Como en sus mejores tiempos, el boxeo profesional cubano estuvo excelso, fino, durante el pasado fin de semana: Yuriorkis Gamboa regresó al encerado tras 13 meses de inactividad y triunfó sin muchas complicaciones; Luis “King Kong” Ortiz solventó con éxito su primera defensa del título interino de los pesos pesados y aún guarda la faja en su aposento; y Rancés Barthelemy volvió a robarse titulares informativos al conquistar su segunda corona mundial.
Todo ello aconteció en apenas 24 horas.
Comencemos por el pugilista más conocido entre la afición. Hace un par de meses, Gamboa (25-1, 17 nocauts) aterrizó en Cuba, en La Habana para ser más preciso, con el objetivo de encontrase a sí mismo. Su talento es inmenso y rara vez ha sido cuestionado, pero problemas de promoción con su representante Curtis “50 Cent” Jackson (el rapero) y su rechazo a peleas de poca monta lo habían mantenido inactivo, fuera de ritmo. Durante 30 días se preparó en la capital cubana bajo la égida de Jorge Hernández, campeón olímpico de Montreal 1976, además de hombre de su entera confianza y amigo, por sobre todas las cosas.
El adiestramiento tenía como objetivos, primero, reaparecer, y, segundo, retornar por todo lo alto, después de una época desastrosa, llena de poco juicio y malas decisiones. Ambas metas fueron cumplidas. Su contrario fue el norteamericano Hylon Williams Jr. (16-2, 3), un joven de 25 años, de mucho movimiento y precisa esgrima, pero débil de pegada, como deja entrever su historial. No obstante, solo sumaba un fracaso al subir al cuadrilátero y era conocedor de que si desbancaba al caribeño varios ojos se posarían sobre sus puños.
Así, el Stone Resort Casino en Verona, Nueva York, vio como Yuriorkis se mostró agresivo del primer al último acto. Su punch fue un látigo y se movió con ligereza por el encordado. Muchos esperaron el fuera de acción en todo momento, pero Williams Jr. soportó las envestidas. Aunque no pudo noquear, “El Ciclón de Guantánamo” mantuvo en vilo a los presentes en la instalación y demostró estar listo para irrumpir otra vez en escenarios exigentes. Al final, la votación de los jueces fue unánime a favor del campeón olímpico de Atenas 2004. Las boletas 98-92, 98-92 y 96-94 dictaron claramente la diferencia que existió entre los dos púgiles.
Para el columnista y editor de la cadena deportiva ESPN, Damián L. Delgado Averhoff, la victoria de Gamboa tiene como principal valor el hecho de que regresó al cuadrilátero después de una inercia que duró más de un año. “Habría que estar pendiente en su caso si se mantendrá en las 135 libras, un peso que para mí es demasiado para él”, refirió.
El especialista indicó además que podrá ganarle a peleadores de mediana calidad, pero a los mejor ranqueados le va a costar. “Él es muy pequeño para esa división y ya Terence Crawford le hizo pagar. Espero que recapacite y regrese a las 130 libras”.
Gamboa, que cumple este 23 de diciembre 34 años, espera, desde ya, la unión de varios factores para dar continuidad a una carrera que parecía a punto de extinguirse. Persistencia, reflejos, una mejor promoción, golpeo, velocidad, e incluso, suerte, son algunos de esos componentes de su nueva fórmula química rumbo al éxito.
Por su lado, con menos bombos y platillos, Rances Barthelemy (24-0, 13) sigue escribiendo una magnífica historia. Alcanzó un título mundial de peso ligero junior en 2014, realizó una defensa dominante ante el argentino Fernando “El Vasco” Saucedo (52-5-3, 8), y luego se sintió obligado a dejar vacante el cinturón cuando las 130 libras se le resistieron.
Ahora, cuando la báscula lo obligó a marcar 135 libras sumó su segunda faja en igual cantidad de divisiones en el evento principal de la cartelera de Premier Boxing Champions en el Palms Casino Resort de Las Vegas. El ruso Denis Shafikov (36-1, 19), un tipo fuerte para la división y dueño del sistema de combate europeo: siempre hacia delante, nunca dio tregua.
El habanero confundió la táctica de inicio y abandonó su boxeo desde atrás para trabajar en la corta distancia. Ello hizo que el euroasiático, con precisión de cirujano, sacara ligera ventaja en varios de los principales intercambios. Sin embargo, el reto dio un vuelco favorable al antillano en el round ocho, cuando todos observaron un corte sobre el ojo derecho de Shafikov. Desde ese instante, el invicto cubano hizo los ajustes necesarios y logró conectar envíos contundentes para llamar la atención de los “imparciales”.
De acuerdo a CompuBox, el ganador asestó 260 golpes por 228 su rival, para una decisión absoluta de 116-112, 116-112 y 119-109. De esta manera, el hermano de Yan Barthelemy, otro rey bajo los cinco aros en la capital griega hace 11 años, se convirtió en el nuevo monarca ligero de la Federación Internacional (FIB).
Finalizado el combate, Rancés dedicó el éxito a los miles de migrantes cubanos que llevan varias semanas varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. “Que este título mío sirva para estimular a mis compatriotas”, expresó Barthelemy, quien tuvo su debut profesional el 8 de agosto de 2009 como oponente del norteamericano Jamal Clay en el Centro de Convenciones de Columbia, Carolina del Sur.
En tanto, Luis “King Kong” Ortiz (24-0, 21) es el boxeador oriundo de esta tierra de moda. Conquistó el título vacante pesado de la Asociación Mundial (AMB) con un nocaut fulminante sobre el argentino Matías Vidondo y quedó desde entonces en línea para pelear por las fajas de la categoría. Antes, debía superar otros escollos, y uno de ellos, fuerte por demás, era el estadounidense Bryant Jennings (19-2, 10), perdedor por puntos a manos de Wladimir Klitschko en abril.
Visto con buenos ojos por Oscar de la Hoya, el camagüeyano retuvo su cinturón interino de la AMB en un combate que duró seis asaltos completos y 2 minutos y 45 segundos del round número siete. Antes, Jennings ya había hecho un viaje a la lona una vez durante el mismo capítulo. Ortiz logró herir a su oponente durante los primeros compases del pleito, pero el perdedor aguantó bastante en una pelea en extremo competitiva, dueña de buenos intercambios en el cuerpo a cuerpo y ganchos exactos a la zona baja.
Delgado Averhoff comentó a Oncuba que gracias a su éxito el antillano se pone en la fila de los principales candidatos a alguno de los títulos de peso completo. “Ahora mismo su opción más viable sería ir por el cinturón del Consejo Mundial que está en poder de Deontay Wilder (pelea el 6 de enero)”, señaló.
“Los otros tres cinturones están en poder de Tyson Fury, pero este seguramente tendrá una revancha contra Wladimir Klistchko. Pero esto más que un deporte, es un negocio y habría que ver si a Deontay le interesa más afrontar el riesgo contra Ortiz o esperar por el desenlace de la revancha Klistchko-Fury, que sin dudas le reportará más beneficio económico, y de ganar, sería el campeón unificado de los cuatro organismos”, sentenció.
Sea como sea, el agramontino, de 36 años, se abrió camino para retar a los más duros de los pesos pesados. Uno de tres cubanos que contaron el pasado fin de semana historias diferentes, pero que marchan con los mismos objetivos, brillar con luz propia en el panorama del boxeo profesional.