Rostros serios, expresiones de concentración típicas en este deporte, seriedad ante el tablero: es parte de lo que ha dejado para el lente de las cámaras, el Memorial Capablanca de ajedrez con sede en La Habana. En esta edición poco ha podido hacer Lázaro Bruzón, la principal esperanza cubana, en su misión de reconquistar el cetro del prestigioso torneo cubano, en que han jugado algunos de los mejores trebejistas del mundo.
En esta versión 53 del torneo, que se celebra entre el 9 y el 19 de mayo, el protagonismo ha sido, hasta el momento, para los ajedrecistas visitantes en el grupo Élite, el de mayor pedigrí de la justa. La cima la comparten el ruso Aleksey Dreev y el estadounidense Samuel Shankland, este último victimario ya del cubano Bruzón.
Lázaro (2664 puntos de Elo) marcha en el fondo de la tabla con una unidad, como resultado de dos tablas y el descalabro ante Shankland (2701) el favorito para ganar el certamen. Lo acompaña el español David Antón (2 646), quien cayó ante el ruso Alekasandr Rakmanov, único vencedor durante la tercera ronda del Élite.
Durante esta jornada, Bruzón entabló con el otro cubano, Yusnel Bacallao (2 594). Bacallao está igualado con Rakmanov, ambos justo delante de los sotaneros. De sus tres rondas hasta el momento, la segunda fue una batalla sangrienta, cuando dos de los tres duelos tuvieron una decisión favorable.
Solo 10 coronas en la historia han sido ganadas por los representantes de casa, y desde el triunfo en 2009 del ahora ausente, Leinier Domínguez, ningún cubano ha terminado en los más alto. Tanto ha sido el dominio visitante, que solo Leinier (2004, 2008 y 2009) y Bruzón en 2002, han triunfado en su casa.
Algunos extranjeros más destacados en triunfar en el torneo dedicado a José Raúl Capablanca, están el polaco-argentino Miguel Najdorf, los soviéticos Viktor Korchnoi y Vassily Smyslov, el sueco Ulf Andersson, el húngaro Peter Leko y el inglés Anthony Miles.
Pero más allá de la porfía mesa de por medio, con la fiesta del Capablanca vuelve la fiebre del ajedrez a la Isla, y los aficionados van a observar a los jugadores en acción. Aunque no es una disciplina de mucho movimiento, alrededor del juego ciencia se forma cierto espectáculo, basado en la expectación que genera la batalla silenciosa sobre el tablero.
Intentar predecir la próxima movida es una de los más grandes atractivos para el público. Las caras, las expresiones de los contendientes es otro de eso momentos imperdibles de todo torneo.
Lenier Domínguez al negarse a jugar con el equipo cuba pone de manifiesto la fragilidad ideológica del deportista cubano.
Sachiel, volvemos a lo mismo y me pregunto, que tiene que ver el deporte con la ideologia y la politica?
Hola iang, yo me hago la misma pregunta, pero ya sabes que en Cuba hace 60 años que la política y todo lo demás van de la misma mano. Un saludo
Sachiel que es eso de la fragilidad ideologica, es un nuevo problema sicologico del deportista cubano, leinier juega donde le plasca, que yo sepa los deportistas cubanos son libres y son seres humanos no medios basicos.