El vallista cubano Orlando Ortega inscribió su nombre en la historia, con letras doradas y en mayúsculas, al coronarse en la octava parada de la Liga del Diamante en París, Francia, ante 41.112 espectadores en el estadio de Saint Denis
A sus 24 años, el habanero se convirtió en el segundo hombre de nuestro país en superar la mítica barrera de los 13 segundos en los 110 metros con vallas.
Cumplió una faena en extremo engorrosa, que solo había logrado Dayron Robles (12.87), muy a pesar de la extensa hoja de servicio de varios representantes de esta isla en la especialidad. Ni el mismísimo Anier García (13.00), campeón olímpico en Sydney 2000 y uno de los mejores de todos los tiempos, pudo ganarle al cronómetro en este sentido.
Veloz, al estilo de los pistoleros del oeste, anduvo en la ocasión. Sus pasos transitorios, el ataque con siete zancadas al primer obstáculo, la técnica sobre “la muralla” y el remate final rozaron la perfección. Ese andar suelto detuvo el reloj en 12.94 segundos, para superar en la meta al estadounidense David Oliver (12.98) y al ruso Sergey Shubenkov, que también hizo lo suyo y logró batir el récord de su nación, con 13.09.
La marca coloca a Ortega, por primera vez en su trayectoria deportiva, como el número uno en el ranking mundial de los 110 c/v. La anterior mejor cota universal del año databa de la final del Campeonato de Jamaica, el 27 de junio en Kingston, donde Omar McLeod cumplió en 12.97.
“No me lo creo. Solo pensaba en luchar por ganar. Estoy muy feliz por esta carrera. Estoy muy orgulloso”, manifestó a medios de prensa el antillano, que no podrá participar en el Campeonato Mundial de Beijing, China, en agosto venidero, por cumplir una sanción impuesta por la Federación Cubana de Atletismo, tras su deserción hace dos años de la delegación que participó en la cita ecuménica de Moscú.
Aunque “Orlandito”, como lo llaman sus allegados, se muestre sorprendido, lo cierto es que su desarrollo paulatino dictaba que algo así estaba por llegar. En el 2014 alcanzó una temporada fantástica, en la cual sobresalió la medalla de plata en la lid atlética de Mónaco. Su marca de 13.01 segundos en aquel entonces, lo ubicó cuarto en el listado del orbe y demostró por qué era considerado el heredero del propio Robles en Cuba.
No obstante, la verdadera clarinada se escuchó a inicios de este 2015. Durante la gira de invierno –se disputa en 60 metros c/v-, alcanzó el sitial de honor en eventos como el Pedro´s Cup en Polonia; en Berlín, Alemania; en Estocolmo, Suecia, y en Lódz, Polonia, cita esta última donde hizo 7. 45, marca personal y lo principal de la campaña bajo techo. Estos elementos hablaban sobre su estado de gracia.
Desde septiembre de 2013 Ortega reside en Guadalajara, España, y en la presente temporada compite bajo el auspicio del club CAVA-Kelme. Según sus declaraciones vía facebook a Oncuba, las posibilidades de representar otra vez a una bandera pasan por la propia nación ibérica; aunque su mente sigue centrada en la Liga del Diamante y en esperar qué le depara el futuro rumbo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Yarisley y Almanza también brillaron
El movimiento deportivo cubano ya interviene en los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá, aunque la cita se inaugurará este 10 de julio. El objetivo de la delegación es culminar en la segunda posición y sostener el subliderazgo hemisférico que ostenta desde Cali, Colombia 1971, a excepción del reinado en La Habana hace 24 años.
Precisamente, dos féminas de la armada del deporte rey que viajará en unos días a suelo norteño alcanzaron positivos dividendos en París. Una con un vasto historial y otra que da pasos agigantados en busca de la cúspide.
Yarisley Silva, subtitular olímpica en Londres 2012, se mostró muy recuperada tras varias lides con actuaciones discretas, y envió un mensaje alto, claro y contundente para cada una de sus rivales.
Por primera vez en más de 15 meses se elevó hasta los 4,73 metros, para secundar en el podio a la griega Nikoléta Kyriakopoúlou, quien actualizó lo mejor del año con 4,83 metros. En el tercer puesto cerró la brasileña exlíder del orbe Fabiana Murer con registro de 4,63.
Sin embargo, lo más llamativo para la mayor de las Antillas llegó en la doble vuelta al óvalo. La ochocentista Rose Mary Almanza ratificó el excelente momento que transita al actualizar su récord personal hasta 1:57.70 minutos. Este tiempo la coloca como la tercera corredora cubana de la historia, solo detrás de la fenomenal Ana Fidelia Quirot (1:54.44) y la campeona mundial Zulia Calatayud (1:56.09).
Esta vez cerró segunda, únicamente aventajada por la keniana campeona planetaria Eunice Jepkoech Sum, que de paso regaló lo superior del 2015 (1:56.99). Almanza, de tan solo 22 años de edad, afianzó así sus opciones de llegar a la cima en la cita continental canadiense.
Y qué lamentable que nuestra prensa, incluido el ICRT donde trabajo, aunque no como periodista, no se cuestione por qué no puede volver a representarnos Orlando Ortega. ¿Por qué no se indaga sobre su situación específica y lo que provocó que abandonara la selección nacional de atletismo? ¿Quiénes fueron más culpables, él o los directivos del atletismo? ¿Habrá que seguir esperando hasta el próximo Clásico de pelota para que, presumiblemente, se apruebe una política que permita representarnos nuevamente a aquellos que abandonaron el país? ¿Por qué no adelantarse y beneficiar desde ya a todos los deportes involucrados? Ah, y como mismo escribo esto, opino que quienes abandonan sus selecciones en plena competencia, sin haber concluido su participación, no deberían volver a representarnos nunca más. Pero, ¿quién se acerca a los directivos del deporte a cuestionarles todos estos temas? Qué penoso sería que Orlando Ortega rompiera el récord mundial siendo un “despatriado” sin derecho a su Cuba, la de todos.