Nadie es campeón mundial por casualidad. Cualquier atleta, en cualquier deporte, en cualquier categoría, si llega a la cima del orbe, merece todos los elogios y la máxima atención. Eso lo sabe bien el triplista cubano Lázaro Martínez Santrayll (Guantánamo, 1997), quien hace casi nueve años —cuando aún no había cumplido 16— logró la primera de sus tres coronas en lides globales para atletas menores de 18 y 20 años.
El 13 de julio del 2013 el antillano inició su reinado en categorías menores con una victoria indiscutible en el Mundial Juvenil de Donestk, Ucrania, donde saltó hasta los 16.63 metros e igualó el récord de la especialidad en estos eventos, que pertenecía en solitario al también cubano Héctor Dayron Fuentes (alcanzado en Marrakesh, 2005). Martínez era solo un adolescente, aunque ya daba muestras de su potencial, lo cual reafirmó un año después en Eugene, Estados Unidos.
En las míticas pistas de Hayward Field, el joven triplista volvió a ganar un título del orbe, en este caso en el Mundial Sub-20 de Oregón, donde rompió dos veces la marca para estos campeonatos con estirones de 17.08 y 17.13. La historia no terminó ahí, y dos años más tarde revalidó su corona en la lid de Bydgoszcz, Polonia, preludio de su primera incursión olímpica en Río de Janeiro 2016.
Precisamente, en la urbe brasileña se coló entre los ocho primeros con solo 19 años, una nueva nota relevante para su palmarés. En ese punto, aún quien no conociera los resultados de Lázaro Martínez podría identificarlo de como un diamante en bruto por su imponente físico (1.92 metros de estatura) y su amplia y poderosa zancada, que por momentos hacía recordar a la del estelar norteño Christian Taylor.
¡Lázaro Martínez gana la primera medalla de oro en el mundial bajo techo de Belgrado!
The Cuban wins the #WorldIndoorChamps triple jump🥇with a world-leading 17.64m leap! 🇨🇺 pic.twitter.com/dcgq1Zs3k8
— World Athletics (@WorldAthletics) March 18, 2022
Pero en la vida y en el deporte no hay nada seguro. A pesar de sus excepcionales condiciones y su rutilante historial en categorías menores, la luz del triplista cubano se fue apagando progresivamente, en parte lastrado por dolencias en la tibia. Eso provocó un desplome absoluto entre el 2017 y 2021, lapso en el que solo consiguió una marca por encima de 17.20 en el Festival Nacional de Saltos de Camagüey celebrado en febrero del 2018, cuando clavó los pinchos en los 17.28, el mejor registro de su carrera.
Muchos perdieron completamente la confianza en la joven promesa, quien vivió una precipitada caída durante la pandemia. En el 2020 casi no pudo competir, pero en el 2021 regresó a la acción y no logró superar la barrera de los 17 metros en ocho encuentros de confrontación en La Habana.
Con esos “truenos”, nada hacía presagiar que Lázaro Martínez viviría un resurgir en el 2022, pero en cuestión de un mes nos ha dejado a todos boquiabiertos. Su escalada comenzó el 17 de febrero en la Arena Stade Couvert de Liévin, Francia, donde ganó sin demasiada resistencia con salto de 17.21. Dos semanas después, el 2 de marzo, repitió la victoria en el Polideportivo Gallur de Madrid, en esta ocasión con marca de 17.12.
Si bien los registros no eran nada “del otro mundo”, el simple hecho de volver a saltar de manera estable por encima de 17 metros ya era una victoria para el cubano, quien se quedó con el título del World Indoor Tour y ganó confianza para dar un golpe sobre la mesa. Pero el sorpasso en cuestión ha llegado más rápido de lo que imaginábamos y en un escenario de máximo calibre como es el Campeonato Mundial de pista cubierta en Belgrado, Serbia.
En el Štark Arena, contra el flamante campeón olímpico de Tokio 2020 y el vigente titular mundial bajo techo, Martínez prendió las turbinas y quebró hasta tres veces la marca tope de su carrera para conquistar una espectacular medalla de oro, un resultado impensado si tenemos en cuenta que el chico no había competido en pista cubierta hasta hace solamente un mes.
En la lid, el guantanamero marcó distancias desde el mismo arranque, con un salto inicial de 17.64, tras el cual se colocó automáticamente en el puesto 16 de todos los tiempos en competencias bajo techo, empatado con el inigualable Jonathan Edwards, y por delante de otras estrellas como el múltiple campeón mundial y olímpico, Christian Taylor, o Yoelbis Quesada, su actual entrenador.
La marca puso a temblar al resto de los concursantes, de los cuales solo dos habían llegado a ese registro. Desde la distancia, Cuba miraba asombrada el impresionante despegue de su exponente, pero sin exceso de confianza por la presencia de Pedro Pablo Pichardo, otro hijo de la Isla que ha alcanzado la condición de mejor triplista en la actualidad bajo la bandera de Portugal, y de Will Claye, un norteño con tres preseas olímpicas y seis mundiales.
Esos dos “monstruos” eran la competencia directa para Martínez, pero ninguno de los dos logró carburar a la altura de las circunstancias. Pichardo presionó con dos récords nacionales para Portugal de 17.42 y 17.46, luego cometió un foul, tuvo un intento fallido de 14.94 y finalmente renunció a sus dos últimas oportunidades. Claye, por su parte, fue el único competidor con seis intentos válidos, aunque eso no le alcanzó para subir al podio, pues quedó a dos centímetros (17.19 por 17.21) del también estadounidense Donald Scott (17.21), medallista de bronce.
Pero lo más notable del mediodía en Belgrado fue el rendimiento de Lázaro Martínez, quien no perdió el enfoque en ningún momento. El antillano realizó cuatro saltos consecutivos por encima de 17 metros y tuvo otro pico de 17.62 en su cuarto intento.
“Estoy muy feliz, 17.64 es un gran salto y también es mi primera medalla importante bajo techo. Entrené muy duro para esto; todo fue diferente este año. Mi entrenamiento en casa fue muy bien y me sentí muy confiado al venir aquí”, dijo Martínez al portal oficial del evento.
Según reporte de World Athletics, con esta corona el cubano se convierte en el décimonoveno atleta de la historia con cetros mundiales en las categorías Sub-18, Sub-20 y mayores, y el primer cubano en lograrlo.
Por si esto no fuera suficiente, la victoria de Lázaro Martínez es una bocanada de aire fresco para el el triple salto cubano, especialidad con un largo historial de estrellas y resultados destacados al máximo nivel, pero sumida en un trance de incertidumbre por la pérdida hace menos de un año de Jordan Díaz, la joven promesa que se quedó en España antes de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Díaz, ya nacionalizado español, era el principal exponente de la prueba en la Isla, dejando en un segundo plano al propio Lázaro Martínez, pero su baja dejó al equipo nacional sin un claro referente de cara a los venideros ciclos competitivos. Sin embargo, bien rápido ha reaparecido este otro chico de enorme potencial, que ahora mira adelante con esperanzas renovadas.
“Esta medalla significa mucho; se siente como si hubiera abierto la puerta a todo. Espero con ansias el Campeonato Mundial en Eugene, donde espero saltar 18 metros. Ahora soy el campeón mundial bajo techo, así que tengo que confirmarlo al aire libre allí.”