La vigésimo cuarta edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe ya apagó la llama en San Salvador, la sede emergente que salvó la lid regional luego de que Panamá declinara su compromiso de organizador por los efectos económicos de la pandemia de COVID-19. Han sido más de dos semanas de altísima intensidad competitiva, en las cuales México se reafirmó como principal potencia deportiva de la región, dejando en un lejano recuerdo el sempiterno reinado de Cuba.
Con una delegación llena de atletas jóvenes e inexpertos, los antillanos batallaron por lograr el objetivo de obtener 70 títulos y no hundirse demasiado en el medallero. En el camino, algunas disciplinas quedaron muy por debajo de las expectativas; otras cumplieron de acuerdo con su hoja de ruta y otras impresionaron con rendimientos espectaculares, como la lucha y el judo, que de conjunto sacaron 24 coronas de 33 posibles.
Como en cada cita multideportiva, surgieron las sorpresas, los héroes inesperados que escalaron hasta la cima del podio cuando casi nadie contaba con ellos. En el grupo podríamos incluir a Leidis Veranes, Narianna Portuondo, Orquídea Ferrer y Elizabeth Hidalgo, integrantes del equipo de sable, que no ganaba el metal dorado desde Cartagena 2006, o a las escuadras de balonmano, que no alcanzaban el doblete (oro en el masculino y el femenino) desde Ponce 1993.
Pero hay más, atletas y colectivos que se convirtieron en revelación para Cuba gracias a su fe, espíritu de lucha y superación. A continuación, repasamos algunas de las actuaciones más sorprendentes de la delegación de la isla en San Salvador.
Elisbet Gámez, la reina
La reina cubana de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador es la nadadora Elisbet Gámez, quien ganó 4 medallas de oro y 1 de plata en las piscinas del Complejo Acuático Ciudad Merliot en Santa Tecla.
La chica de Baracoa conquistó los cetros de 100 y 200 metros libres, y se convirtió en la primera cubana que triunfa en estas dos pruebas en una misma cita regional. Para entender la magnitud de sus éxitos, debemos tener en cuenta el pobre palmarés antillano en dichas modalidades a lo largo de la historia de los Centrocaribe.
En 100 libres, por ejemplo, solo María Llanio (1935), Olga Luque (1938) y Déborah Figueroa (1993) había escalado a la cima por la isla, mientras en los 200 la única cubana con un título era Daimara Muñoz (1993).
Elisbet, además, cerró a toda máquina los 2 relevos (4×100 y 4×200) en los que Cuba se impuso con respectivos récords para los Juegos, y ganó la plata en los 400 libres por detrás de la colombiana Karen Durango. La potencia ha sido la marca distintiva de esta guantanamera de 26 años, quien se unió al selecto club de nadadoras cubanas con al menos 4 coronas centroamericanas: Déborah Figueroa (6), Olga Luque (6), Niuvys Rosales (5) y Ana M. González (4).
Diorges Escobar, continúa la tradición de la gimnasia artística cubana
De Barranquilla 2018 a San Salvador 2023, la gimnasia artística cubana perdió a todos sus exponentes del equipo masculino. Los olímpicos Manrique Larduet y Randy Lerú, y los prometedores Alberto Leyva, Rafael Rosendi y Ariam Vergara tomaron distintos rumbos y no continuaron en la selección nacional, obligada a armarse de cero.
Teniendo esto en cuenta, era casi imposible imaginar que la escuadra lograría conservar el segundo puesto en la competencia por equipos, o que un joven espirituano (20 años) casi sin experiencia internacional lograría ganar el concurso de máximos acumuladores y salir de la capital salvadoreña con dos títulos en el pecho.
Hablamos de Diorges Escobar, quien logró coronarse en el all-around por delante del curtido dominicano Audrys Nim, multimedallista en estas lides y uno de los mejores especialistas de América en el caballo de salto. Por si fuera poco, el yayabero también subió a la cumbre en la final de barra fija y se convirtió en el segundo cubano de esta disciplina que obtiene un bicampeonato centroamericano en el presente siglo.
Escobar se unió a la larga lista de gimnastas de la isla que han dominado la competencia de máximos acumuladores desde que este deporte entró al programa de los Juegos hace 77 años: Fernando Lecuona (1946), Ángel Aguiar (1950), Francisco Cascante (1954), Jorge Rodríguez (1970), Jorge Cuervo (1974), Enrique Bravo (1978), Casimiro Suárez (1982 y 1986), Félix Aguilera (1993), Erick López (1998) y Manrique Larduet (2014 y 2018).
Marifelix Sarría y 152 kilogramos de oro
Cuba llegó tarde a las pesas femeninas, y por esa razón solo una atleta de la isla había ganado un título en la breve historia de la disciplina en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Hablamos de Marina Rodríguez, quien conquistó el título en el envión de los 63 kilogramos en la cita de Barranquilla 2018, donde también Ludia Montero (plata) y Melissa Aguilera (bronce) lograron subir al podio.
Cinco años más tarde, no había demasiadas expectativas en torno al equipo cubano que viajó a San Salvador, pero 4 chicas lograron escalar al podio de premiaciones, con especial destaque para la joven Marifélix Sarría, monarca del envión en la división de +87 kilogramos.
Nacida en 2004 en Cienfuegos, la joven de 18 años (cumple 19 en agosto) irrumpió con una descomunal fuerza y levantó 152 kilogramos en el ejercicio de Clean & Jerk, nueva marca nacional, nacional juvenil y panamericana juvenil. Con este registro, logró derrotar a la experimentada venezolana Naryury Pérez, quien ha logrado colarse entre las 10 mejores del mundo en 2 citas del orbe.
Jaimet Ruano, reina del sunfish
No muchos tenían a las velas como uno de los deportes que aportaría medallas de oro a la delegación cubana en San Salvador 2023, pero la guantanamera Jaimet Ruano se coronó en la modalidad de sunfish por delante de la colombiana Ana Sofía Bermúdez.
En el Parque Recreativo Apulo, la chica de 31 años, natural de Caimanera, logró un total de 17 puntos luego de una serie de ocho regatas con dos primeros lugares, cuatro segundos, un tercero y un quinto.
Este es la primera corona de las velas cubanas en Juegos Centroamericanos y del Caribe desde la edición de Cartagena 2006, cuando Jorge Téllez y Yudiel Suárez subieron a lo más alto del podio en la modalidad de snipe.
Prisis salta a una piscina de oro
Prisis R. Randish (21 años) no había nacido la última vez que una cubana ganó el trampolín de 3 metros en el clavados de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Para encontrar a una exponente de la isla que haya dominado dicha prueba hay que retroceder hasta 1986, cuando Milagros González logró su tercera corona consecutiva en lides regionales.
Después de aquella cita en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, las clavadistas mexicanas establecieron una seguidilla de títulos en el trampolín de 3 metros que se extendió durante 7 ediciones y 33 años, hasta que Prisis acabó con la hegemonía en San Salvador.
Con una rutina de saltos sin excesivos bríos, pero con mucha solvencia y estabilidad en las ejecuciones, la santiaguera logró imponerse por delante de su compatriota Anisley García, con quien formó un 1-2 también histórico. Cuba no obtenía los 2 primeros lugares de la prueba desde Medellín 1978, cuando la mencionada Milagros González y Minnette Carvajal ganaron oro y plata, respectivamente.
Luego de obtener una corona y solo 2 medallas en Barranquilla 2018, el clavados cubano resurgió en San Salvador, donde lograron un botín de 2 cetros y 7 preseas con este cierre dorado de Prisis, quien recibió de cerca el apoyo de Milagros González, actual comisionada de la disciplina.
La nueva hornada del atletismo cubano
Sin grandes estrellas en su nómina tras una larga lista de abandonos de delegaciones, retiros y bajas en los últimos tiempos, el atletismo cubano ha dejado una buena impresión en la pista del estadio Jorge “El Mágico“ González, apoyado mayormente en sus figuras más jóvenes.
Leyanis Pérez, por ejemplo, fue capaz de aguantarle el pulso a la mismísima Yulimar Rojas en el triple salto con un estirón plateado de 14.98, nuevo récord personal. Este es solo un botón de muestra de todos los antillanos que, si bien no han llegado a la cima dorada, han mejorado sus marcas en suelo salvadoreño.
Pero enfoquémonos en quienes sí han terminado con el metal dorado en su pecho. De esa lista, si vamos a escoger el título más emocionante del atletismo hasta el momento, la lucha está reñida entre la heptatlonista Mary Patterson y el relevo femenino de 4×100, prueba en la que Cuba no saboreaba las mieles del éxito desde hace 17 años.
Patterson no era favorita en el heptalón, de hecho, llegó a San Salvador a ejercer de escudera de Adriana Rodríguez, la gran candidata al oro por la isla. Sin embargo, una lesión sacó a Adriana de circulación y dejó abierta la carrera por el título, con ligera ventaja para la colombiana Marta Araujo sobre Patterson antes de la última prueba.
Parecía imposible que la cubana le diera la vuelta a la situación, pero en los 800 metros abrió las turbinas y sacó una brecha importante respecto a la cafetera, que perdió toda la renta de puntos y la presea dorada. El desenlace, emocionante, tuvo muchas similitudes con el heptalón de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde fue Adriana Rodríguez quien se impuso contra todo pronóstico luego de la lesión de Yorgelis Rodríguez.
Como decíamos, este no ha sido el único final electrizante a favor de Cuba en San Salvador. Laura Moreira, Enis Pérez, Yarima García y Yunisleydi García dominaron el relevo 4×100 con crono de 43.17 segundos, el tercer mejor tiempo histórico de una posta cubana tras los logrados en el Mundial de Stuttgart 1993 (42.89) y un mitin en Madrid en 2004 (43.07), según los datos de la periodista Eyleen Ríos.
La cuarteta femenina del relevo corto no lograba una corona para Cuba en lides centroamericanas desde Cartagena 2006, cuando reinaron Virgen Benavides, Misleidys Lazo, Roxana Díaz y Anay Tejeda.
Y siguiendo la estela de la sangre joven, el matancero Mario Díaz (lanzamiento del disco-23 años) y el santiaguero Alejandro Parada (salto largo-19) también sorprendieron e hicieron la cruz dorada en San Salvador, donde no se esperaba que reinaran en su primera experiencia en estas lides.
Parada no hizo una gran marca (7.88 metros), pero supo sacar la cara por Cuba tras la lamentable lesión de Maykel Massó en su primer intento. Con el favorito fuera de competencia, peligraba una de los títulos seguros de la delegación antillana y el joven indómito apareció a la hora de la verdad.
Mario Díaz, por su parte, venció al colombiano Mauricio Ortega, monarca de la pasada edición en Barranquilla y séptimo en la final del disco de los Juegos Olímpicos de Tokio.