El programa Vale 3 ha venido a decorar la sobria televisión cubana. Sin proponérselo, se ha tornado una de las mayores atracciones de la cartelera deportiva, llevando a uno a pensar, de un pellizco, si se trata en verdad de una oferta del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), o no.
Divulgador del básquet internacional, Vale 3 me hace esperarlo, cada domingo, como haciendo parte de un rito que me mantiene sentado por dos horas, sin más. Tampoco diré aquí que Vale 3 me quita el hambre… diré que me embelesa.
Aunque su guión es simple, fundado en canastas de otros lares, la mayor seducción del programa se me hace su virtud para echar a rodar el espectáculo, esto es, su sensatez de transmitir la National Basketball Asociation (NBA), impuesta en la audiencia cubana, creo yo, con suma naturalidad, a fuerza del enorme poder de la imagen y del altísimo valor de la práctica de estos jugadores.
Esto último lo sabe bien el equipo realizador de Vale 3 que, desde el debut en pantalla del espacio, solo tres emisiones han sido sobre baloncesto jugado fuera de los Estados Unidos.
Gracias a estos mismos realizadores, los fans del básquet en Cuba surrealizan con la NBA, algo que, antes que un mérito per se, una genialidad en términos de confección de la “golosina visual”, se caía de la mata, pues la belleza siempre sale por alguna esquina, por mucho que se la bloquee y en ello, como mucho, no debe verse un mérito, repito, sino mucho de normalidad.
A mi juicio, el programa ha contrastado con el resto de la programación deportiva, salvo la de fútbol. Por ejemplo, el rodaje de las circenses “jugadas de la semana” en la NBA, así como la transmisión diferida de cualquiera de los últimos partidos suscitados en dicha Liga, son, si no contundentes, un principio de mazazo sobre las casi inexplicables transmisiones de beisbol mexicano o caribeño, habida cuenta de la MLB. Pero también hay que gatear. Y los ídolos, conocidos antes solo por la publicidad, ya se muestran a través de la televisión cada domingo, sea para atacar potentemente el cesto, sea para dar un inverosímil taponazo.
Los “Increíbles”, como se les pudiera llamar a los NBA players, no dejan de fascinar. A unos seguidores que por años estuvieron amedrentados y soñolientos con la Liga Superior de Básquet (LSB), ¿cómo explicarles ahora que esto no se trata de un sueño?