Jorge Luis Corrales es un futbolista dado al diálogo. Escucha con atención y, cuando responde, apenas se percibe en sus palabras que, desde hace algunos meses, ha pasado a ser una de las estrellas que ilumina los campos de la Mayor League Soccer (MLS) con sus esprintadas por la banda izquierda. Quizás la modestia sea resultado de más de una década persiguiendo un sueño, ascendiendo de a poco y superando obstáculos de gran dificultad.
Pinareño de nacimiento, Corrales –quien se puede desempeñar por ambas bandas en defensa–, se convirtió en febrero en el séptimo futbolista cubano en formar parte de la primera división del “soccer” de los Estados Unidos. Sin embargo, el vueltabajero de 27 años asegura que puede llegar más lejos, aunque su mayor ilusión es volver a llevar en su pecho el escudo de la selección cubana.
Tu última incursión con la selección cubana fue en la Copa de Oro del 2015, ¿cómo surge la posibilidad de jugar en el Chicago Fire?
Estuve siete años jugando en la selección nacional y fue la mejor de las experiencias que he tenido en mi vida, pero como todo deportista ambicioso quise trazarme metas más altas y vine a Miami, todo por vías legales. Primero jugué en la Segunda División de Estados Unidos y al finalizar la temporada pasé a la USL, la tercera categoría, en la cual estuve jugando hasta que Chicago Fire se interesó en mí. Tuve un muy buen año y decidieron probarme durante una semana. Quedaron contentos conmigo y de esa forma se abrieron las puertas a jugar en la MLS, un gran paso en mi vida que no podía dejar pasar.
Al enterarme de la noticia sentí una felicidad inmensa; fue una recompensa al trabajo que desarrollé durante mucho tiempo y, al ser tan difícil para los cubanos insertarnos en este tipo de ligas, creo que fue la demostración de que en Cuba hay muy buen fútbol y de que hay muchos jugadores cubanos que también podrían lograrlo.
Muchos se sorprenden porque regresaste a Cuba luego de la Copa de Oro y te marchaste por vías legales…
Fue en 2015. Jugué la Copa de Oro, regresé a Cuba luego de ayudar al equipo cubano en el torneo, de estar siempre presente junto a mis compañeros, y luego pedí el permiso para ir a Miami pues mi padre me invitó. Vine a Estados Unidos legalmente y a partir de entonces comencé a trabajar para cumplir uno de mis grandes sueños: jugar al fútbol profesional.
¿Qué diferencias has podido notar entre el fútbol cubano y el profesional que se juega en Estados Unidos?
Creo que lo principal es el tema de las condiciones. En Estados Unidos cada vez que entras al terreno tienes todo disponible, así como la suficiente cantidad de balones para entrenar y muchas cosas de ese tipo. Con respecto a la parte monetaria, también es totalmente diferente.
¿Alguna vez saliste a la cancha con algún tipo de inhibición?
Para que veas, no he sentido ningún temor. En el tiempo que estuve con la selección participamos en Copas de Oro, eliminatorias mundialistas, ante jugadores que militan en Europa, con grandes estadios, y creo que todos esos años me sirvieron de experiencia para enfrentar todas estas situaciones.
¿Echas de menos jugar en el estadio Pedro Marrero?
Te voy a hablar con el corazón: puse un pie por primera vez en el Marrero cuando tenía 17 años y créeme que todo ese tiempo que estuve en las selecciones inferiores y en la absoluta, siempre lo voy a llevar conmigo porque allí pasé muchos instantes bonitos y también difíciles; fueron momentos muy importantes para mi carrera como futbolista. Hice muchísimos amigos y jugué junto a cracks que me enseñaron y aconsejaron. Se echa de menos, claro.
En tu opinión, ¿cuáles son los mejores laterales del mundo ahora mismo?
Una de las cosas por las cuales veo futbol es para ver a los laterales de alto nivel y aprender, tomar nota y después llevar a la práctica. Sobre todo, me fijo mucho en Marcelo y Alaba, son los que más sigo porque creo que son de los mejores del mundo actualmente. Siempre estoy fijándome en sus movimientos ofensivos y defensivos para luego mejorar mi juego.
¿Estarías dispuesto a regresar a la selección cubana?
Mi disposición para jugar otra vez en la selección nacional es absoluta. La experiencia de vestir la camiseta nacional es imposible de olvidar y creo que todavía le debo mucho al fútbol cubano y a los aficionados que siempre han estado apoyándome, por lo que estoy al 200 por ciento de acuerdo en volver.
No pensé que podría surgir una apertura en las convocatorias cubanas, pero si me lo permitieran estoy dispuesto a regresar. En definitiva, yo no deserté, no traicioné a nadie; emigré de manera legal, jamás dejé a mi equipo abandonado a mitad de ningún evento, simplemente vine a Estados Unidos a través de las vías establecidas.
¿Alguna vez has pensado en Europa como un sueño a alcanzar?
Todavía tengo mucho camino por recorrer. Soy joven, pero tengo más que ofrecer con Chicago Fire, con otro club o con la selección cubana. Soñar con jugar en Europa es una de las metas para mí, hay que trabajar y esperar que surjan las oportunidades, pero estoy listo y se puede.
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