Techo de guano apuntalado por troncos de madera. Taburetes. Banderolas deportivas. Ex estrellas del atletismo, el béisbol, el fútbol, el voleibol… Árboles frondosos alrededor. Una especie de bohío que llaman “El Ranchón”. No es “tierra adentro”. Cerca de la Ciudad Deportiva de La Habana, camino al complejo de pelota vasca y al patinódromo construido para los Panamericanos del 91 –y deteriorados por el tiempo y el daño de los hombres– los curtidos personajes del deporte se cobijan en un proyecto que coge cuerpo y que han llamado “Entre goles y pasiones”, un pretexto para reunir de vez en vez a gente ilustre que han escrito varias páginas, o tan solo una o simplemente una línea en la historia deportiva de la Isla en diferentes épocas.
Hace poco la “excusa” fue un homenaje a José Manuel, un octogenario que pasa su vida sorteando el infierno de las guaguas en su viaje infinito entre escenarios deportivos para trasmitir los resultados a las estaciones de radio.
La “peña deportiva” que se ha empecinado en llevar adelante el ex portero de la selección cubana de fútbol, ex federativo nacional y periodista, José Francisco Reynoso, empezó con buen pie al homenajear a gente que nunca ha subido a un estrado. Ni a un avión.
Y tiene en agenda, pronto, un tributo al “reportero del aeropuerto”, el que se ha pasado más de 40 años en las bienvenidas y despedidas a ilustres coterráneos –a muchos de los cuales no les ha visto más la cara–, a sus colegas de profesión yendo y viniendo de los Juegos, de cualquier Juegos, y él, ahí, al pie del cañón como “Quedado Especial” cubriendo con su voz todo el espectro radial de la capital y la nación y, con suerte en ocasiones, el de la televisión y la prensa escrita.
Los colegas cubanos deberían proponer a este señor para el próximo Premio que ha empezado a otorgar cada año la Asociación de la prensa deportiva de América. Otros tendrán tiempo. Hay diplomas para todo un siglo. Una tarde de 2015 tomó el micrófono en una reunión de la “Unión de Periodistas de Cuba”, se le disparó la presión por encima de 200 y un infarto cerebral le ha dejado paralizada la mitad de su cuerpo. Pero no la voz. “Les habló Julio Gómez Lluciá…” se escucha cada mañana, cada tarde, cada noche; pero ahora casi siempre desde la cama de su hogar. Es el hombre que además estuvo ¡10 mandatos! con ese cargo al que hasta los más distinguidos le hacen fintas, el de “delegado del Poder Popular” en la barriada, y dice –y hay que creerle– que fundó la primera “Peña deportiva” de Cuba.
Y mientras “Entre goles y pasiones” lo espera como invitado especial, el tema de conversación entre la gente olímpica, debajo del techo de guano, eran los Juegos de Río. De sopetón, así de espontáneo, alejado del micrófono –no de las cámaras, porque estaban ausentes– alguien, que no es cualquiera, me dijo “catastrófico”.
Era su calificativo del atletismo nacional en la ciudad carioca. Hermes Riverí… allí entre estos amigos estaba, a sus 86 años, en una silla de ruedas, con una pierna amputada por una trombosis, sí, era él, el entrenador que llevó a la gloria olímpica del disco a Maritza Martén, la campeona de Barcelona-92, y Luis Mariano Delís, bronce en Moscú-80 y guió a otros destacados como Carmen Romero, Alexis Elizarde y María Cristina Betancourt, junto a él en esta velada y la primera latinoamericana en llegar a una final olímpica del implemento, hace 40 años en Montreal, bajo la tutela de este maestro.
“Pienso que unos cuántos atletas no tenían que hacer nada allí” y prosiguió para entrar en la final del disco.”La que ganó el bronce (Denia Caballero) tenía el hombro fastidiado y la otra también desilusionó (Yaimé Pérez), yo no pensé que podía haber hecho eso, porque la veía fuerte el día anterior… ¡Pero cómo es posible de un día a otro, tú te presentes con tres fouls, oye, yo le vi la cara al entrenador e imaginé que era yo… como para fallecer del corazón. Porque nosotros los entrenadores tenemos problemas cardíacos por esas situaciones”.
Fue sobre el campo y la pista de lo que más se dialogó, aunque otrora estrellas asistieron al convite: el campeón olímpico de boxeo, Orlando Martínez, por ejemplo. El famoso velocista Silvio Leonard, que no oculta su malestar por los sucesos de la pista, se entusiasmó más con los elogios a su coterráneo cienfueguero del ring, el bicampeón olímpico Robeisy Ramírez “con ese no hubo sorpresas, es un tren tirando golpes” y algunos que lo rodeaban advirtieron cierto problema del estilo de los cubanos con los llamados “fajadores”.
Juan Morales fue uno de los miembros de la llamada Época de Oro de los relevos cubanos consagrado en aquella medalla de plata del 4×100 de los Juegos Olímpicos de México-68. Hoy, jubilado, aunque está de “espectador, dice “estar sintiendo siempre lo que le pase al deporte cubano”.
“La hecatombe se veía venir después de la actuación de esos jóvenes en los Panamericanos de Toronto. La inestabilidad en los directivos de este deporte en la última década tampoco ha ayudado”, apunta. “Analicemos por qué en los años 60 nos enfrentábamos tú a tú a la velocidad jamaicana… ¿Por qué hoy no hay corredores? Miles de razones se argumentan. Examinemos técnicamente… ¿por qué antes se podía con los jamaicanos y hoy no?”.
El periodista y medallista en triple salto en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá-70 y Medellín-78, Juan Velázquez, considera que se ha registrado un retroceso y ello está conectado con la realidad económica del país.
“Hay que revisar y es un problema antiguo que los atletas hagan la marca en su competencia fundamental, para Cuba el Memorial Barrientos, como los estadounidenses tienen los Trials que son clasificatorios; si no compiten en este país, ante este pueblo y no hacen sus mejores marcas en ese momento, no pueden ir a las giras”.
Los “Trials” 0límpicos de los Estados Unidos para el deporte del campo y la pista es una reunión cuatrienal donde ese país selecciona a sus representantes a los Juegos Olímpicos. No importa su nombre o su fama; tiene que demostrar su potencialidad en ese momento a unas semanas de la cita mundial.
“Apoyaría que el que no clasifique en esa competencia –un mes antes de la lid cumbre– no va, porque tiene cuatro años para llegar a ese momento culminante, y primero usted tiene que ser el espectáculo de su país y después del mundo”, afirma Velázquez, quien adelanta que en unas semanas ocurrirá la presentación de una versión actualizada de su libro “Cubanos en Juegos Olímpicos”, en este mismo sitio donde hoy departe con los viejos conocidos.
Dondequiera se encuentran hoy comentarios “post olímpicos”, no solo del atletismo. Buena parte de los problemas pasan por la economía, pero no todos. Lo sabe la gente sabia como todas estas estrellas del pasado reciente de la historia deportiva de la Isla, que ahora se abrazan en un instante del pasado sábado.
Buen trabajo como siempre Chachy y una buena iniciativa, homenajear a la prensa de “a pie” que reportan hasta los torneos de barrio y no van ni a la Isla de la Juventud. ¡ Que pena lo que narras de Julio Gómez y Riverí! Dos cracks en sus especialidades.
Gracias por el artículo
”La que ganó el bronce (Denia Caballero) tenía el hombre fastidiado”…….
hombre fastidiado u hombro fastidiado???? Me quedo con la duda….
“La inestabilidad en los directivos de este deporte en la última década tampoco ha ayudado”, y qué se dice del estado de las instalaciones deportivas?,¿cómo puede haber una cantera en el deporte si no hay dónde practicarlo? trabajo muy cerca del parque Martí en el vedado, hay que ver la ruina en que se ha convertido, su graderio, la pista inundada, piscinas inutilizables, etc,etc, etc..
Yus, la q tiene el ojo fastidiado eres tú, allí dice claramente el hombro, por favor, vaya al oculista.
Excelente, espero mejore ese gran periodista llamado Julio Gómez Lluciá, es de los quedados efectivamente, de los que asumió con estoicismo esa labor tremenda que es hacer periodismo en Cuba, casi una ironía en un país sin prensa real, libre. De su decencia y abnegación doy testimonio.