La noche del domingo 11 de junio la selección cubana de fútbol celebró el primero de sus dos compromisos de preparación con miras a la Copa Oro 2023. En el Estadio Municipal Esther Roa Rebolledo de la ciudad chilena de Concepción, los antillanos sucumbieron, como se esperaba, ante un elenco local que prescindió de sus grandes figuras y dispuso sobre la cancha una alineación alternativa.
Con 2 goles de Marcelino Núñez y 1 de Rodrigo Echeverría, La Roja de América endosó un 3-0 al seleccionado cubano. Lo visto sobre el césped ha dividido opiniones en la afición y la prensa especializada en la isla.
Si bien, a nivel de resultado, el marcador se asemejó a lo que se esperaba, teniendo en cuenta las obvias diferencias entre las selecciones, el funcionamiento de la absoluta en este partido dejó muchísimas incertidumbres sobre lo que podríamos esperar de nuestro elenco nacional en el máximo torneo de selecciones de CONCACAF, que arrancará dentro de poco más de un mes en varias ciudades de Estados Unidos y Canadá.
🎙️ El DT Eduardo Berizzo y el defensor Rodrigo Echeverría analizaron el triunfo de #LaRoja 🇨🇱 por tres a cero ante Cuba 🇨🇺 en Concepción. pic.twitter.com/6HuoBlwa4S
— Selección Chilena (@LaRoja) June 12, 2023
El rendimiento colectivo e individual de los andinos sacó a flote la peor versión mostrada por los caribeños desde el inicio del proyecto en marzo de 2021. Cuba no solo fue incapaz de crear peligro real sobre la cabaña defendida por Cristóbal Campos, sino que mostró gran fragilidad defensiva.
La zaga cubana, constantemente asediada por un nivel al que no están acostumbrados, dejó enormes espacios que los dirigidos por el míster argentino Eduardo Berizzo aprovecharon. Así pudieron encontrar siempre a un hombre desmarcado, hilvanar jugadas con facilidad y crear ocasiones claras que bien podrían haber derivado en un marcador más abultado.
Defender con más no necesariamente implica defender mejor. El cambio a línea de cinco, si bien en teoría no es cuestionable teniendo en cuenta la calidad del rival, en la práctica dejó ver a jugadores incómodos que no pocas veces parecieron estorbarse entre ellos. En más de una ocasión pudo apreciarse displicencia en la marca en los linderos del área, lo que permitió a los chilenos chutar con total libertad o, por el contrario, excesiva agresividad en jugadas que no implicaban peligros reales.
Esto último parce ser una preocupante asignatura pendiente que viene arrastrando la absoluta, y que no depende de planteamientos, ni sistemas, ni tácticas. Está en el autocontrol individual y el manejo de la frustración de cada jugador saber elegir cuándo, dónde y cómo cometer la falta. Pues partido tras partido, da la sensación de que es gracias a la benevolencia de los colegiados que terminamos con once elementos en el campo.
Del mediocampo hacia delante se vio un equipo superado por las circunstancias, incapaz de adueñarse del balón de manera sostenida, de generar jugadas de peligro a base de combinaciones colectivas y que encontró en par de intentos de larga distancia sus únicos disparos al arco.
Disponer de tan pocos elementos con responsabilidad ofensiva facilitó el trabajo para los bicampeones de América. La recuperación tras pérdida, la circulación del balón, la precisión en los pases y cada aspecto del juego en este orden fueron dominados por el cuadro sudamericano, anulando cualquier posibilidad de llegar al arco de rival haciendo fútbol.
Por supuesto, no podemos alejar el análisis de circunstancias que, por más que suenen justificativas, no dejan de ser realidades. Y es que cualquier equipo que pierda a cuatro de sus titulares indiscutibles va a ofrecer un performance inferior a su real potencial, más aún si las diferencias con respecto al rival de turno son ya, de por sí, tan considerables como las que existen entre Cuba y Chile.
Tampoco se puede perder de vista que, producto de estas mismas ausencias y de la calidad del rival, debió improvisarse un sistema con cinco defensores, esquema de juego que necesita mucho más tiempo de trabajo para ser afianzado, para que sus actores internalicen los automatismos tácticos inherentes a él. Esto no se logra en una pizarra y par de entrenamientos, por más que hoy contemos con jugadores profesionales.
Lo positivo en todo esto —si se quiere encontrar algo positivo— es entender el partido de anoche como un ejercicio de realidad necesario, saber dónde estamos, visualizar nuestras carencias cuando aún queda tiempo para corregir aquellas que sean corregibles y trazar estrategias para minimizar los daños de las que no lo sean de cara a la Copa Oro, el torneo fundamental de esta selección a corto plazo.
Los dirigidos por Pablo Elier Sánchez estarán completando su participación en la presente fecha FIFA el próximo día 20 de junio, cuando enfrenten la también complicada selección uruguaya, un rival que tampoco nos permitirá libertades y contra la cual esperamos ver una versión diferente de Los Leones del Caribe.