samuels sobra talento, pero con eso no se gana en momentos importantes. Quizás fuera diferente jugar una semifinal con Bulgaria, quizás…
Lo cierto es que Cuba es medallista de bronce en esta versión 23 de la LM tras vencer a Bulgaria 3-2 en la disputa del tercer puesto. Motivo de orgullo, repito, aunque no estén en los Olímpicos de este verano.
Ya se piensa en la campaña venidera. Asaltan las dudas sobre si se mantendrá este equipo, o al menos la base importante. Pero –y otra vez el pero- para el 2013 es urgente el arreglo del sistema de climatización en la capitalina Ciudad Deportiva. No es justo que otra vez se permute la sede que nos toca por derecho.