En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, el equipo cubano de fútbol dejó muy buenas sensaciones. La mayoría de los jugadores eran menores de 22 años, como exige el torneo. Cuba no pasó de la primera ronda; de hecho, no marcó ni una sola vez, y aun así no hubo disconformidad con los integrantes del plantel. Cayeron por un gol ante Costa Rica y Argentina (campeones del certamen) y empataron a cero ante Brasil. En aquella escuadra estaban Maykel Chang, Heviel Cordovés, y Odisnel Cooper, a todas luces, el relevo generacional de la selección absoluta cubana.
En octubre de 2012 estos tres jugadores, junto a Reysander Fernández, desertaron (como si se tratase de integrantes de un escuadrón militar) de la selección nacional de fútbol en vísperas de un partido frente a Canadá, como parte de las eliminatorias para la Copa del Mundo Brasil 2014; adiós al relevo. Una vez más, la historia se repetía, la sangría continuaba y la Asociación de Fútbol de Cuba como si con ellos no fuese.
Chang había estado en Estados Unidos ese mismo año para disputar el preolímpico. En aquel momento Heviel Cordovés le dijo que deberían quedarse, sería mucho mejor ser profesionales allí y no seguir en Cuba, explicaba en una entrevista publicada en el sitio web del Charleston Battery por el 2016. En el mismo 2012, en Toronto, toman la decisión. Viajan en autobús hasta la frontera, se acogen a la política de “pies secos, pies mojados” para entrar a Estados Unidos, y viajan hasta la Florida, donde Odisnel Cooper tiene unos familiares. Allí pasan varios meses entrenando por su cuenta para no perder la forma. Son días duros.
Al año siguiente, Chang, Cooper y Cordovés fichan por el Charleston Battery (con sede en Carolina del Sur), un club de la United Soccer League (USL), segunda división de la liga de fútbol estadounidense, donde ya habían jugado otros cubanos como Osvaldo Alonso y Lester Moré; y como Ozzie se había convertido en una estrella, por qué no seguirle los pasos. Participan en unas pruebas de captación y los tres logran impresionar al entrenador. La primera parte del sueño se había logrado.
Una lesión casi frustra los planes de Chang. Apenas jugó en su primera temporada, temía lo peor, incluso pensó en buscar un trabajo lejos del fútbol. “Me daba miedo hasta ver la cara del entrenador”, comentaba en una entrevista a AS en 2018. Al final todo quedó en temores: se recuperó para la siguiente temporada. Jugó para el Wichita en la Major Arena Soccer League y esto le ayudó a recuperar la confianza y sobre todo una buena forma física. No comenzó como titular, pero aprovechó cada minuto que tuvo en el 2014. Ya en 2015 es una pieza fundamental del equipo.
Los tres logran hacerse un hueco en el equipo; nada mejor que estar juntos para salir adelante y luchar por un sueño: ganarte la vida haciendo lo que te gusta. Desde fuera parece una decisión fácil, pero saber que pasarán ocho años sin volver a tu país ni ver a tu familia son motivos suficientes para amedrentar a cualquiera. Para ellos ya no hay vuelta atrás. En la misma entrevista a AS, Chang comenta que no sintió ninguna seguridad hasta que firmó con el Battery. Meses de zozobra hasta encontrar la luz: jugar al fútbol. Una luz relativa porque la lesión lo mantuvo en vilo por buen tiempo.
Se mantienen cinco años en el Battery. Chang se vuelve protagonista. Hay buenos goles, hay un taconazo en el minuto 93 para derrotar al Riverhounds, hay numerosas asistencias. En 2017 terminan en segundo lugar de la USL en la conferencia este, uno de los mejores resultados en la corta historia del Battery.
Después de 121 partidos, Chang termina su estancia en el Charleston. Ficha por el equipo filial del Real Salt Lake: el Real Monarchs. Era el segundo paso del sueño. Un poco más cerca de debutar en la MLS.
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Su primera temporada con el equipo de Utah fue muy parecida a su última con los de Carolina del Norte: buen rendimiento, pero sin explotar por completo. Es en el 2019 cuando Maikel Chang logra convertirse en crack. Trece goles y seis asistencias, sin contar su producción en los play-off, donde se consagran campeones y él es una de las principales estrellas, con dos anotaciones y dos asistencias. Pero no son solo los números, la temporada del cubano es tan espectacular que Real Salt Lake City decide ficharlo. Es posible especular que siempre fue esa la intención cuando llegó al Monarchs, darle un par de años más para que alcanzase la madurez y subirlo al primer equipo. De hecho, ya ha participado en algunos encuentros de la pretemporada 2020, pero debido al coronavirus, la MLS ha aplazado el inicio del calendario regular hasta nueva fecha.
Uno podría suponer que este es el final feliz de la historia de Maikel Chang. A punto de debutar en la primera división estadounidense, y después de esperar los ocho años con los que se penaliza a los desertores de las selecciones nacionales, Chang intentó regresar a la Cuba en enero de 2020. Intentó. El gobierno cubano no le permitió regresar a su país. Regresó Osvaldo Alonso. Regresó José Ariel Contreras. Regresó Maykel Galindo. Al parecer el crimen del extremo derecho fue mucho mayor. Son las ilógicas que mueven los hilos del fútbol cubano. Las mismas que mantienen al país sin una selección competente porque ni facilitan en toda la regla la contratación de los jugadores en clubes extranjeros, ni convoca a quienes ya forman parte de equipos profesionales, incluso sin que estos futbolistas hayan desertado de la pundonorosa selección nacional. Es una cuestión de chovinismo. Solo juegan los que se sacrifican en el Campeonato Nacional de Fútbol. Por ahora, solo podemos alegrarnos con los triunfos que logre Chang en la MLS. Por ahora, eso no pueden prohibírnoslo.
la reconciliacion pasa por los dos lados, hasta que no comencemos a tratarnos como iguales cuba,no podra salir del bache, muchos exitos para chang….