Nadie puede negar que Wilfredo León hizo cuánto pudo para hacer historia en los Juegos Olímpicos de París 2024. A pura potencia llevó a Polonia a una final de voleibol bajo los cinco aros casi medio siglo después de su única coronación en Montreal 1976, pero del otro lado de la net encontró a una selección francesa con la solidez necesaria para defender su reino de manera incontestable.
En la Arena París Sur 1 no se hicieron realidad los sueños del santiaguero, serio aspirante a convertirse en el primer voleibolista nacido en la lsla con un título estival. Y otra vez Francia, como sucedió en los cuartos de final de Tokio 2020, se erigió en la bestia negra de los polacos. A diferencia de aquella noche, y de la más reciente semifinal de la Liga de Naciones, solo necesitó tres sets (25-19, 25-20 y 25-23) para plasmar su superioridad.
OLYMPIC GOLD STAYS WITH FRANCE !
France becomes the third country in the history of men’s Olympic volleyball to win BACK TO BACK gold medals .
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— Volleyball World (@volleyballworld) August 10, 2024
Pocas veces estuvieron los galos por debajo en el marcador. Y cuando sucedió, encontraron los recursos para dejar en pasajeras escaramuzas cualquier reacción de sus rivales, sobre todo en los cierres parciales, cuando minimizaban las fallas y exprimían las ajenas.
Como en la capital nipona hace tres veranos, Jean Patry (17 puntos), Tévor Clévenot (11) y Earvin N´gapeth (8) conformaron el trío del terror para las huestes contrarias. Sin dar en la tecla para frenar un ataque muy bien repartido -Chinenyeze también firmó ocho cartones-, en las filas polacas tampoco hubo quien se tirara el equipo al hombro para salir a flote en momentos de apuros.
Apenas Kurek pudo llegar a la decena de puntos, uno más que León. El resto fue presa de una impecable defensa, una veces al borde de la malla y otras en bolas que parecieron en un primer momento insalvables.
Sin la efectividad demostrada en los anteriores partidos, León descargó toda su furia en los servicios, pero pocas veces logró repetir en cada rotación. En las postrimerías del choque, cuando Francia tenía por delante cuatro match point y la fiesta había comenzado en el graderío, el cubano sacó pecho con par cañonazos esperanzadores, el último a 130 km/h. El siguiente cayó más allá de los límites y desató la celebración.
No hubo revancha en París, pero al menos quedó una medalla de plata para igualar lo hecho por Osmany Juantorena con Italia en Río de Janeiro 2016. Como consuelo cargará el cubano-polaco de 31 años con el recuerdo de grandes actuaciones, como la firmada en la semifinal contra Estados Unidos en una remontada para guardar en las videotecas de este deporte.
Nadie pudo finalmente superar sus 103 puntos, repartidos 81 ataques efectivos, siete bloques y 15 aces, esta última cifra también inalcanzable para todos los voleibolistas que desfilaron por el recinto parisino.
La poderosa selección francesa, que llegó a su fiesta como segunda del ránking mundial, se convirtió en la tercera en la historia del voleibol olímpico que consigue coronarse en dos ediciones consecutivas.
Antes solo lo había conseguido el representativo de la ex Unión Soviética en Tokio 1964 y México 1968, y los estadounidenses campeones en Los Ángeles 1984 y Seúl 1988.
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