Un inglés se despertó a las 4 de la madrugada en las gradas desiertas de Gelsenkirchen. Horas antes, otras 48 952 almas no tuvieron más remedio que entonar el “Hey Jude” como nuevo himno de la selección de los Tres Leones en el estreno de la Eurocopa 2024, en Alemania. Pero a pesar del estruendo, el chico se quedó dormido en el estadio, no sabemos si por beber demasiado o por el aburrimiento que le provocó la selección que dirige Gareth Southgate.
Cuando despertó, Inglaterra tenía tres puntos y la sensación de que, si quiere ganar la Euro, o al menos repetir la final de hace cuatro años, debe cambiar muchas cosas. Bellingham, que va para Lord a los 20 años, puso un misil de cabeza y fue lo más notable de un once desbordado de talento pero atascado y bajo de revoluciones.
Esa, en línea general, fue la tónica de la mayoría de los favoritos en la primera ronda del torneo de selecciones del Viejo Continente, que quizás no sea más difícil que un Mundial, pero sí pone en aprietos a cualquiera. Ni siquiera importa que seas el vigente campeón, igual una selección que solo ha jugado una Euro te puede marcar el gol más rápido en la toda historia del evento a los 23 segundos: Bajrami, suizo de nacimiento y albanés por ascendencia, fue el ejecutor e Italia la víctima.
Pero también, en líneas generales, la mayoría de esos favoritos que quedaron a deber por imagen y volumen de juego encontraron las vías para ganar. Si Bellingham rescató a Inglaterra con un cabezazo imperial, Bastoni y Barella fueron los ejecutores de la azzurra en el inicio de la defensa de su corona, el grandote Weghorst salvó a Países Bajos de las diabluras de Koeman, mientras Wöber fue el aliado austríaco de Francia con un gol en propia puerta.
Por cierto, mucho ruido hay alrededor de los galos. El fichaje de Kylian Mbappé por el Real Madrid y su postura respecto a las elecciones legislativas en Francia han desviado la atención. “Llamo a todo el mundo a votar, a tomar consciencia de la situación. Tenemos necesidad de identificarnos con nuestros valores de respeto. Espero que tomemos la buena decisión”, apuntó antes de su estreno el capitán de Les Bleus, quien se ha plantado claramente contra los extremos de la ultra derecha liderada por Marine Le Pen.
No sabemos si esto le pasará factura a la selección dirigida por Didier Deschamps, pero su inicio no fue el más prometedor. Contra Austria rozaron la catástrofe y terminaron con la mala noticia de la fractura de nariz de Mbappé, quien salió ensangrentado del campo.
No obstante, nadie se ha atrevido a quitarle a los franceses su condición de principales candidatos al trono. Tienen un All-Star endemoniado, muchas armas para percutir, una acumulación de talento que si logra conectar ideas puede ser letal. Lo mismo aplica para Portugal, que debutó contra República Checa un once de jugones y casi se dispara al pie, al punto de que necesitaron un infiltrado en las líneas rivales para ganar.
Robin Hranáč, un chico de 24 años que todavía no ha salido del cascarón a nivel profesional, metió un autogol que le dio vida a los lusos cuando perdían, y después cometió un inmenso error para que Francisco Conceição marcara el tanto de la victoria en el descuento, 112 segundos después de ingresar a la cancha.
Quien no recibió ningún favor fue Bélgica, protagonista del primer gran batacazo de la Euro. Eslovaquia, con el incombustible Lobotka y un gol tempranero de Schranz, sentenció al plantel de Domenico Tedesco, amargado por la tecnología. Dos dianas de Lukaku fueron devoradas por el VAR, primero por un fuera de juego y después por una mano detectada por la primera pelota inteligente en la historia del fútbol.
¿Qué rayos es eso? Pues la evolución, diría yo. Resulta que el Fussballliebe, balón oficial de la Euro, está equipado con sensores de geolocalización para saber si pasa o no la línea de meta, y para determinar la intensidad de los contactos, incluso los que se producen con las manos. De esto no tenía ni idea Luis Openda, que se apoyó mínimamente en sus dedos para acomodar la pelota antes de servirle en bandeja de plata el gol a Lukaku.
El contacto fue bastante imperceptible, menos para los chips del Fussballliebe, que dibujan en la pantalla una especie de ondas, a modo de detector de mentiras, y ponen sobre aviso a los jueces. Si el electrocardiograma del balón hubiera llegado antes, La Mano de Dios hoy no formara parte de la historia del fútbol.
Para lo que no hace falta mucha tecnología es para identificar a un potencial campeón cuando lo tienes delante. Hasta ahora, de todos los grandes favoritos de la Euro, los únicos que han transmitido esa sensación son Alemania y España. Los anfitriones arrollaron a Escocia con el mejor rendimiento colectivo visto en las canchas teutonas, presumiendo de Wirtz y Musiala, sus nuevas joyas.
Los alemanes también enseñaron los colmillos, algo que les faltó en los dos últimos Mundiales y en la pasada Euro, eventos en los que los mandaron temprano a casa. Ahora ya están en casa, no tienen adonde irse, su único camino es el de ganar o ganar.
España, por su parte, perdió la posesión por primera vez en más de 130 partidos, pero ganó en la contundencia, justamente una de las cosas que en ocasiones le había faltado durante esa larga racha de tiki taka. Morata, ninguneado por la mitad de su propio país, el artista Fabián Ruiz, y Dani Carvajal a pase del juvenil Lamine Yamal fueron los goleadores de La Roja, que parece estar mudando la piel y el estilo.
Y todo indica que vestir de rojo es un plus en el torneo. Suiza fue un reloj contra Hungría, y Turquía una maquinaria de vértigo contra Georgia. Ambas selecciones, con sus camisetas de fuego intenso, se presentaron como alternativas interesantes a los poderosos. Los turcos, sobre todo, impresionaron con un juego espectacularmente fluido, siempre clarificado por el vértigo de Kenan Yildiz, la visión y el liderazgo de Calhanoglu y la magia de Arda Guler.
La perla del Real Madrid desatascó el duelo con un bombazo de época, probablemente el mejor del torneo con todo lo que queda por jugar. Guler, además, entró en la historia como el goleador más joven (19 años y 114 días) de la Euro en su primer partido como titular, superando el récord de Cristiano Ronaldo (19 años y 128 días en la lid de 2004).
La otra revelación de la primera jornada fue Rumanía, un rodillo frente a Ucrania. De seguro a todos les suena como una idea festinada que Rumanía o Turquía ganen la Euro, pero si Grecia logró el título en 2004, por qué no puede haber ahora otra sorpresa.
De cualquier manera, es demasiado pronto para sacar conclusiones. En el Mundial de Qatar, Arabia Saudita derrotó a Argentina en la primera fecha de la fase de grupos y todo apuntaba a sorpresa y batacazo. Sin embargo, los saudíes quedaron últimos de la llave y eliminados, mientras los muchachos de Lionel Scaloni terminaron levantando la Copa al cielo qatarí con Messi envuelto en un extraño atuendo.
Por ahora, lo único que podemos asegurar es que ya hemos visto al campeón, lo que todavía no sabemos quién será.