Escondida detrás de los pequeños resquicios que deja el III Clásico Mundial de Béisbol, saca su diminuta cabeza la Liga Nacional de Voleibol (LNV). Ya en semifinales, silenciosa, ligera y de poco monta, esta lid tendrá que guarecerse de las inminentes resacas que dejará la máxima cita de la pelota internacional.
Cuando todavía restan algunos días para que toda Cuba gire alrededor del Clásico Mundial, la repercusión de los topes previos de la selección de Víctor Mesa hace suyos todos los titulares deportivos del país. No deja ni siquiera minucias de espacios plebeyos. Es el centro de atención de todos, un sitio perfectamente idóneo para suscitar la polémica, mientras su aureola reversible aturde cuanto evento se aproxime.
En este contexto, la LNV —como la final de la Liga Superior, por ejemplo— tendrá que asimilar su papel secundario, su invisibilidad, será el postre que no está a la altura de una exclusiva cena esperada con impaciencia, fungirá como relleno noticioso o como un ajeno camarada de tren que detenidamente observa con celos, de costado, los acontecimientos de su célebre acompañante.
La Federación Cubana de Voleibol se equivocó. Debió escoger otro momento para celebrar el certamen, que si bien pasaría casi igual de inadvertido, ahora quedará totalmente bajo la enorme sombra del III Clásico Mundial de Béisbol.
Es una competencia desleal a la vista. La imagen parca de un graderío vacío contra la algarabía rítmica y metódica de un abarrotado público japonés, la calidad desmembrada en pedazos por inercia ante la calidad liada con un gran esfuerzo cada cuatro años, un innovador torneo de desarrollo nacional enfrente de rutilantes estrellas vistiendo las franelas de sus naciones.
Mi intención no es, para nada, comparar el cariz de estas dos competiciones. Sería absurdo, insensato. Solo quiero enfatizar en que la enorme envergadura de uno terminará por aniquilar la ilusión fugaz del otro.
Dos días después de que en tierras asiáticas el elenco de béisbol emprenda su andar en el Clásico, comenzarán las semifinales de la Liga Nacional de Voleibol en la Sala capitalina Kid Chocolate.
A esta fase del torneo accedieron por el occidente del país las escuadras de Capitalinos y Cienfuegos. Los primeros son el elenco que cuenta con mayor cantidad de jugadores de la selección nacional, por lo que llevan incrustado a los pechos el cartel de amplios favoritos. Arquetipo que evidenciaron al terminar la clasificación sin apenas perder un set en toda la justa.
En la zona oriental se llevaron los boletos los conjuntos de Sancti Spíritus y Santiago de Cuba. Los indómitos guiados por el capitán nacional Wilfredo León, concluyeron sin endosar una rayita negativa en su haber. Por su parte, los espirituanos, montados en los hombros del internacional Rolando Cepeda, se ganaron un puesto entre los cuatro mejores equipos del país bregando sin problemas por el oeste.
La etapa semifinal comenzará el 5 de marzo, se dirimirá en un todos contra todos a una vuelta y tendrá como novedad que cada equipo podrá adjuntar un voleibolista de los elencos que quedaron en el camino. El día 8 del propio mes se escenificarán los cruces definitivos (1-4 y 2-3).
Después de estos pleitos, los dos sextetos finalistas podrán reforzarse aun más con dos nuevos jugadores buscando mayor rendimiento cualitativo en la gran final del torneo. Y la Comisión Nacional espera también organizar un partido, ya concluido el certamen, con los jugadores más destacados de la lid.