A diferencia de otras naciones, que por estos días dan un cierre express a sus ligas de fútbol interrumpidas por la pandemia de coronavirus, Cuba dio por terminado su torneo doméstico sin definir un campeón. Así lo informaron este martes la Comisión Nacional y la Asociación Cubana del llamado deporte de las multitudes, las que aseguran que trabajan para “garantizar una próxima edición integralmente superior”.
En una nota reproducida por el sitio digital Jit que ha encontrado eco en los fanáticos y especialistas, las entidades rectoras del fútbol en la Isla argumentan que la decisión de concluir la 105 Liga Nacional, que al momento de su interrupción desarrollaba su torneo clausura, forma parte de la estrategia del deporte cubano para la etapa post-COVID-19, que ya comenzó su primera fase en todo el país salvo en La Habana. Esta estrategia, apunta la nota, contempla solo “la realización de un reducido número de competencias en el último trimestre del año, destinadas a deportes directamente vinculados con los compromisos a defender en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, reprogramados para 2021”.
“Por tal motivo, consecuentes con la voluntad de priorizar la preservación de la salud de la población cubana y de afrontar con la mayor austeridad posible las dificultades económicas derivadas del enfrentamiento a esta pandemia, así como las experiencias de ligas de internacionales, adecuadas a nuestro contexto, la Comisión Nacional y la Asociación Cubana de Fútbol propusieron, y ha sido aprobado por las autoridades facultadas, dar por concluida la 105 Liga Nacional de Fútbol de Cuba en su fase de clausura”, señala la comunicación oficial publicada en Jit.
En consecuencia, los directivos del balompié cubano decidieron no declarar campeón nacional de la temporada 2019-2020 –que a los efectos de la actual estructura del torneo debía ser el ganador de la fase de clausura, y no el de la sí concluida apertura, que dominó el once de Pinar del Río– ni validar lugares a partir de la ubicación de los equipos en el momento de concluir la competencia.
Ello lo justifican en el hecho de que solo se desarrolló el 45% del torneo, es decir ocho de las 18 jornadas previstas; en la imposibilidad de definir a dos posibles finalistas debido a la paridad del torneo en el momento de su interrupción, “la cual ofrecía oportunidades de clasificar a todos los participantes” y en que “el reglamento de la competición carecía de un acápite destinado a designar un campeón a causa de la suspensión del torneo por fuerza mayor”.
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Al momento de ser suspendida la fase de clausura de la liga nacional el pasado marzo, el equipo de Ciego de Ávila lideraba las acciones con 20 puntos, mientras que cuatro elencos se disputaban con fuerza la segunda posición: Villa Clara (15), Santiago de Cuba (14), Matanzas (14) y Artemisa (12).
La decisión de no declarar ganador a Pinar del Río, vencedor sobre los avileños en tanda de penales en la final de la fase de apertura, fue justificada en que “el evento de clausura se concibió sin relación alguna con el de apertura, que solamente definía los clasificados para el mismo”. Este hecho pone más sal en la herida sangrante de los pinareños, que tras levantar el primer trofeo de la actual temporada conocieron que este no sería considerado un título nacional, galardón únicamente destinado al campeón de clausura.
De acuerdo con la nota, la Comisión Nacional y la Asociación Cubana de Fútbol también determinaron que “los equipos participantes en la etapa de clausura y la tabla posiciones reinante en el momento de dar por concluida la 105 Liga Nacional de Fútbol de Cuba serán consideradas para la planificación de los eventos del próximo año”, a pesar de lo cual no se otorgarán puntos para la evaluación del sistema competitivo del deporte cubano.
Además, fue suspendida la realización de la Súper Copa de Cuba, cuyo desarrollo estaba previsto tras la conclusión de la liga nacional.
El fútbol cubano atraviesa su peor momento en décadas, con pobrísimas actuaciones a nivel internacional –en el que muchas de sus últimas salidas han sido goleadas en contra– y con una oleada de jugadores que han abandonado los equipos nacionales en eventos fuera de la Isla. A ello une las dificultades que han lastrado el campeonato doméstico durante años, no solo deportivas sino también organizativas y técnicas, en particular el deficiente estado de muchos de los terrenos de fútbol de la Isla.