Si me preguntaran ¿Cuál es el mejor pelotero cubano que ha jugado en las Series Nacionales? Respondería sin pensarlo, Omar Linares. Y es que El Niño posee numeritos asombrosos que destacan su arte para batear.
Lo del Niño le viene porque con apenas 15 años ya jugaba titular la tercera base del equipo Vegueros en la contienda nacional y con apenas 18 se hizo cargo de esa posición en el equipo Cuba. Fue tan excepcional, que lanzaba por encima de las 90 millas y volaba entre las bases, su inicio en el deporte fue como corredor de 60 metros planos con apenas 9 años.
Un bateador increíble, dejó estampado el mejor promedio de bateo de por vida con 368 de average, es el que más carreras ha impulsado con 1547 y por si fuera poco conectó 404 cuadrangulares, tercero en este acápite.
Linares no dio tregua a sus lanzadores rivales, en 15 de sus temporadas promedió a la ofensiva por encima de 300 y en ocho de ellas sobrepasó la marca de 400, siendo líder de bateo en seis ocasiones y nueve en carreras anotadas.
Yo fui uno de los miles de seguidores que tuvo el número 10 de Pinar del Río en el país y es que Linares, El Niño, con su magistral forma para batear llevó a sus equipos a cinco coronas en Series Nacionales y cuatro en Selectivas.
Fue puntal en los dos títulos olímpicos de nuestra pelota, el primero en Barcelona en 1992 y el segundo en Atlanta en 1996. En esta última competición pegó tres bambinazos en un partido, siendo el único pelotero que lo ha hecho en este tipo de certámenes.
Omar también llevó a su pecho medallas de oro en seis Campeonatos Mundiales, igual número de Copas Intercontinentales, Cuatro Panamericanos y tres Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Lastimosamente se despidió de nuestros campeonatos con apenas 34 años dejándonos las ganas de verlo jugar, pero regalándonos una linda historia protagonizada por él, El Niño, El Niño Linares.