Casi doce meses han pasado desde que el púgil puertorriqueño Orlando Cruz declaró abiertamente su homosexualidad. “Tamaño atrevimiento” tuvo que estar sustentado en una fuerte convicción de lo que podía representar para millones de personas esa decisión. Era un ataque frontal contra las concepciones culturales y simbólicas de un espacio históricamente habitado por “verdaderos machos”, y hecho solo para ellos. El revuelo en el mundillo del boxeo rentado fue inmediato. Las reacciones parecieron ubicarse en ambas esquinas de un ring, opuestas por completo.
De muchos recibió todo el apoyo, aplaudieron su coraje y se mostraron dispuestos a acompañarlo en esta feroz batalla que tendría por delante. Sin dudas, esta iba a ser su pelea de mayor trascendencia y también la más extensa.
Del otro lado no hubo paz, la sucesión de ataques homofóbicos y comentarios discriminatorios fue constante. La mayoría de sus adversarios formaban parte de ese masivo club de “machos, varones, masculinos” dispuestos a no ceder un centímetro de hegemonía en estos espacios que aún conservan como supuestos nichos de virilidad, hombría y violencia justificada. “Ya bastante nos han quitado las mujeres y los gays en todos lados” – parecían decir- en medio de su alboroto.
El Fenómeno Cruz, que había debutado como profesional en el 2000, tras participar en los olímpicos de Sidney, respondió con un mayor compromiso. Identificada con su valentía, la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y transgéneros), lo acogió como un líder en su lucha por deshacer inequidades y exclusiones, llegando incluso a exaltarlo al Salón de la Fama Gay del Deporte junto a ídolos atléticos como Martina Navratilova y Gregg Lugannis.
Su “osadía” fue in crescendo al igual que su motivación, sobre todo después que se pactara la pelea por el título pluma vacante de la Organización Mundial de Boxeo, en la que enfrentaría al mexicano Orlando Salido. Era su oportunidad de convertirse en el primer campeón universal de la historia que reconocía ser gay mientras estaba activo.
En agosto de este año publicó un video en Facebook pidiéndole matrimonio a su pareja. Más tarde se ganó nuevos enemigos cuando presentó la vestimenta con que pelearía por el cinturón de las 126 libras. El diseño aludía a la enseña nacional boricua, pero utilizando los colores de la bandera que representa a la LGBT. Llegó a ser acusado de antipatriota, aunque al unísono se levantaron miles de voces a su favor, como la de su compatriota René Pérez (Calle 13) que escribió este mensaje en las redes sociales horas antes del combate: “Hay que ser bravo de verdad pa salir con la bandera LGBT antes de boxear, rodeao por un público macharrán.Ya @ElFenomenoCruz es un campeón”.
No fue todo, decidió seguir “burlándose” de los conceptos de la hegemonía masculina y anunció además que subiría al ring con guantes rosados. La causa: llamar la atención sobre la necesidad de prevenir y luchar contra el cáncer de mama.
“Es un muchacho digno de admirar por su valentía, por su decisión de buscar la felicidad personal en un mundo que por lo general no perdona a aquellos que intentan salir de lo que supuestamente es considerado normal. Mis respetos para él.” Estas palabras resumen lo expresado por varios atletas cubanos que no quisieron permanecer ajenos a la vorágine de comentarios desatada en las redes sociales. Entre ellos el ex baloncestista capitalino Leopoldo Vásquez, la pertiguista Dayli Caballero y la medallista de oro olímpica Yurisel Laborde.
Llegó el día. Su pelea contra Salido tuvo lugar ayer, como parte del cartel efectuado en el Thomas and Mack Center de Las Vegas. El combate era la previa perfecta para el gran duelo Márquez-Bradley en las 147 libras. El Fenómeno no pudo cumplir su sueño de ganar el título mundial de su división. Fue superado por el mexicano que le recetó un fulminante Ko al minuto y cinco segundos del 7mo asalto. En ese instante la votación de los jueces reflejaba un 59-55, 59-55 y 58-56 en su contra, solo en el 5to round se había visto algo superior a su rival.
La reacción de los “súper machos”, ante la derrota de Cruz, fue fiel reflejo de la sensación de amenaza sentida en un terreno considerado privativo de ellos. Dieron rienda suelta a todo tipo de burlas y ataques discriminatorios en Twitter, Facebook y cuanto espacio encontraron. Por suerte, el aliento necesario no estuvo ausente y vino de la mano de miles de varones y mujeres que apuestan por el cambio; que desean subvertir esas relaciones sociales basadas en la desigualdad, la supremacía del género masculino, la marginación y el irrespeto total hacia lo diferente o que se sale de los cánones preestablecidos.
Por mi parte, continúo pensando en cuántos, antes que Cruz, habrán querido dar ese paso tan temerario, pero no tuvieron…
Fotos: Internet
Excelente trabajo. Hechos como este reivindican la diversidad ante un mundo como el deporte, en este caso el de los puños. Todos estamos con Cruz, campeón de campeones.
Una verguenza por insultar NUESTRA BANDERA BORICUA, que bien e dieron como hombre de verdad ahora que se dedique a clases de aerobics ese desviado que NUNCA sera Campeon x fallar le a NUESTRA bandera
Otro espacio generado por esta Revista para combatir la inequidad y la discriminación que existe en este mundo. Buena la noticia, bueno el análisis y mejor la actitud de este pugil que con sus manos enguantadas color rosa, combate contra el monstruo gigantezco de la discriminación…que sigue siendo blanco…