En algún momento de 2010, Duglas Cordero sintió cómo la desesperación lo consumía. En Chile, lejísimos de su Cienfuegos natal, los médicos le dijeron que su hijo menor, de tan solo 1 año, tenía cáncer y que no podrían tratarlo allí.
Aquella noticia trastocó todos sus planes, viró su vida al revés luego de una década de sacrificios y éxitos en ese país sudamericano, su residencia tras emigrar de Cuba en el año 2000. En medio de la tormenta, por su mente no pasaba otra cosa que buscar a los especialistas que pudieran tratar a su hijo, donde fuera.
Aunque le costó, Cordero encontró la luz en Estados Unidos, específicamente en Miami, donde atendieron a su hijo y le devolvieron la sonrisa. “Hoy es un sobreviviente de cáncer”, aseguró a El Nuevo Herald.
Esa razón bastó para establecerse en la Florida y buscar nuevos retos profesionales, que no tardarían en llegar. Con su experiencia como preparador físico, abrió su propia base de entrenamiento en South Beach, a la cual han ido a recalar peloteros, nadadores y varios de los mejores tenistas del mundo.
“No fue fácil encontrar mi rumbo en un país tan grande, pero con mucho esfuerzo, trabajo y un poco de suerte me abrí paso y empecé a enfocarme en el tenis”, dijo Cordero en un perfil que le realizó recientemente la ATP.
De hecho, su nombre ha adquirido notoriedad en los corredores del llamado “deporte blanco”, particularmente después de los triunfos en Master 1000 de Dominc Thiem y Fabio Fognini, dos de las más rutilantes promesas tenis y ubicados actualmente entre los 12 mejores jugadores del planeta.
El austríaco, número 4 del orbe, se tituló en Indian Wells con éxito en la final sobre Roger Federer, mientras el italiano, puesto 12 en la ranking de la ATP, se coronó en Montecarlo luego de dejar en el camino a Rafa Nadal y ganar la final contra el serbio Dusan Lajovic.
Detrás de los lauros de Thiem y Fognini, colados también entre los ocho mejores de Roland Garros en esta temporada, está la mano de Duglas, quien ha “machacado” a sus discípulos con un intenso trabajo sobre los miembros inferiores, enfocado en “desarrollar la eficiencia en función de la velocidad” y en “retardar la aparición del cansancio que perjudica la precisión y la potencia”.
Con Fognini comenzó desde 2016, junto al coach argentino Franco Davin, quien lidera el staff del tenista transalpino. En tanto, Thiem recibió los primeros consejos de Cordero en febrero de este año, por recomendación de su entrenador, Nicolás Massú, quien ya conocía al cubano de su etapa en Chile.
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“Son jugadores increíbles y al mismo tiempo muy diferentes. Fabio es un jugador genéticamente explosivo y me impresiona su velocidad de reacción. Dominic es un jugador muy fuerte físicamente y resalta su consistencia frente a altas intensidades. Fabio tiene un temperamento más sanguíneo y energético; Dominic es más flemático y persistente”, explicó Duglas, quien tiene una tremenda base de conocimientos para que sus criterios y caracterizaciones sean respetados en el más alto nivel.
“Los partidos de tenis cada vez son más físicos y mentales. Hay que fortalecerse para soportarlo y tomar la mejor decisión bajo presión. A su vez, tienes que mantener un programa de prevención de lesiones”, puntualizó.
Cordero no salió de la nada, no es un improvisado. En Cuba, se graduó en Licenciatura en Ciencias del Deporte, con especialidad en Rehabilitación Deportiva, y laboró por espacio de una década en el Centro de Medicina Deportiva. Directo en su ciudad natal, trabajó también con varias disciplinas creando nuevos métodos y sistemas de entrenamiento, hasta que llegó al béisbol.
“Había conseguido un gran resultado, con un equipo juvenil, y en 1997 Antonio Muñoz me propone formar parte de su cuerpo técnico como preparador físico. Durante tres años estuve en el equipo de Cienfuegos en Series Nacionales, hasta que salí de Cuba”, recuerda Cordero.
Y precisamente, lo que más llama la atención de los métodos de Duglas es la utilización en el tenis de técnicas y conocimientos adquiridos en otras modalidades como béisbol, levantamiento de pesas, atletismo, remo, fútbol, voleibol, natación, baloncesto o ciclismo.
“Haber trabajado en otros deportes ha enriquecido mi conocimiento y me ha permitido desarrollar nuevos métodos de entrenamiento y ejercicios que hoy sigo aplicando en el tenis”, aseguró el cienfueguero, quien ganó también mucha experiencia durante su etapa en Chile.
Desde que se estableció allí en el año 2000, arrancó su Centro de Investigación y Rehabilitación Deportiva, enfocado en atender las demandas físicas de grandes atletas chilenos. Más tarde, en 2005, integró un ambicioso proyecto dirigido a rescatar jugadores alejados del tenis.
Así conoció a Nicolás Massú, a Francesca Schiavone o Nadia Petrova, todos con un pasado espectacular en las pistas de tenis. Además, dicha experiencia le permitió luego echar a andar el Tennis Fitness Miami, donde pone sus conocimientos a disposición de quienes se acerquen.
“Es una gran satisfacción que muchos jugadores vengan a Miami a realizar sus pretemporadas o bloques de entrenamiento conmigo, buscando mejorar su estado físico- técnico”, destacó el cubano, quien ahora disfruta felizmente sus vínculos con Thiem, Fognini y la comunidad tenística internacional.
“Soy muy afortunado de trabajar con estos dos grandes jugadores, ayudándoles a alcanzar sus metas y sus sueños. Qué bueno es poder decir que uno puso un pequeño aporte en este resultado de tanto esfuerzo. Es un gran orgullo y a la vez felicidad verlos triunfar junto a nosotros”.
Felicidades a todos los que tienen que ver con el bolon.ano cubano. En medio de tantos problemas ustedes han sabido mantener un equipo de nivel mundial.