A partir del próximo 8 de septiembre, la selección cubana de fútbol comenzará su andar en el Nivel A de la Liga de Naciones de la CONCACAF, instancia a la que regresa tras una temporada en la división B de esta competición. Allí, los Leones del Caribe buscarán redimirse tras el pálido performance ofrecido hace apenas dos meses en la Copa Oro, tarea que luce bastante complicada.
Con un equipo que, al margen de haber incorporado algunas caras nuevas, mantiene el mismo núcleo de jugadores involucrados en los últimos procesos, es entendible que todas las miradas se centren en el banquillo, donde debuta un nuevo cuerpo técnico bajo las órdenes del estratega espirituano Yunielis “Papo” Castillo.
El panorama previo a la competición se ha propuesto ser tan similar al que se vivió antes de la Copa Oro que, incluso, las grandes ausencias en la lista de convocados son exactamente las mismas: los mediocampisas Karel Espino y Dairon Reyes, quienes aún se recuperan de sendas intervenciones quirúrgicas en sus rodillas y Onel Hernández, máxima figura mediática del equipo que, una vez más, ha vuelto a lesionarse a solo unas semanas del arranque del evento.
En medio de este contexto de malos resultados, ausencias importantes y nuevo cuerpo técnico, el sentimiento que predomina entre los amantes del más universal en la isla oscila entre la desmotivación y la incertidumbre.
Y no es para menos. Las esperanzas de ver algo diferente con los mismos jugadores pasan por confiar en que la propuesta del nuevo míster pueda volver a sacar la mejor versión de este grupo. Aquella que vimos, de forma aislada, en algunos partidos de la eliminatoria mundialista y la última edición de la Liga de Naciones. Algo que parece poco probable, si tomamos en cuenta que, esta vez, el nivel de los rivales se asemeja mucho más al que sufrimos durante la Copa Oro celebrada este año y que, además, las nuevas ideas de un entrenador necesitan tiempo para consolidarse.
Sin partidos de preparación, la absoluta cubana arrancará su andar en esta competición, que se disputará bajo el poco ortodoxo sistema suizo. Método de competición mediante el cual cada equipo se enfrentará a solo tres de los cinco rivales del grupo, y solo contra uno de ellos jugará dos veces. Suerte que nos favoreció quizá en la misma medida que nos perjudicó; pues si bien logramos evitar a la súper favorita, Jamaica, tampoco tuvimos la fortuna de que nos tocase un solo partido ante Granada, a todas luces el rival más débil del grupo.
Un análisis comparativo del calendario de Cuba respecto al del resto de los involucrados en nuestra llave nos permite intuir que —a menos que se den algunos resultados surrealistas en otros cotejos— los Leones del Caribe necesitarán seis puntos para no descender al Nivel B de la competición. Pero, ¿puede Cuba lograr seis puntos en sus cuatro partidos? Analicemos uno por uno a nuestros rivales.
Los rivales
Los antillanos estarán debutando el próximo 8 de septiembre ante Haití, selección que —por situaciones no deportivas— hará sus veces de local en República Dominicana. Esto podría interpretarse como un hándicap en favor de los nuestros. Sin embargo, basta mirar los clubes y ligas donde militan sus jugadores para entender que, incluso renunciando a la ventaja que implicaría jugar de local, Les Grenadiers seguirían saliendo como favoritos.
Sin ir más lejos, durante la última edición de la Copa Oro, la selección haitiana logró derrotar (2-1) a Qatar, aunque luego sucumbieron en sus dos siguientes cotejos ante México (1-3) y Honduras (1-2) quedando eliminados en fase de grupos.
El segundo compromiso de los pupilos de Castillo tendrá lugar cuatro días después, exactamente el 12 de septiembre, cuando —en los predios del Estadio Antonio Maceo de Santiago de Cuba— recibamos por vez primera un partido del Nivel A de Liga de Naciones.
El rival de turno será Surinam. La selección logró reunir en su convocatoria a 20 legionarios, 16 de los cuales lo hacen en ligas europeas, primera y segunda división. Eso sí, habrá que ver si son capaces de traducir ese poderío individual en un buen desempeño colectivo, cosa que no pudieron hacer durante los repechajes clasificatorios a la Copa Oro, donde cedieron en tanda de penales ante un modesto Puerto Rico.
Por ello no sería descabellado pensar que, si Cuba tiene alguna posibilidad de “raspar” algún punto en su paso por el máximo nivel de esta competición, sería aprovechando su condición de locales ante este rival.
Luego de una pausa de exactamente un mes, Cuba cerrará su calendario de grupo en esta edición de la Liga de Naciones con dos partidos ante Honduras. El primero de ellos será el 12 de octubre en condición de local, y el segundo tres días después, en territorio hondureño. Partidos en los que, siendo objetivos, parece bastante poco probable que podamos sacar algún resultado positivo.
Por lo expuesto hasta aquí, y a modo de resumen, podemos decir que nuestra selección se avizora como una de las candidatas a descender a la Liga B y lograr la permanencia podría considerarse un buen resultado.