La Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE) está todavía en el suelo tras recibir este viernes un fulminante golpe del gobierno panameño, que declinó la organización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2022, previstos para realizarse en el país istmeño en junio del 2022.
Nadie esperaba una noticia de esta magnitud, luego de que hace solo unos días, en medio de gran revuelo mediático, se escogió la mascota de los Juegos. Pero un giro dramático de los acontecimientos ha conducido a la renuncia de los panameños, develada en la prensa por unas declaraciones el viceministro de la Presidencia, Carlos García Molino.
“Nos toca tomar estas decisiones para salvar vidas frente a la pandemia de la COVID-19, y atender sus efectos sociales y económicos”, aseguró Molino, en referencia a la necesidad de tomar el presupuesto de los Juegos para combatir los efectos de la pandemia.
A priori, la medida podría tener sentido, tomando como referencia la compleja situación que vive Panamá en la actualidad con el coronavirus. Los istmeños son el país de América Central que más casos y decesos por la enfermedad ha confirmado hasta el momento. Computados los reportes del viernes, acumulaba más de 57.000 infecciones y 1.250 fallecidos.
Este escenario y la incertidumbre de cara al futuro pueden haber precipitado la decisión del gobierno de Laurentino Cortizo, quien asumió la presidencia en julio del 2019 y aceptó llevar adelante la cita multideportiva regional más antigua del mundo, luego de que Panamá obtuviera la sede en 2017.
El Comité Olímpico de Panamá (COP) manifestó su sorpresa con la decisión, y lamentaron que se haya tomado de manera unilateral, “sin consulta previa”. En el organismo no dan crédito a lo sucedido, sobre todo después de que Eduardo Cerda, Director General del Instituto Panameño de Deportes (PANDEPORTES) confirmó a la ODECABE el compromiso del gobierno panameño de organizar los Juegos.
En la cúpula del COP existe preocupación, pues el no cumplimiento y materialización de las obligaciones adquiridas para con la ODECABE en el Acuerdo de Sede, podría tener repercusiones o consecuencias negativas para el movimiento deportivo panameño, en especial para los atletas.
“Ciertamente, la no realización en nuestro país de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe tendrá un impacto negativo en la preparación de atletas, infraestructura deportiva y el sistema deportivo en general”, expresó el COP en un comunicado, en el que también aseguran que la realización del proyecto facilitaría “la urgente y necesaria transformación del sistema deportivo nacional a través de sus legados”.
Luis Mejía, presidente de la ODECABE, manifestó su decepción por la poca profesionalidad e irresponsabilidad de las autoridades panameñas para “coordinar tan importante información con nuestra organización”, pero confirmó que su organización seguirá adelante con los Juegos.
“El comité ejecutivo se reunirá para discutir el tema y comenzar a buscar soluciones y alternativas”, sentenció Mejía, cuyo optimismo es muy cuestionable, pues difícilmente algún país cuente con la infraestructura y la disposición para acoger unos Juegos de gran magnitud con solo dos años de margen.
El gobierno panameño también renunció a la organización de la Copa Mundial Femenina de fútbol Sub-20, prevista inicialmente para efectuarse este año y luego pospuesta para enero- febrero del 2021. Con esta decisión, el país centroamericano pierde la oportunidad de albergar por primera vez ese torneo internacional de la FIFA, en el que iba a compartir sede con Costa Rica, que todavía mantiene su palabra de albergar ese Mundial.
“El mundo entero sufre las consecuencias sanitarias y económicas por motivo de la pandemia y con base en las recomendaciones recibidas por el Ministerio de Economía y Finanza y el Ministerio de Salud comunicamos respetuosamente declinar formalmente de la organización y dese del Mundial Femenino Sub-20”, informó PANDEPORTES en misiva dirigida a Manuel Arias, presidente de Federación Panameña de fútbol.
El gobierno, así como el organismo regente del fútbol en Panamá, habían pedido hace semanas a la FIFA que postergase la Copa Mundial Femenina luego de recomendaciones de las autoridades de salud y a que difícilmente el país estaría listo para organizar ese campeonato.
Las autoridades panameñas tenían previsto invertir unos 300 millones de dólares en la organización del Mundial y los Centrocaribe, gasto que ahora mismo no pueden afrontar por la crisis del coronavirus.
Panamá ha gestionado préstamos millonarios con organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para enfrentar la pandemia.
Con información de The Associated Press