Matanzas (2) vs Isla de la Juventud (3):
Pocos imaginaron, que a esta altura de los play offs, la bandera de los Piratas de la Isla ondearía firme, que la nave soportaría la tierra pantanosa del Girón y luego, en puerto propio, sacudirían las valijas de su rival hasta dejarlos desnudos, contra las cuerdas, a un atraco del jaque mate.
Después del arranque, de ese primer choque en que los matanceros vapulearon a los isleños, el vaticinio que se imponía era es más lógico: los cocodrilos en cuatro o cinco desafíos mandarían de vuelta a casa a los de Gerona. Típico presagiado de postemporada que vuela y se esfuma y es lanzado al caño. Nada de manjares. La serie se tornó un tormento para los discípulos de Víctor Mesa, La Isla soltó las riendas y comenzó a bregar.
Sacaron los siguientes juegos del congelador. Uno, dos, tres, en orden, desafiando a la inexperiencia de sus jugadores en este tipo de cotejos de alto voltaje, a las mañas del avezado manager de enfrente. Tres partidos electrizantes, que se decidieron en las postrimerías, dos de ellos no pararon hasta meterse en extra innings. El Cristóbal Labra se volvió una caldera, un sitio donde el silencio no tiene cabida y la sobriedad no existe. Todo es a flor de piel, una apoteosis.
La grada se contagió de lo que trasmitían los chicos de Pantoja, de esa energía que pusieron en cada lance, en cada sprint, una banda de jovenzuelos arropados por su terruño que se ha volcado sobre sus hombros, sin compasión ni miramientos, en entrega total. Rendido a los pies de su insignia, de su efigie, Michel Enríquez, de su baluarte de guerra, su seña y santo, que sigue demostrando que su peso se tasa en quilates.
En tanto, Víctor Mesa, después de verse con la soga al cuello, ha logrado respirar, lanzar un suspiro de alivio al viento. Le habían abierto una lápida de mármol en Nueva Gerona, pero sus muchachos lo han sacado del aprieto. En el último partido respondieron con un colosal fuera de combate en siete capítulos que los ha dejado vivos y pone a temblar a los que ya los daban por muertos.
Ahora, con la serie 2-3 a favor de los pineros, ambas escuadras cruzarán el Mar Caribe en catamarán para dirimir los desafíos definitorios en casa de los cocodrilos. Quedan dos juegos y una plaza, esto no es la ruleta rusa, a jugar béisbol.
Granma (1) vs Ciego de Ávila (2):
Aquí la cosa comenzó idéntica. Un choque inicial parte aguas, donde los alazanes sacaron a relucir sus feroces bates para intimidar a los tigres avileños. Después de ese alarde ofensivo, de ese comienzo estridente, todo ha dado un vuelco. Pareciera que han cambiado de casacas y que Ciego de Ávila es Granma con el madero entre muñecas.
Los avileños han dicho a batear y no han parado, andan desbordados, masacrando al raquítico staff de lanzadores granmense que en cada encuentro hacen fila para ir, subirse y largarse cabizbajos del montículo. Pero como mismo el pitcheo de los dirigidos por Carlos Martí va siendo la piedra angular de este play off, su arma, la ofensiva, llamada a tapiñar un poco las desventajas entre una novena y otra, también ha brillado por su ausencia.
La toletería de largo alcance de los Despaigne, Samón, Guerra y Cedeño, ha sido silenciada, no se ha hecho sentir. Al punto que fueron pintados de blanco en el último pleito. La causa: el excelente trabajo desde la lomita de Ismel Jiménez, desquitándose de su primera salida, en la que no pudo contener a la artillería pesada rival.
Ofensivamente, si los alazanes andan de capa caída, la actualidad de los tigres es todo lo contrario. Sus maderos están contentos, resplandecientes. El cátcher Osvaldo Vázquez ha sido la bujía inspiradora desde el home plate, el hombre ha disparado tres batazos de vuelta completa en lo que va de semifinal. El otro puntal va siendo, Ariel Borrero, quien ha remolcado en estos tres encuentros cerca de 10 carreras hacia el plato.
Producto de las inclemencias del tiempo, este play off va más retrasado, de ahí que todavía el horizonte se muestre más difuso. Con el dual meet a su favor, Ciego intentará poner en punto de mate las acciones, mientras, Granma se colgará del brazo derecho de Lázaro Blanco e intentará activar la alarma de combate a su lineup.