Hace muchos años, cuando el béisbol era para mí un simple juego, a retazos escuchaba hablar del Salón de la Fama, de Cooperstown, de los Inmortales. Los comentarios siempre venían cargados de entusiasmo, sentimiento, pasión y añoranza por peloteros eternos, protagonistas de las más inusitadas gestas en las Grandes Ligas.
Sin embargo, nunca llegaron a mí referencias de un espacio similar en Cuba, donde el béisbol, como en Estados Unidos, detiene al país y desata una revolución con cada rugido desde los diamantes.
Comencé a leer, indagué y descubrí que el 21 de octubre de 1939 nació el Hall de la Fama en nuestra nación, interrumpido 22 años después, en 1961, tras 68 exaltaciones de peloteros excepcionales como Martín Dihigo, Cristóbal Torriente, Armando Marsans, Adolfo Luque y José de la Caridad Méndez, por solo mencionar algunos.
Pero esa secuencia, ese guiño imprescindible a la historia y al rescate de memorables hazañas, se detuvo de lleno en el referido 1961, sin rastros de resurrección a lo largo de 648 meses, 54 años lentos y aplastantes que concluyeron el pasado viernes 7 de noviembre, fecha enmarcada a partir de ahora como la de refundación del Salón de la Fama del Béisbol Cubano.
Se dice rápido, pero la realidad es que el camino hasta ese suceso fue bien largo y empinado para un grupo de “entusiastas”, quienes, en honor a la verdad, se fueron muy por encima del simple entusiasmo para darle vida a un proyecto exquisito, muy completo, fruto del trabajo incansable durante más de tres meses.
Encabezados por el cineasta Ian Padrón, el colectivo de periodistas especializados e historiadores dio continuidad a los múltiples estudios e investigaciones realizados por estadísticos y cronistas, cuyo anhelo se ha enfocado directamente en asentar un espacio destinado a rendir culto a los mejores jugadores, directores y hombres que han luchado por el pasatiempo nacional en tres siglos distintos.
Con la firme idea de materializar tal anhelo, los “entusiastas” convocaron al Coloquio Nacional: “Museo y Salón de la Fama del Béisbol Cubano: de la utopía a la realidad”, auspiciado por la Federación Cubana de la disciplina, el cual sesionó con éxito en el reciente fin de semana.
No solo se debatió y enriqueció el proyecto presentado, sino que se sentaron las bases para la creación del Museo del Béisbol —coincidirá en espacio con el Salón de la Fama—, que previsiblemente estará ubicado en el antiguo Vedado Tennis Club, actual Círculo Social José Antonio Echeverría, instalación con un rico pasado vinculado a la pelota en los inicios del siglo XX.
Además, se constituyó la Comisión Especializada de Cronistas del Béisbol, la cual eligió al Tribunal de Selección de 25 miembros, encargado de votar por los jugadores que, según su consideración, merezcan la condición de Inmortales.
Dicho Tribunal, compuesto por periodistas e historiadores, tuvo su primera misión histórica y cumplió con suma profesionalidad al escoger a diez peloteros que serán exaltados al Salón de la Fama el venidero 28 de septiembre, en el marco del Juego de las Estrellas de la 54 Serie Nacional.
Los próximos Inmortales serán Orestes “Minnie” Miñoso, Conrado Marrero, el árbitro Amado Maestri, Esteban Bellán y Camilo Pascual, correspondientes al período 1864-1961, mientras de 1962 a la actualidad resultaron triunfadores Omar Linares, Orestes Kindelán, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz y Braudilio Vinent.
De la primera época fueron relegados otros cinco finalistas: Tany Pérez, Luis Tiant Jr., Willy Miranda, Roberto Ortiz y Pedro “Natilla” Jiménez, y del béisbol revolucionario quedaron a las puertas Manuel Alarcón, Ramón Carneado, Pedro Chávez, José Antonio Huelga y Víctor Mesa, quienes serán elegibles el año próximo junto a un nutrido grupo de jugadores que tampoco alcanzaron a incluirse entre los vencedores.
Entre ellos se encuentran Antonio Pacheco, Agustín Marquetti y Orlando “el Duque” Hernández, quienes brillaron en los escenarios cubanos e internacionales, y ahora se encuentran en territorio norteamericano.
Este detalle revela que no se marginarán a los peloteros que abandonaron el país, aunque es preciso aclarar que no serán elegibles quienes hayan participado en actos de sangre, delictivos, otros considerados indignos ante la sociedad, además de los que se le compruebe haber estado dopados en algún punto de su carrera.
En el Coloquio se sugirió también la idea de retirar de los equipos de la Serie Nacional los números de los jugadores inmortalizados, o de otros con una faena muy notable, elegidos siempre por la Comisión Especializada de Cronistas, dorsales que deberían ubicarse en lugares destacados de los estadios.
Además, se propuso la realización anualmente de la Jornada en Honor al Béisbol Cubano, del 27 al 29 de diciembre, en la cual se exaltarán a los Inmortales y se entregará el Premio Martín Dihigo, otorgado a instituciones o personas que han dedicado su existencia a promover este deporte.
De igual forma, las autoridades deportivas decidieron elevar al Ministerio de Cultura y a la Comisión Nacional de Patrimonio Cultural la propuesta de declarar el béisbol como patrimonio cultural intangible de la nación cubana, algo que, de acuerdo al criterio de varios especialistas allí presentes, debió ocurrir hace mucho tiempo.
“En todos los sentidos, hemos dado un paso de 54 años”, comentó Ian Padrón en una conversación cerrada en medio de los debates, y también reconoció que a partir de ahora debe primar la paciencia y la unión para no dejar caer uno de los proyectos más nobles y necesarios en el béisbol cubano.
Por favor, pudieran publicar la lista de los 25 periodistas e historiadores?