Cuando el 26 de mayo de 1950 Hemingway navegaba con su Pilar junto a algunos de los mejores barcos de los yacht clubs de La Habana en busca de la corriente del Golfo, no sabía el escritor norteamericano que iniciaba uno de los mejores eventos de su tipo en la actualidad: El Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja.
Antecedido en edad solo por la Copa Mundial del Atún en Nueva Escocia y el Torneo del Sábalo en México, el encuentro deportivo habanero es uno de los más antiguos del mundo. Este 2013 quiso la casualidad hacer coincidir los 63 años que cumple el evento con el tiempo de vida de su fundador.
El placer por la pesca, la seducción de las aguas cubanas y el prestigio del Nobel de Literatura hicieron de la cita -en definitiva otro de los eventos sociales característicos de la alta burguesía neocolonial- un encuentro perdurable capaz de sortear no solo los cambios en la Isla a partir de 1959, sino la muerte del propio Hemingway en 1961.
Hoy el torneo sienta sus bases en las relaciones de amistad con clubes de pesca, publicaciones especializadas y pescadores para estimular así la participación de los que aman y defienden la pesca deportiva. Además está avalado por las autoridades internacionales de esta modalidad.
En las más recientes ediciones es considerable la presencia de pescadores europeos, pero la tradición demuestra que el principal mercado son los Estados Unidos y los países de la región. Uno de los miembros del equipo estadounidense es Phil Thompson para quien el evento ha traído experiencias inolvidables y en esta ocasión un excelente posicionamiento dentro de los premiados. Asegura además que a pesar de los trámites necesarios, la participación no es imposible y el resultado es gratificante en extremo.
Desde Colombia, país que por primera vez está en el torneo, llega un equipo integrado por Rodolfo Correal y Juan Pablo Jaimes. Ambos se muestran muy contentos por su estancia en Cuba y la excelencia en las atenciones recibidas. La pesca, objetivo principal del equipo, está cumplida, lo que asegura su reincorporación el próximo año junto al menos cuatro equipos del país sudamericano.
Conrado Moreno “Moroboro”, pescador desde hace más de 40 años y Capitán del Marlin 10, considera la pesca como una diversión excepcional, y lograr que todo el mundo participe es una oportunidad única. “El intercambio de experiencia es vital en el torneo, sobre todo con aquellos que llegan de otras latitudes”, agrega.
Desgraciadamente para el equipo cubano las condiciones económicas actuales y situaciones burocráticas relacionadas al evento ponen en desventaja la participación del país anfitrión. Incluso cuando los seis integrantes de Cuba coinciden en que “en general todo está en perfecto estado”, son notables ciertos aspectos que podrían mejorarse. Primero, y quizás lo más contradictorio para una isla por su primigenia condición entre aguas, es el poco entrenamiento que tienen en torneos internacionales. Segundo, el estado de la embarcación cubana no es el más adecuado para las exigencias y competencia de los participantes extranjeros. Y por último, el aumento de la presencia nacional se ve limitado por burocratismos que impiden la incorporación de participantes no institucionalizados.
A pesar de esto, Cuba sigue siendo un destino sumamente interesante para el visitante. Eventos como el Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja hacen confluir el placer de esta práctica deportiva con los atractivos naturales de la Isla. Solo un año separa a esta edición de la venidera y ya la Marina Hemingway se alista para recibir las embarcaciones. Distinguir el destino es cuestión sencilla para los hombres de mar que cada mayo, desde hace más de seis décadas, buscan como Hemingway, la ruta hacia la corriente del Golfo.