El Latinoamericano por dentro

Se inaugura en 1946, nombrándose como Gran Stadium de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez Díaz.

El célebre jonrón de Agustín Marquetti ante el envío de Rogelio García; el juego contra los Orioles del Baltimore; el “partido del deshielo” contra Tampa Bay Rays: muchos son los momentos históricos vividos en el Estadio Latinoamericano, la principal instalación del pasatiempo nacional.

El llamado Coloso del Cerro, antes Gran Stadium de La Habana, se inauguró el 26 de octubre de 1946, con el juego entre Los Alacranes de Almendares y Los Elefantes de Cienfuegos. Ante 31 mil espectadores, el Almendares ganó nueve carreras por una, en un duelo de la Liga de Baseball Profesional de Cuba, que duró dos horas y diez minutos.

Escultura en memoria de Armandito el Tintorero en el Estadio Latinoamericano de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Área especial para visitas importantes que asistan a presenciar el juego. Foto: Otmaro Rodríguez.
El león, mascota del equipo Industriales. Foto: Otmaro Rodríguez.

La empresa estadounidense Frederick Score Corporation inició su construcción en mayo de 1946 por la necesidad de contar con un estadio de calidad para las novenas que integraban la poderosa liga profesional de béisbol cubana.

El proyecto inicial fue elaborado por el arquitecto Max Borges hijo. Se diseñó con una capacidad para 30 mil personas (mil 500 en palcos, cinco mil 300 de preferencia, 20 mil de glorieta  y tres mil 200 de sol) y se construyó con gradas de hormigón y techo de estructura de acero cubiertas con tejas acanaladas que iban desde las líneas del jardín derecho hasta el izquierdo.

Antes del partido se prepara el terreno. Foto: Otmaro Rodríguez.
Gradas y pizarra. Esta ultima será sustituida por una donación realizada por la firma coreana Samsung. Foto: Otmaro Rodríguez.
Salida del club house de los equipos visitantes. Foto: Otmaro Rodríguez.

Desde su construcción, sobrepasó en importancia al famoso estadio de La Tropical, hoy Pedro Marrero, por entonces el más importante de la Isla. Es la casa de los Industriales, el conjunto más ganador de las Series Nacionales y la sede de la Comisión Nacional de Béisbol de Cuba.

El Latino, como se le conoce popularmente, tiene capacidad para 55,000 espectadores. Sus dimensiones son de 325 pies por los jardines izquierdo y derecho y 400 por el central, con una cerca, por el centro, de 4 m de altura.

Recogiendo la lona que protege el homeplay de la lluvia. Foto: Otmaro Rodríguez.
Baños para los hombres. Foto: Otmaro Rodríguez.
Área para las cámaras de la televisión. Foto: Otmaro Rodríguez.

Algunos de los hitos vividos en ese estadio, según beisbolencuba.com:

Sede de las Series del Caribe en 1949, 1953 y 1957.
Sede de las Copas Mundiales de Béisbol en 1952, 1971, 1973 y 1984.
Copas Intercontinentales en 1979, 1985, 1995 y 2002.
Inauguración del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en 1978.
Juegos Centroamericanos de Béisbol en 1982.
Recital de Silvio Rodríguez “Canta a la Patria” en 1990.
Juegos Panamericanos de Béisbol en 1991.
Encuentro entre Orioles de Baltimore y el equipo Cuba en 1999.
Juego de veteranos entre Cuba, dirigida por Fidel Castro Ruz y Venezuela, con Hugo Chávez como lanzador, en 1999.

El cafetero del Latino. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mascota de los Industriales. Foto: Otmaro Rodríguez.
Vendedora ambulante. Foto: Otmaro Rodríguez.

En las gradas de tercera, se observa una escultura de tamaño real del fanático más recordado de los Industriales, Armandito El Tintorero. La obra es del artista plástico José Villa Soberón y fue colocada allí en 2004.

El Latino, con 71 años de existencia, es el templo del béisbol en Cuba. Por sus características constructivas y su gran aforo, es el estadio más intimidante y dónde afirman muchos peloteros, es más difícil jugar al beisbol en la Isla.

Trabajadores pertenecientes a la cooperativa DECOM, encargada de realizar labores de renovación del techo del estadio. Foto: Otmaro Rodríguez.
Área de las cabinas del estadio. Foto: Otmaro Rodríguez.
Caretas utilizadas por fanáticos. Foto:Otmaro Rodríguez.
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