Sullivan Barrera (17-0, 12 nocauts) expondrá su talento el próximo 26 de marzo. El cubano, nacido en Guantánamo y de 34 años de edad, intentará someter a uno de los mejores libra por libra del pugilismo actual. Andre Ward (28-0, 15), norteamericano de 33 abriles, será, al sonar la campana, el mayor rival al cual haya enfrentado en su carrera, sin obviar su paso por el amateurismo.
Barrera vs Ward, bien puede mirarse con el mismo catalejo que Rigondeaux–Nonito Donaire, Lara–Saúl “Canelo” Álvarez, Gamboa–Terence Crawford, Ortiz–Bryan Jennings. Es decir, Barrera vs Ward rondará la altura de los últimos grandes duelos de los boxeadores cubanos en el profesionalismo.
El reto, incluso, es superior, si nos atenemos a la realidad. El estadounidense es el gran favorito y una victoria del nuestro sería, más que todo, una bienvenida y verdadera sorpresa. La historia, que siempre pesa y siempre se debe tener en cuenta, está a favor del oriundo de San Francisco, California. Tal vez sea la ambición del presente y la proyección para el futuro los elementos que más auxilien al caribeño, un fajador en pleno ascenso, pero con una amplia lista por memorizar sobre el cuadrilátero.
Ward tiene entre sus méritos el ser el último boxeador de su país en proclamarse campeón olímpico (Atenas 2004), fue monarca del peso supermediano (168 libras) de la Asociación Mundial (AMB) y el Consejo Mundial (CMB), y The Ring, publicación online considerada la Biblia de la disciplina, lo eligió como exponente más destacado del 2011. Ese mismo año también le concedieron el Premio Sugar Ray Robinson, otorgado por la BWAA (Asociación de Escritores de Boxeo de América) al mejor pugilista.
Barrera, por su lado, tiene a su favor ser un púgil con potencia, pegador, insaciable y que lleva tres victorias consecutivas con el uso de cloroformo para sus oponentes. Además, algo que tiene en cuenta su equipo de trabajo, sabe que Ward lleva más de 10 meses de inactividad, solo suma tres peleas en los cuatro últimos años y debutará en las 175 libras. En ocasiones, 3.18 kilogramos de más pueden ser suficientes para perder velocidad en los desplazamientos y rapidez en el golpeo. Ojo: el cubano se mantiene estático en su hábitat natural.
“Me preparo para 12 rounds difíciles, nunca me confío”, señaló el norteño en conferencia de prensa previa al cercano desafío. “Pienso que se va a cansar. Puede ver videos y escuchar lo que dice su equipo, pero la historia es diferente en el combate a 12 asaltos. Nunca ha sido mi estilo predecir qué pasará. Siempre llego preparado, pero pronosticar, jamás”, agregó Ward.
“No estamos entrenando para 12, sino para 14, 15 asaltos”, espetó el antillano como respuesta. “Muchos hablan de que Ward es uno de los mejores libra por libra, pero yo también soy bueno, quizás no tengo el mismo historial que él, pero este es mi momento, es el momento de Sullivan. Quiero hacer historia el 26 de marzo”, sentenció Barrera.
El columnista de la página digital de ESPN, Bernardo Pilatti, entiende que “la pelea parece hecha a la medida del estadounidense”, por su condición de local en el Oracle Arena de Oakland, CA, no obstante piensa que a la hora de la verdad no todo será color de rosa y la victoria para el anfitrión, de darse, puede ser más difícil de lo que muchos imaginan.
Pilatti, analista de varios deportes de combate, reconoce la calidad innegable de Ward y los privilegios que brinda pelear en casa, pero sabe que el óxido acumulado en los últimos meses por el norteamericano y las características de su rival pueden inclinar la balanza a favor del menos favorecido en las apuestas.
Esta disputa resultará para Barrera precisamente lo que indica su primer apellido, un obstáculo a superar, si su meta es, como dice, ser el mejor de la división. Algo que no será nada fácil dada la existencia de otros contendientes de pedigrí en la categoría semipesada.
Precisamente, Sullivan y Andre miran en el mismo sentido en cuanto a quién sería el próximo adversario. El triunfador del megacombate enfrentará al ruso Sergey Kovalev en busca de tres fajas mundiales de una sola jugada. Algo que, entre trebejos podría ser algo así como un jaque mate pastor al mejor estilo de los míticos ajedrecistas José Raúl Capablanca o Bobby Fischer. El primero, cubano y, el segundo, estadounidense.
Los Barthelemy siguen de rumba
Desde Las Vegas, se escucha la salsa que bailan, a buen ritmo. Los Barthelemy están en racha y las rachas se disfrutan. Esta vez, no fue el campeón mundial Rancés, si no el más pequeño de los hermanos, Leduán, quien puso en alto el nombre de la familia boxística, que integra además el retirado Yan, monarca olímpico en Atenas 2204.
El habanero Leduán Barthelemy (9-0, 5) ganó su segunda pelea en este 2016, al fulminar en el mismo primer asalto al mexicano Pedro Melo (14-13, 7). Un rival de poca monta que sufrió tanto durante los pocos segundos de la pugna, que el cubano no festejó el éxito y salió disparado hacia la esquina de su contrario para preocuparse sobre su estado de salud.
Leduán estuvo junto al azteca hasta que se lo llevaron para el hospital. Después, tranquilo en casa, manifestó en exclusiva a Oncuba que se siente súper contento de terminar sus dos últimas peleas por la vía rápida y de forma fulminante.
“Pienso que eso me abrirá las puertas este año a eventos mayores. Mi equipo de trabajo se siente seguro de cómo va mi carrera y estamos dispuestos a dar un paso más grande en el próximo combate”, nos comentó uno de los pugilistas cubanos de mayores progresos últimamente.
Hasta el momento, su idea es protagonizar una cartelera junto a su hermano Rancés, quien está a la espera de que se confirme su combate frente al norteamericano Mike Bey. Sin embargo, el monarca del orbe de las 135 libras nos comunicó que “todavía no hay nada firmado, aunque espero se haga la pelea”.
Así, los Barthelemy, sin faltar al gimnasio, hacen espacio para gozar la época que viven. Los aplausos después de cada presentación no paran y ambos forman parte de la anatomía boxística de Cuba en el profesionalismo. “No vamos a defraudar a los que nos quieren y apoyan”, no olvidó mencionar Leduán, con la buena salsa cubana en sus oídos.
felicidades para los bartelemy,sigan asi
Sullivan Barreras es un tipo que mató un chamaco en La Habana solo poruq ele tumbó a la novia, es esa la materia prima del boxeo profesional?