En muy pocas oportunidad una estrella del béisbol cubano ha sido tan respetada como el estelar exjardinero de los Industriales Javier Méndez, quien se ganó el privilegio de ser considerado como “un caballero dentro y fuera del terreno”, cosa que pudimos constatar durante la visita que hace unos días le hicimos en su casa en Playa.
Durante más de una hora conversamos con “el 5 estrellas Méndez”, y Javier (quien alega que no tiene buena memoria y terminó respondiéndonos detalladamente cada pregunta) estaba tan preparado para nuestros lanzamientos, como lo estuvo para batear cada uno de sus 2101 hits en Series Nacionales.
¿Cómo llegas al béisbol?
Mis primeros recuerdos del béisbol son por televisión, recuerdo que inmediatamente vienen acompañado de la imagen de “Changa” (Santiago Mederos) lanzando. Después lo habitual, el cuatro esquinas en la calle, bateando pelotas improvisadas en otros terrenos inventados, hasta que llegué a integrar el equipo de Santa Fe, para el campeonato municipal de la categoría 9-10.
Transité por los distintos escalones del béisbol, pero no me quisieron aceptar en la EIDE, pues yo no cumplía con los parámetros requeridos: no tenía la estatura que pedían en esos años. Recuerdo que estuve a punto de abandonar la pelota, pero ya yo tenía muy dentro ese bichito del vicio por el beisbol.
Después me destaco en los Juegos Escolares de 1980 y logro hacer el equipo al mundial juvenil 1981, con Vargas, Kindelán, Pacheco, Linares, Faustino, Arocha, Pablo Miguel y otros que después fueron estelares. Allí me seleccionan para el Todos Estrellas como jardinero central. Llego a las Series Nacionales en la temporada 81-82 y cuando estaba muy bien, me deslizo en primera y en la cabeza el inicialista me da un rodillazo. El resto es historia.
¿Ciertamente las lesiones te persiguieron durante toda tu carrera?
Empecé por ese rodillazo en la cabeza y tuve de todo lo imaginable, problemas en las rodillas, hepatitis, pelotazos en la cabeza, conjuntivitis, Maels me fracturó la mano derecha, Ajete la izquierda. En un partido en San José, mientras calentábamos, yo estaba haciendo tramos de velocidad y no me di cuenta que El Duque venía corriendo en dirección contraria a mí y chocamos. Terminé con fractura de muñeca.
Dejé para el final la lesión del hombro, porque en 1986 yo estaba 105% seguro que iba a estar en el Cuba y me dejaron fuera, desmotivándome mucho, aunque quedé en un grupo de 5 peloteros de la reserva de ese equipo. Un día lluvioso se decidió entrenar dentro del Latino, donde estábamos concentrados y yo me puse a tirar pelotas, muy duro, contra la pared, y en mi inmadurez de esos años, sentí una penita en el hombro y aun así continué “descargándole” a la pared. Esa lesión del hombro desapareció sin dolor, pero jamás volví a tener la misma fuerza en el brazo de tirar.
Fuiste un ídolo en la capital, pero ¿qué significó Industriales para ti?
Ese es el equipo que desde niño admiraba, pero yo empecé jugando con Metros mis cuatro primeros años, hasta que en la Serie del 86 pasé al equipo Industriales. Cuando uno está jugando en contra de los Industriales, a mí me pasó, trata de jugar ese día al 200% de tus posibilidades, pues a pesar del amor que le sientes de toda la vida, quieres demostrar que perteneces y dando lo mejor de ti es la mejor prueba.
Ya cuando estás en el equipo es como un edificio, donde los que más tiempo llevan son los de mayor protagonismo, los más seguidos, pero tu empiezas a construirte un nombre, a ganar terreno y respeto entre todos.
Ser de los Industriales es una gran responsabilidad y aunque no lo parezca te puede generar mucho sufrimiento, yo siempre recuerdo que una vez perdimos un campeonato que debíamos haber ganado y estuve una semana sin salir de la casa, ni siquiera a botar la basura a la esquina.
Javier en tu último año tuviste una campaña de ensueño, de hecho implantaste récord de carreras impulsadas. La afición te pedía a gritos que siguieras, en cambio tú cumpliste con el anuncio de retirarte. ¿No te arrepientes?
No. Siempre perseguí mucho hacer el equipo grande, yo creí que podría hacer los equipos olímpicos del 92 y el 96, y no fue así, pero finalmente en el 2000, fui subcampeón olímpico. Y aunque llegué a donde quería, mis mejores años habían pasado y entonces me consideraban como bateador, no como jugador, o sea que yo estaba como emergente, o para salir contra un derecho en una ocasión determinada, y ya no era lo mismo.
En el 2001, a los 37 años de edad, no tuve una buena temporada y aunque di 11 jonrones y bateé 302, me cuestionaron mis años. Gracias a la ayuda de Rolando Verde, me preparé muy bien para la temporada de 2002. En ese año bateé bien, hasta el pelotazo de Maels, que me dejó con solo 47 partidos jugados con 354 de average y 10 cuadrangulares.
Yo quería a esas alturas demostrar que no estaba “acabado” como algunos creían y a la vez no quería que nadie me dijera “te tienes que ir”. En el 2003 volví a prepararme a tope y entonces en Camagüey le digo al periodista Milton Díaz Canter, que ese era mi último año.
Me había propuesto ser el líder histórico en dobles, ganar la Serie Nacional y llegar a los 2000 hits, y todo eso lo logré en 2003, además de poner ese récord de empujadas que es mi estadística favorita. Fíjate que yo estuve muchas veces alejado por lesiones y aun así, sin ser jonronero, estoy entre los 10 primeros en impulsadas de Cuba, cosa que me llena de orgullo.
Ese año, mi último, integro el equipo Cuba a los Panamericanos de Santo Domingo, y con la alegría inmensa que sentía ocurre un hecho muy duro en mi vida personal. Fallece mi padre, alguien que siempre me ayudó, estimuló e impulsó a no darme por vencido y perseverar en la vida. Su muerte me desmotivó muchísimo y fue el golpe de gracia para dejar el béisbol activo. Al regresar de Dominicana le pido a las autoridades del INDER, mí exclusión del equipo nacional y es así como finaliza mí carrera deportiva.
Te puedo decir, con total seguridad, que siento que terminé en el béisbol dejando un recuerdo grato y sobre todo, me fui queriendo y respetando a la afición, principalmente a la capitalina, que tantos momentos agradables, aplausos, apoyo, en las buenas y en las malas, y muestras de cariño, me dio durante toda mi carrera.
¿Después del béisbol activo qué?
Yo siempre he querido hacer lo que esté en mis manos por mejorar el béisbol y aunque las autoridades me habían dicho que no me retirara, yo cumplí con mi parte y después me tomé un año sabático, pude así aprovechar más tiempo con mis hijos, con mi esposa, dedicarle un poco de calor al hogar.
En esa época traté de pasar un curso que intentaba vincular a las Glorias Deportivas con la prensa y los comentaristas, para convertirnos en una especie de analistas de béisbol, pero eso no se concretó. Después se dio la oportunidad de viajar a Italia en un convenio de ayuda técnica, como entrenador y estuve varios años por allá, trabajando en una sociedad que llevaba simultáneamente el béisbol y el softball, donde pude enseñar en todas las categorías y de paso adquirí mucha experiencia.
¿Cómo se siente una estrella, alejado del terreno, hoy en día?
Transito por un nuevo eslabón que me ha motivado siempre, que es ayudar al béisbol en la capital y en el país, pero no creas que eso es fácil. Al regresar de Italia se colegió que yo me convirtiera en Comisionado Provincial de la disciplina, les dije que aceptaba, pero yo les puse como condición que me tenían que preparar administrativamente, pues era un cargo que desconocía y no quería cometer errores. Algunos de los vinculados al deporte y al béisbol, difamaron y crearon una versión, no sé con qué objetivo, donde planteaban que yo no había aceptado ese cargo. Quería prepararme bien y así lo hice saber, no improvisar, ni caer en errores por no estar preparado.
No es tan sencillo como se cree transitar el camino del retiro, y sino pregúntate ¿por qué un atleta tiene que seguir directo hacia entrenador, y no puede convertirse en Metodólogo, Comisionado Nacional o Provincial, u ocupar un cargo de dirección del INDER?
Nosotros los atletas, me sigo considerando como tal, al finalizar la carrera deportiva, tomamos la vía del entrenador, claro, es lo que estudiamos, aprendimos y sabemos hacer, pero pienso que hay que abrir el diapasón, probar en otra esfera del deporte, la experiencia como atletas es un aval extra, además que nosotros, por nuestra relación directa con el público, nuestra disciplina, comportamiento y conducta, tenemos herramientas también a nuestro favor, que si le sumamos una capacitación, preparación y adiestramiento general, pudiéramos aportar credibilidad, solidez y seguridad en funciones importantes dentro del aparato directivo de la provincia, la comisión o el propio INDER.
¿Cómo vez el béisbol de hoy?
Si me preguntas del béisbol cubano, lleva un análisis muy profundo, serio y responsable por parte de todos los involucrados y los que aman nuestro deporte nacional.
Tenemos que hacer algo por el bien del béisbol, todos somos necesarios y nadie es imprescindible, te hablo de atletas, exatletas, periodistas, árbitros, pueblo y dirigentes. Reunirnos en talleres, congresos, o como le quieran llamar, para revolucionar el béisbol, pedir opiniones, debatir. Se deben analizar seriamente todos los factores que influyen en la pérdida de credibilidad, pesimismo y seguridad de la afición que sigue el béisbol, desde la base hasta nuestra Serie Nacional, se ven muchas inexactitudes, demasiadas improvisaciones por parte de los que dirigen la pelota cubana.
Te pongo solo un ejemplo, en la actual estructura, criticada por muchos conocedores y aficionados, es la primera vez que las provincias orientales no participan como equipo en la segunda parte del campeonato nacional cubano, o sea los estadios de esa parte del país no tuvieron protagonismo; la fiesta nacional del béisbol cubano, de Camagüey hasta Guantánamo, no llegó.
¿Crees que el béisbol cubano ha retrocedido?
Nosotros tenemos en Cuba mucho talento, que no te quepa la menor duda, pero nos hemos detenido en el tiempo, y para los que siguen la pelota cubana es un dolor que esto ocurra. Pienso que necesitamos retroalimentarnos de otras ligas del mundo, interactuar con ellas, tomar lo positivo, oxigenarnos y actualizarnos, en los planes de entrenamiento modernos y explotar más la ciencia, utilizar más el conocimiento de los doctores del deporte y llegar a un consenso sobre lo que verdaderamente se necesita para regresar a los planos estelares.
Años atrás era impensable que un equipo holandés nos ganara tan seguido en eventos internacionales, fíjate, si tú le dices a un holandés que el equipo de fútbol cubano, y mis respetos para ellos, le ganaría varios partidos, se te echaría a reír o te diría que estás loco. Entonces algo está pasando, y tenemos que precisar y puntualizar bien cuál es el problema, o los problemas, y trazar estrategias seguras, convincentes y eficaces para reencontrar la senda victoriosa.
¿Qué opinión te merece el grado de indisciplina que vemos en nuestros peloteros actuales?
Te voy a contar una anécdota, cuando empecé a jugar de niño, un día, después que ya nos habían entregado nuestro uniforme completo, se quedó la gorra y llegué a la formación, en la línea sin ella puesta. El entrenador me pidió que diera un paso y me preguntó por qué yo estaba sin gorra y le expliqué de mi olvido. La respuesta fue que yo ese día no iba a entrenar y esa única vez me marcó para siempre.
Quizás sea por mi formación, pero las indisciplinas que tenemos actualmente, que son muchas, me molestan, pues un pelotero tiene que ser disciplinado y sobre todo se debe a su público, que es para quien se juega en realidad.
¿Quisieras comentarme acerca de la actuación de los Industriales de este año y su futuro?
Mira, yo confío mucho en Vargas, porque lo conozco, porque es mi amigo, porque jugué con él, porque sé lo que sufre en cada derrota, aunque de afuera se vea pasivo. Pero recuerda el dicho que siempre marca a los managers de: “los juegos lo ganan los peloteros y lo pierden los directores” y no se perdió por culpa de Vargas, muchos factores influyeron y todos tenemos algo de culpa en no haber llegado a Postemporada este año, pero los atletas deben tomar experiencias, sacar diagnósticos de los ocurrido, para de manera clara, pura y valiente, darle el frente a lo ocurrido y prepararse para complementar lo que verdaderamente el equipo necesita de ellos. Todo esto se puede lograr partiendo de la disciplina.
¿El béisbol cubano puede contar con Javier Méndez?
Sí. Mi vida ha estado dedicada al béisbol y a él le debo todo lo que soy y lo que he logrado, por lo que me siento en infinita deuda con él.
Fotos: Beatriz Verde Limón y Ricardo López Hevia
EXCELENTE PELOTERO