Terminó la espera. Este martes 27 junio, en el DRV PNK Stadium de Fort Lauderdele, Florida, la selección cubana de fútbol arrancará su participación en la decimoséptima edición de la Copa Oro de la CONCACAF, torneo de selecciones más importante de nuestra zona geográfica. En el evento, los antillanos buscarán consolidar el proceso iniciado en marzo de 2021, cuando —por primera vez después de 1959— se abrieron las puertas a algunos de sus jugadores profesionales diseminados por el mundo.
Esta constituirá la décima participación de Cuba en estas lides, en las cuales no le ha ido particularmente bien. En los 27 partidos disputados, Los Leones del Caribe solo han cosechado 3 victorias, 2 empates y 22 reveses, con un récord desfavorable de 18 goles anotados y 97 recibidos.
Si bien en la Copa CONCACAF —torneo predecesor de la Copa Oro, celebrado entre 1963 y 1989— Cuba había conseguido un meritorio cuarto lugar en la edición de 1971, desde la aparición del presente formato, en el año 1991, la historia no ha sonreído de igual manera a los seleccionados de la isla.
Ausente en las tres primeras ediciones, Cuba consiguió su primera clasificación al evento en 1998. Por aquel entonces, los grupos eran de tres equipos y los caribeños quedaron encuadrados en la llave C, junto a Estados Unidos y Costa Rica. El cotejo ante los estadounidenses terminó con desfavorable marcador de 3-0. Tres días después cayeron ante los ticos con escandaloso marcador de 7-2.
Tras perderse la edición del año 2000, la selección tricolor regresó a la máxima cita balompédica del área en 2002. Allí tuvo lugar la que —a juicio de este redactor— ha sido la mejor actuación de un elenco cubano en estas lides, por más que no se haya conseguido pasar de ronda, como sí sucedió en eventos posteriores.
Bajo las órdenes del DT peruano Miguel Company, Cuba logró igualar sin goles ante una selección de Corea del Sur que se encontraba en calidad de invitada y, por si esto no fuera poco, también lograrían contener a una poderosa selección de Estados Unidos, que necesitó de una equivocación arbitral para marcar, desde los 12 pasos, el único gol del encuentro. Solo unos meses después Corea del Sur y Estados Unidos quedarían en la cuarta y octava posición, respectivamente, en la Copa del Mundo de 2002.
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La siguiente edición, celebrada en el año 2003, vio por primera vez avanzar de fase de grupos al cuadro cubano. Una vez más con Company en el banquillo, los caribeños sorprendieron a propios y extraños, derrotando a Canadá con marcador de 2-0 en su primera presentación.
Aunque en su segunda salida fueron goleados y derrotados fácilmente por Costa Rica con marcador de 3-0, lo conseguido en la primera les bastó para agenciarse la segunda plaza del grupo y avanzar a cuartos de final. Allí fueron vapuleados por Estados Unidos con marcador de 5-0.
La de 2005 fue la primera edición con formato de cuatro equipos por grupo y los cubanos quedaron ubicados en la llave B junto a sus similares de Estados Unidos, Costa Rica y Canadá. A pesar de que, por primera vez, Cuba logró anotar en todos sus partidos, ello no valió si quiera para conseguir un triunfo. Los Leones fueron superados por cada uno de los rivales mencionados con marcadores de 4-1, 3-1 y 2-1, en ese orden.
En la edición de 2007, la escuadra de la isla fue ubicada junto a México, Panamá y Honduras. A priori, Cuba parecía el manjar de esta llave. Tanto así que, para su primera presentación ante los aztecas, el mítico Hugo Sánchez prescindió de sus principales figuras. Sin embargo, los caribeños sorprendieron abriendo el marcador al minuto 23 con gol de Renier Alcántara, obligando al seleccionador mexicano a poner a varias de sus estrellas sobre la cancha para remontar y llevarse los tres puntos con estrecho 2-1.
En su segunda salida, Cuba desplegó un gran fútbol ante Panamá, dominando varias facetas del juego e igualando el partido en dos ocasiones desde abajo. Sin embargo, el resultado no pasó del empate a dos tantos.
Así, los cubanos llegaron a su último compromiso de fase de grupos con la obligación de vencer por dos goles de diferencia a Honduras, algo que parecía difícil, pero no imposible, teniendo en cuenta las primeras presentaciones. De forma casi inexplicable, el elenco antillano sufrió una debacle catastrófica y fue vapuleado sin piedad por los catrachos, quienes se impusieron con marcador 5-0.
Aunque en su momento se achacó este descalabro al abandono de dos pilares fundamentales en ese equipo (Lester Moré y Osvaldo Alonso), la diferencia en el marcador se antoja demasiado amplia teniendo en cuenta lo mostrado en las salidas anteriores.
Para la cita de 2009, si bien Cuba se ganó el derecho de asistir en el campo, la Asociación Cubana de Fútbol declinó su participación bajo el inverosímil alegato de estarse preparando para ganar la edición siguiente. Algo que, al parecer, tenía más relación con la sospecha de un abandono masivo, teniendo en cuenta que, durante el preolímpico celebrado en los Estados Unidos justo el año anterior, solo 12 jugadores tomaron el avión de vuelta a casa.
Esta inaudita decisión, además, pudo haber desencadenado una sanción de la FIFA; ya que, por reglamento, todas las federaciones afiliadas a este organismo están en la obligación de asistir a los torneos oficiales.
Llegada la edición de 2011 —la que supuestamente íbamos a ganar— Cuba se comió tres escandalosas goleadas en fase de grupo. Con derrotas de 5-0 a manos de Costa Rica y México, y un 6-1 contra El Salvador, el cuadro antillano quedó ubicado en la última posición de los 12 equipos participantes.
Dos años después, concretamente en 2013, Cuba viviría uno de los momentos más increíbles en la historia de este torneo. Pasar de fase de grupos nunca había sido tarea fácil para los caribeños, pero en la edición de ese año —tras recibir goleadas de 0-3 y 1-4 ante Costa Rica y Estados Unidos— superar dicha ronda se antojaba prácticamente imposible. Los Leones del Caribe estaban obligados a ganar por cuatro goles de diferencia ante Belice para avanzar como uno de los mejores terceros de grupo.
Aunque los antillanos eran superiores, pensar en un marcador tan amplio parecía descabellado. Pero, aquella tarde el mediocampista espirituano Ariel Martínez jugaría el partido de su vida, marcando tres goles para los caribeños y dejando la mesa servida para el milagro, que ocurrió a 40 segundos del final en los botines del capitán Jeniel Márquez.
En cuartos de final, a pesar de ponerse delante en el marcador al minuto 21, la temprana expulsión del referente Ariel Martínez hizo desplomar al elenco cubano, que sucumbió de forma contundente ante Panamá. Esta, a su vez, terminó endosando seis goles.
En la versión de 2015, Cuba volvería a superar la primera ronda, siendo esta la primera ocasión —y hasta ahora única— en que un elenco cubano lo conseguía en dos ediciones consecutivas.
Luego de caer ente México (6-0) y Trinidad y Tobago (2-0), una vez más, las aspiraciones de avanzar a la siguiente fase eran las de colarse como uno de los dos mejores terceros lugares. Esto lo consiguieron derrotando a Guatemala en su tercera presentación, con marcador de 1-0. En cuartos de final, la absoluta caería goleada 0-6 ante Estados Unidos.
Tras no clasificar en la versión de 2017, Cuba volvería en 2019 a la máxima cita balompédica de la Confederación. Esta vez, Los Leones del Caribe mostrarían la peor versión de su historia en estas lides, cayendo por goleada ante sus tres rivales. Entre México (7), Martinica (3) y Canadá (7), la selección cubana recibió un total de 17 goles en tres partidos, sin poder anotar ninguno.
En 2021, a pesar de clasificarse a la fase preliminar, los dirigidos por Pablo Elier Sánchez no pudieron asistir debido al no otorgamiento de las visas por parte de Estados Unidos. Este episodio quedó guardado como uno de los más enigmáticos en la historia del certamen y de la selección cubana, que fue eliminada a golpe de escritorio sin tener la posibilidad de competir.